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Una revolucion con Europa como pretexto

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No piensen en la idea de Europa. Piensen en Europa. Esa divinidad con la mirada amplia, como la llamaban los griegos, hoy tiene el rostro estricto de una señora que lleva zapatos de piel con dos hebillas.

No piensen en la idea de Europa. Piensen en Europa. Esa divinidad con la mirada amplia, como la llamaban los griegos, hoy tiene el rostro estricto de una señora que lleva zapatos de piel con dos hebillas. Un continente que se ha envejecido demogràficamente y viejo a nivel cultural. Se podria casi hablar de una nocion sin sentido. Mirando un planisferio, la porcion de espacio que lleva el nombre de Europa es apenas un subcontinente del gigante asiàtico.

Fragmentada politicamente por intereses, tradiciones culturales y diplomaticas, contingencias cada vez màs frecuentes y divergencias cada vez màs ocultas para ser ignoradas. No està bien claro lo que es Europa, lo que no es, ni tampoco su significado. Esto quiere decir que nuestro fenomeno es demasiado complejo, o tal vez no complejo sino que todavia no tenemos la llave de lectura. Una intuicion que pueda abrir nuestros ojos e iluminarnos explicandonos los fenomenos que piden una explicacion y que quieren entrar en la Historia.

Como soy ambicioso, y puesto que hay que serlo, como de vez en cuando me gusta pensar, les doy mi llave de lectura concientemente delirante.

No piensen en la idea de Europa. Piensen en Europa. El abanico de argumentos que enflaman las arenas politicamente relevantes de nuestro continente rcoje razonamientos, reivindicaciones, intereses y valores de un pasado che no pasa. Es como si todos volviesen a construir una memoria colectiva de nuestro continente. La memoria de una colectividad es un elemento imprescindible para comprender sus valores, pero sobre todo las pulsiones que dominan, en los momentos determinantes, el comportamiento de sus individuos. Nuestras pulsiones sono como un instinto, una tension silenciosa en el placer o la muerte y la memoria es el terreno en donde se cultivan.

No digo nada de extraordinario si sostengo que la fuente de la memoria colectiva de la que hablo, el elemento clave de nuestra historia, que ha tranformado radicalmente le vida privada de todos los "europeos", enflamando sus animos, implicandolos alma y cuerpo, sus pulsiones y entrando en sus memorias es la Segunda Guerra Mundial. Un evento che ha logrado borrar una parte del pasado, creando nuevas prioridades, nuevas preguntas, poniendo de relieve nuevos problemas. Este clivage de la historia de los paises europeos constituyo una revolucon politica, transtorno las agendas de las asambleas parlamentare, creo nuevas celebridades entre los autores y en los nuevas corrientes intelectuales, encerrando a otros en los libros de Historia, y embalsamando asi eldebate cultural, atribuyendo etiquetas a la derecha y la izquierda. No es un caso si hoy , es facil llamar a alguien comunista o fascista para discreditarlo, basandose sobre las mismas pulsiones y repulsiones de la politica de los años 50. De hecho el Big Bang de la seginda guerra mundial tambien se fotografio a si mismo, impidiendo el desarrollo de nuevas teorias de busqueda, clasificando de marginales los nuevos problemas, las nuevas prioridades, las nuevas exigencias que el pasar del tiempo y la evolucion le han planteado. Las componentes clasicas de las culturas europeas lograron presentar a sus problrmeas como si fueran unicos, sus odg como los unicos odg, sus soluciones como las unicas soluciones posibles

Asistimos a la implosìon de las nuevas prioridades con la apatìa de un conductor de trenes: el cuadro geopolìtico ha cambiado de manera radical desde hace por lo menos diez años, nuevos actores, y nuevas dinàmicas dominan la economìa, sin que la ciencia econòmica tome su estudio en serio, une creciente mobilidad social y migratoria cambia el tejido de nbuestras màs o menos opulentas sociedades post-industriales, los lìmites de la bùsqueda se amplìan desmesuradamente, y no quiero hablar del tema excesivamente frecuente de la "GLOBALIZACION", nuevo mito y panacea del que quiere darse un tono.

El espectàculo por el que se cobra y en el cual somos los interpretes, nos presente siempre el mismo manuscrito :viejas respuestas a nuevos problemas, viejas interpretaciones para nuevos fenòmenos, viejo aparato teològico-ideològicoy tambien una vieja comunicaciòn.

No es difìcil contar el numero de abstencionistas, el nùmero de los que sienten que la poìtica es un universo lejano, sìntomas de un mundo que cambia, pero pròlogo de la implosiòn de las viejas categorias y de los viejos paradigmas de policy making.

El comienzo del final se llama el dèbil appeal de la polìtica, ùn deseo de alejarse de ella que muestran los jòvenes, vaciamiento de los poderes tradicionales y afirmaciòn de nuevos centros de decisiòn a los cuales les falta cada vez màs una legitimaciòn democràtica. Enfin, todavìa toca escribir una afirmaciòn del pensamiento ùnico, sumisiòn de cada pulsiòn a la cruda realidad de cada dìa, razonalizaciòn de cada energìa para llegar a un final pre-establecido o pre-empacado.

El final feliz que yo sueño es la liberalizaciòn de nuestras energìas, el Renacimiento delirante y post-moderno de la cultura europea, y la reafirmaciòn informal y concreta de nuestros derechos y de nuestras prerrogativas, es la pulsiòn, se llama revoluciòn cultural.

Translated from Una rivoluzione con la scusa dell'Europa