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Turquía: érase una vez el alevismo

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Default profile picture Ivan Garcia Safont

Sociedad

Dos millones de alevís viven ya en Europa, en el seno de una comunidad que ha tenido algo que decir en las revueltas populares que han agitado Turquía en el último mes de mayo. Sobre todo, según el portavoz de la FUAF (Federación Unión de los Alevís en Francia) Oznan Keceli, el movimiento religioso podría construir un puente sobre Europa. 

Fue entre Mesopotámia y Anatolia, allá por el año 1000, donde nació el Alevismo. Esta región, situada en una encrucijada cultural, problamemente haya contribuido a desarrollar el carácter sincrético del Alevismo. Sin embargo, no fue hasta los siglos XIV, XV y XVI cuando este movimiento religioso levantó el vuelo, en Anatolia. En este mismo periodo, los turcos se establecieron en la región y fundaron el Imperio Otomano. La convivencia entre los otomanos sunitas, deseosos de alcanzar y estabilizar su nuevo imperio, y las minorías religiosas fue difícil, particularmente con los alevís.

AlEvÍS en apuros

Es cierto que estos últimos practican una espiritualidad que puede herir la sensibilidad de más de un monoteísta, sobre todo de aquellos más dogmáticos. La libertad de conciencia que cultivan les invita, por ejemplo, a considerar el Corán como un libro santo entre otros, a leer de manera crítica. Su autor es considerado como una "guía de la modernidad", más que como un profeta. Para Ozan Keceli de la FUAF, el Alevismo ha promovido el humanismo mucho antes de la Europa moderna: "el Alevismo se parece a una vía de realización personal y promueve sus valores: el universalismo y el libre albedrío. Los alevís no creen en la intervención de una tercera fuerza en nuestras vidas". Mas allá de  la espiritualidad que promueve la responsabilidad individual, los alevís insisten en su amor por las artes. Y eso lo manifiesta un corpus rico en poesías esotéricas y su pasión por el saz, instrumento musical conocido como el "Corán con cuerdas".

Después del fin del Imperio Otomano en 1923, numerosos alevís respaldaron la nueva República y a su líder, Mustapha Kemal. Muchos vieron en el carácter laico del nuevo régimen la esperanza de una apertura a la modernidad. Pero sus esperanzas rápidamente se desvanecieron. A diferencia de griegos, judíos o armenios, los alevís no acordaron ningún estatuto. En los años 20 y 30 tuvieron lugar un gran número de matanzas alevís, seguidas de numerosos exilios. En junio de 1993, treinta y tres artistas e intelectuales alevís o cercanos a estos murieron en el incendio provocado de un hotel. Algunos culparon a los islamistas. Otros, a grupúsculos nacionalistas protegidos por el estado turco. 

Un diálogo constructivo entre Turquía y Europa

En los años 2000, la llegada al poder del AKP, partido de la justicia y el desarrollo en Turquía, y el abandono de una parte de la herencia kemalista no mejoran la situación. Para Ozan Keceli, "este partido desea mantener el poder dividiendo el país". Tras haber fustigado durante mucho tiempo a la minoría aleví, el AKP habría hecho, según él, muestra de una nueva estrategia: este partido habría intentado reducir la cultura aleví a un folklore ligado al sunismo. Algunos liberales turcos opuestos al AKP ven a los alevís como "protestantes del Islam" capaces de modernizar Turquía. De todas formas, ellos rechazan ese calificativo, pues no sienten que les toque sólo a ellos hacer evolucionar la sociedad turca.

Motivados por la incomodidad de su situación, numerosos alevís han elegido emigrar a Europa durante las últimas décadas. Muchos se han integrado muy bien. Para Ozan Keceli "en Turquía hace falta esa convivialidad característica de Francia, que podría resultar una fuente de inspiración". Esta voluntad de defender el bien común ha incitado notablemente a muchos alevís a participar en la vida política de sus nuevos países de acogida.

La comunidad aleví no está menos ligada a su país de origen. "Entre el 50 y el 80% de nuestras familias siguen viviendo allí", resalta Ozan Keceli. Algunas voces sostienen que estos alevís pueden facilitar el diálogo entra la Unión Europea y Turquía. Así, en las manifestaciones del pasado mayo, algunos eurodiputados han consultado a los representantes de la comunidad aleví sobre los acontecimientos que estaban ocurriendo. "Si deseamos desde este momento organizarnos políticamente, no es para defender nuestros interés particulares. La cultura aleví no está a favor del lobbying. Sin embargo, queremos desarrollar una "diplomacia asociativa" con tal de hacernos oír en la palestra pública y mantener un diálogo constructivo entre Europa y Turquía".

COntra el islam dogmático

En Francia, algunos municipios proponen incluso a los alevís hacer el papel de intermediarios entre las autoridades y algunas comunidades cuya integración pueda ser más difícil, como la los Kurdos originarios del este de Turquía. Para Ozan Keceli, tal responsabilidad es difícil de asumir: los alevís no se sienten cercanos a lo que él llama "el islam aldeano" de algunas comunidades, el islam dogmatico empobrecido en el cual "una buena acción se parece a una inversión mecánica destinada a acercarnos al paraíso".

Si en Turquía los alevís fueron objeto de discriminación, en Europa también levantan esperanzas que pueden ser infundadas. Por su historia y sus valores, ellos no son los vectores potenciales de un diálogo entre Turquía y la Unión Europea. Por encima de todo, la mediatización de su comunidad permite romper la imagen de un islam monolítico. Los alevís, por su presencia y sus luchas, recuerdan que el mundo musulmán, lejos de la pobre imagen que puedan dar los medios occidentales, ha sido antes que nada la matriz de culturas y espiritualidades ricas y variadas y de culturas de las que, puede ser, empecemos a percibir la modernidad.

Translated from Turquie : il était une fois l'alévisme