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SINGA: dejar a los refugiados sentirse como en casa

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Miles de refugiados desembarcan en Europa. Tras su ubicación en centros de acogida, comienza para ellos un largo camino sin trabajo ni vivienda. La asociación francesa SINGA ha puesto en marcha recientemente el proyecto CALM (iniciales de Comme à la maison), que pone en contacto a "anfitriones" y refugiados. Cafébabel ha entrevistado a Guillaume Capelle, uno de los directores de la asociación.

Cafébabel: ¿Qué es SINGA? 

Guillaume Capelle: SINGA es un movimiento ciudadano que se creó en el 2012. La idea es poner en contacto a los refugiados y a la sociedad de acogida en torno a una pasión y a unos proyectos comunes. La gente se reúne en base a unos intereses comunes durante eventos a lo largo de todo el año. También haremos parejas para que la gente aprenda la lengua local, comprendan mejor la situación sociocultural o creen proyectos. En este momento somos Nathanael Molle, Alice Barbe y yo quienes defienden una visión de conjunto. En total, ocho personas se ocupan de SINGA, y nos hace enormemente felices que se nos unan voluntarios.

Cafébabel: ¿Cómo se les ocurrió la idea de fundar SINGA? 

Guillaume Capelle: Nathanael y yo habíamos regresado de otras experiencias en el extranjero. Yo estaba en Australia y él en Marruecos. Pudimos constatar que los refugiados solo tenían trato con personas locales a las que pagaban por facilitarles algo. Es decir, conocían a alguien en el centro que podía ayudarles a encontrar un curro y a alguien de otro centro para encontrar una vivienda. En cambio, no había un espacio apropiado donde poder hacer nuevos amigos. Así pues, hemos comenzado a construir nuestros propios espacios para que la gente pueda entrar en contacto. En el plano profesional, estamos convencidos de que el asilo es una verdadera fuente de innovación para las sociedades a las que estas personas llegan.

Cafébabel: ¿Cómo se organiza SINGA?

Guillaume Capelle: Es una organización sin ánimo de lucro que está en expansión. Actualmente, mucha gente está desarrollando proyectos dentro de SINGA. De hecho, hemos dado origen a diferentes estructuras y contenidos de empresas sociales. Estamos, por ejemplo, desarrollando un proyecto de espacio de co-working para proyectos internacionales e interculturales. Esto tomará realmente la forma de una sociedad anónima, de una SAS (sociedad por acciones simplificada).

Cafébabel: ¿Qué proyectos desarrolla SINGA para los refugiados? ¿Cómo se integran en la asociación?

Guillaume Capelle: SINGA no es un proyecto para los refugiados. Es un proyecto de sociedad. No queremos que se nos considere una organización dedicada a la caridad o a la asistencia. Nuestra propuesta, más bien, está abierta a todos. Si hacemos yoga, todo el mundo está invitado. Después la gente volverá a encontrarse, lo que favorecerá la integración. Pero, en principio, esto no es un programa de integración. Organizamos también muchas cursos para las personas que quieren aprender el francés. Y estas personas se integran con los estudiantes franceses. Pasarán una hora y media a la semana intercambiando impresiones para aprender mejor, por ejemplo, el vocabulario. Esto se lleva a cabo siempre en parejas. En resumen, el resultado es una comunidad que puede proponer cosas que también pueden provenir de los refugiados. 

Cafébabel: El gran medio de integración es el trabajo. ¿Ofrecen ayuda en el plano profesional?

Guillaume Capelle: Sí, ofrecemos todo un programa de acompañamiento dirigido a la inserción laboral. Trataremos de encontrar, dentro de la comunidad SINGA, gente que pueda asesorar sobre la elaboración de un CV o una carta de motivación, pero ya hay otros profesionales dispuestos a facilitar contactos o dar a conocer el sistema laboral francés. En general, se trata de proyectos con un gran potencial de impacto territorial o social llevados desarrollados por empresarios. De momento, en Île-de-France [región de París], el funcionamiento es muy simple: se nos proponen proyectos y nosotros le damos el visto bueno. 

Cafébabel: Cada vez son más los refugiados que no encuentran un techo. Acaban de lanzar el proyecto CALM (Comme à la maison, "Como en casa"), que tiene como objetivo proporcionarles uno. ¿Cómo y cuándo surgió la idea de CALM?

