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[spa] Carmen, la experta del stand-up

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José Luis Mendoza

Cuatro años después de su llegada a Berlín, Carmen, la joven libanesa, se impone sobre la escena del stand-up berlinés. Vuelta a las tribulaciones de esta ingeniera de la risa.

Carmen es una joven ingeniera libanesa de 26 años que vive en Berlín desde hace cuatro años. Realiza sus actuaciones cómicas para La Ménagerie, una plataforma francófona de teatro en Berlín. Se dedica sobre todo a organizar mensualmente sesiones de stand-up comedy en Vétomat, un pequeño bar de socios del barrio berlinés de Friedrichshain. La sala está siempre a reventar. He aquí un cuestionario sobre este fenómeno.

Café Babel: ¿Cómo pasaste del teatro al stand-up?

Carmen: Una amiga del teatro hacía una representación burlesca en un show de stand-up comedy amateur. La acompañé para apoyarla y porque tenía curiosidad. Era la primera vez que asistía a este tipo de espectáculo en inglés y me gustó. Entonces empecé a seguir a los cómicos en Facebook para asistir a sus espectáculos. Tras esto, no sé por qué pero sentí que yo también era capaz de subir al escenario y contar chistes. Me puse a escribir y a leer libros acerca del stand-up. Suele pasarme que cuando me gusta algo me obsesiono con ello hasta que lo consigo. Subí al escenario por primera vez en 2012, en el Lagari. Organizan una sesión de micros abiertos (escenario abierto al público, N. del T.) todos los domingos. Un día, el organizador me envió un mensaje: “¿te interesaría hacer un spot de 5 minutos la semana que viene?” Me dije “¡Guau, está ocurriendo de verdad!” Invité a la gente del teatro y vinieron todos. La primera vez estuvo genial porque todos mis amigos se rieron (risas).

¿Qué es el stand-up comedy? ¿Qué es lo que más te gusta de esta disciplina?

Podríamos decir que es un “monólogo cómico”. Un cómico se sube al escenario y se dirige directamente al público durante un periodo que va desde un minuto hasta una hora. La actuación consiste en contar historias de humor, chistes cortos, o lo que se conoce como “one-liners”. Algunos humoristas recurren a accesorios o a la música. Se suele actuar en clubs de comedia, en bares, en teatros, etc. Me gusta el hecho de que el stand-up sea honesto. Pones mucho de tu parte, expresas tus opiniones sobre el escenario, y además haces reír. Creo que hay que tener bastante valor para hacer que la gente se ría de sus propias experiencias o de sí mismos. Estoy expuesta sobre el escenario: si el público no se ríe, mal asunto; y si se ríe, ¡entonces me pongo muy contenta!

¿Cómo pasaste del escenario a la organización?

Al principio era autodidacta y no conocía a los cómicos famosos de stand-up, si bien los cómicos berlineses de stand-up suelen estar obsesionados con las estrellas del stand-up. Cuando nos encontrábamos solían hacer referencias y yo no me enteraba de nada. Así que en 2013 aumenté mis conocimientos, vi vídeos en YouTube y me apunté a un taller en Nueva York, donde participé en sesiones de micros abiertos. Era horrible: los cómicos solo tenían dos minutos para actuar y el público lo componían 50 cómicos que esperaban su turno. Durante la formación nos dijeron que era importante organizarse los shows para dejar sitio a los compañeros. Y cuando volví a los Estados Unidos en septiembre de 2013monté mi show Deuglish en el Vétomat, un bar regentado por un colectivo en Friedrichshain. La gente del Vétomat me apoyó mucho. Después organicé un show en Teepeeland, un campo de tipis al borde del río Spree con un garaje para barcos a modo de sala de espectáculos. Descubrí este sitio gracias a Oliver Charles Gurr, un inglés que vino una vez a Deuglish. Me encantó el sitio, es un mundo escondido en otro mundo, y pensé que tenía que hacer algo porque a los berlineses les encantaría. Y desde mayo de 2014 organizamos espectáculos con Alex Upatov y Oliver. Estoy muy unida a estos sitios. En el Vétomat las personas trabajan voluntarias de las 17 h hasta las 3 h de la mañana, ¡es agotador! ¿Por qué lo hacen? ¿Para qué? Para reírse durante dos horas y para dar la oportunidad a la gente de subir al escenario.  En Teepeeland ocurre lo mismo, solo que Oliver tiene que encender un fuego porque el espectáculo se desarrolla en un garaje para barcos. Das ist wertyoll! (¡Es precioso!, N. del T.)

¿Qué prefieres: actuar u organizar?

Son cosas diferentes. Como cómica, tras cada actuación realizas tu autocrítica. Ahora actúo cada vez más, dos o tres veces por semana. Está bien y me anima a llegar más lejos, por ejemplo a actuar yo sola durante 30 minutos. Antes me lo tomaba muy en serio: “¿Hay que hacerles reír!”. Tras las duras experiencias de Nueva York y del Fringe Festival en Edimburgo, me dije: “Si no te diviertes en el escenario, ¡mejor no subas!”. Por otra parte, organizar es también apasionante. Cada vez que llego al Vétomat les digo que no va a venir nadie esa noche. Al final sí que vienen pero está bien no aburrirse. Es como un bebé al quieres hacer que nazca. Me lo tomo muy en serio cuando sale a flote mi lado de ingeniera. Tengo una lista para de turnos para que no sean siempre los mismos cómicos los que suben al escenario. Conozco a casi todos los cómicos a los que contrato, que actúan en inglés, porque voy a sus actuaciones o porque los seguía desde el principio. En el caso de los que no conozco debo ver al menos sus vídeos o que alguien me los recomiende. 

Para ver a Carmen sobre el escenario, visite www.comedyinenglish.de o sígala en su cuenta de facebook.

Translated from Carmen, la pro du stand-up : "Berlin m'a rendue plus communiste !"