Guillaume Capelle: En 2013, se realizó un estudio internacional en 15 países sobre el uso de las nuevas tecnologías de información y de comunicación por parte de los refugiados. De hecho, detectamos muchísimas iniciativas. En Australia, una iniciativa pone en contacto a estudiantes extranjeros con familias de acogida y, en 2012, amplió su programa a los demandantes de asilo político. Los resultados son increíbles. La gente construye una red privada y profesional mucho más rápido de lo normal. En eso nos hemos inspirado para montar un proyecto similar en Francia. En enero de este año (2015) se organizó un evento, dirigido a programadores, sobre el asilo en Francia y CALM participaba en los ocho proyectos presentados. CALM ganó el premio del jurado.

Cafébabel: CALM pone en contacto a los que buscan un alojamiento con "alojadores". ¿Cómo interactúan entre ellos?

Guillaume Capelle: La gente que busca un alojamiento y los "acogedores" responden a un cuestionario con el fin de registrar la zona geográfica, sus hábitos alimentarios, sus áreas de interés personal... para que, al final, un algoritmo pueda poner en contacto a la gente automáticamente.

Cafébabel: ¿Cuántos "alojadores" se han inscrito en CALM?

El programa comenzó a funcionar hace dos semanas y ya hemos puesto en contacto a casi 60 personas. Los "acogedores" pueden ser familias, personas solteras o coinquilinos. La gente quería que se pusiese en contacto enseguida a 5000 personas, pero queremos hacer las cosas bien ofreciendo alojamientos de calidad. Los perfiles de los 7ooo inscritos para ofrecer alojamiento son muy diferentes. Hay personas que ofrecen su casa de vacaciones, gente que ofrece sus pisos parisinos o gente que ofrece una granja en Córcega. No tenemos tiempo para visitar todos los alojamientos ofrecidos, pero pedimos que manden fotos. Actuamos ofreciendo una formación gratuita de tres horas y luego organizamos un primer encuentro para ver si la gente va con buenas intenciones.

Cafébabel: ¿Puede dar un número aproximado de demandantes de alojamiento? ¿Pueden atender a todos?

Guillaume Capelle: Trabajamos mucho con los centros de acogida para demandantes de asilo en los que muchos refugiados estatutarios no llegan a encontrar alojamiento. Son varios los miles de personas que permanecen ahí durante meses. Es difícil dar una cifra exacta porque no hay una estadística y, sobre todo, porque no hay nadie que se dedique a elaborar una lista con las personas sin alojamiento. Nos encontramos también con gente que vive en casa de amigos desde hace seis meses, durmiendo en un sofá. En Francia, tenemos  14 500 refugiados estatutarios para 1000 plazas, temporales, en centros de acogida. 

Cafébabel: ¿Qué prevé para el futuro? ¿Cómo desarrollar y mejorar CALM?

Guillaume Capelle: Vamos a poner en marcha una plataforma digital al estilo de Couchsurfing. Esperamos que empiece a funcionar de aquí al mes de diciembre. Una empresa nos ha propuesto hacerlo de forma gratuita. 

Cafébabel: ¿Cuáles son los principales obstáculos para su futura expansión?

Guillaume Capelle: Por el momento, la cosa va bien. Lo que es difícil de gestionar son nuestras ganas de hacerlo bien y de tomarnos nuestro tiempo. Estamos muy solicitados en Francia. Muchas personas se sienten presionadas y es comprensible teniendo en cuenta la situación de emergencia. Tenemos más bien una visión a largo plazo, no queremos actuar movidos solamente por la compasión. Deseamos que, en un plazo de 10 o 15 años, la visión que la sociedad tenga de los refugiados sea completamente diferente. Todo eso lleva tiempo. En las próximas semanas, vamos a hacer que el programa pueda funcionar en todo el territorio. Comenzaremos por Lyon, Nantes, Lille y Montpellier.

Cafébabel: ¿Cree que los políticos hacen lo suficiente para acoger y ayudar a los refugiados? 

Guillaume Capelle: SINGA no tiene ningún mensaje político. En nuestro nivel, pensamos que nuestra sociedad puede mejorarse. Es una decisión política decir si tenemos la capacidad o no de acoger más personas. Podemos ver que hay 4 millones de individuos que se desplazan y que hay países como el Líbano que acogen a un millón de personas. En Francia tenemos 24 000 personas refugiadas. En comparación, evidentemente es muy poco. Pero lo que nos interesa, es conseguir que la gente que llega aquí pueda tener la oportunidad de comenzar una nueva vida.

Translated from SINGA : laisser les réfugiés se sentir comme à la maison