Participate Translate Blank profile picture
Image for Sexismo: el cine alemán lo ha entendido todo

Sexismo: el cine alemán lo ha entendido todo

Published on

Translation by:

Laura Garrido

CreativeCreative Impact

La pasada edición de la Berlinale puso sobre la mesa un debate muy extendido: la presencia de mujeres en el mundo cinematográfico no es paritaria. Repasamos algunas de las formas en las que este año el #MeToo se ha convertido en el principal protagonista del séptimo arte alemán. 

Es mediodía en Berlín. En el Teatro Tipi am Kanzleramt, el público, sentado en mesas pequeñas, escucha las declaraciones de la ministra federal de Asuntos Familiares, Mujeres y Juventud, Katarina Barley, del partido socialdemócrata (SPD). "Notamos algo diferente este año", dice Barley. No se refiere al Tipi, sino a la Berlinale, celebrada del 15 al 25 de febrero. Explica sus palabras durante una mesa redonda sobre el acoso sexual en el mundo del cine y del teatro, que se ha desarrollado en el marco de la manifestación Kultur will Wandel ("La cultura exige el cambio"). Berlín no es Hollywood, pero el movimiento #MeToo —esa etiqueta que ha inundado las redes sociales de todo el mundo— ha alcanzado también al cine germano. Muchas mujeres expusieron sus quejas sobre el famoso cineasta Dieter Wedel por acoso y violencia sexual en el semanario ZEIT Magazin y en el diario Die ZEIT. Una vez más, las estructuras de poder y sus abusos en el medio cinematográfico saltan de nuevo a la palestra.

Para Dieter Kosslick —director de la Berlinale— y su equipo, no quedaba más remedio que reflexionar sobre la temática del festival siguiendo la estela del #MeToo. "Debatimos a lo largo de muchas reuniones sobre la diversidad, la inclusión y la igualdad de sexos dentro de la industria cinematográfica. No solo deseamos que el festival refleje la evolución de la sociedad, también queremos que sea un lugar de reflexión y de debate donde se traten este tipo de cuestiones", subraya Kosslick. La noticia está clara: la obra de los cineastas culpados de acoso o violencia sexual dentro del movimiento #MeToo no debe proyectarse. Sin embargo, Kosslick ha hecho caso omiso a sus ideas: aunque el director surcoreano Kim Ki-duk fue acusado de violencia sexual por una actriz de su mismo país, este ha podido presentar su película Human, Space, Time and Human dentro de la sección Panorama. La dirección del festival estaba al corriente de estas acusaciones. Según Kosslick, proyectar la cinta era una "decisión consciente por parte de la institución", lo que permite discutir acerca de la "separación entre la obra y el artista". 

Nada más y nada menos que un cambio cultural

La rama alemana del cine y la televisión pidió que se instalaran medios contra los abusos de poder y la violencia sexual al inicio de la Berlinale. Detrás de esta decisión, se encuentran doce instancias o federaciones profesionales que apelan a las cadenas televisivas para que participen en la financiación de esta lucha. La iniciativa Pro Quote Film, de reciente creación, también busca obtener apoyo. Desde 2014, las cineastas, unidas bajo el nombre Pro Quote Regie, pelean por una mayor igualdad en el sector. Además, se han abierto a otras profesiones, como el montaje o el vestuario, que también se han unido a la causa. El objetivo de Pro Quote Film es ambicioso: la iniciativa quiere provocar nada más y nada menos que un cambio cultural. Se trata de una necesidad pues las mujeres tienen muy poca presencia en Alemania. En 2016, solo el 22 % de los filmes fueron realizados por mujeres, y solo se les asignaron el 8,8 % de las subvenciones provenientes de los Fondos Alemanes de Fomento a la Filmografía. 

No obstante, para ese cambio cultural, no solo hace falta que haya una paridad justa entre géneros, sino que también se necesita reducir la cantidad de representaciones estereotipadas de la mujer en pantalla. Con el fin de mostrar en qué punto se encuentra la imagen femenina en la industria audiovisual, Pro Quote Film realizó un estudio que da escalofríos: el 67 % de los personajes principales, ya sea en la televisión o en el cine, son masculinos. Pese a que aparecen mujeres, estas suelen ser simples amigas, compañeras de trabajo o parejas sentimentales. Hombres y mujeres se muestran de manera equitativa hasta cumplidos, más o menos, los treinta y cinco. Sin embargo, una vez se supera esta edad, ellas tienden a desaparecer cada vez más. A partir de los cincuenta, solo queda una mujer por cada tres varones que vemos en pantalla. Para los medios de comunicación, son ellos los que explican el mundo; los expertos son hombres en su mayoría, los presentadores y los periodistas también. En resumen, vivimos en un mundo machista.

Las perspectivas masculinas

Sobre el escenario del Tipi, la política Barley ha dado paso a la celebración de una mesa redonda. La actriz y miembro de Pro Quote, Jasmin Tabatabai, afirma que "la mujer debe luchar". Debe pelear por una paridad justa entre sexos dentro del cine y la televisión, medios que deberían permitir que la representación estereotipada de la mujer evolucionara a largo plazo. Barbara Rohm, directora de Pro Quote Film, matiza que el punto de vista narrativo es en general masculino y que las mujeres están de acuerdo con "solo algunas perspectivas". Los representantes de la ZDF y de la Saarländische Rundfunk (SR) presentes en el acto dicen estar abiertos a debatir y a aprender; incluso si, mientras tanto, el administrador de la SR, Thomas Kleist, ha calificado con poco acierto de "debate sexual" al movimiento #MeToo. Esto nos hace dudar de que entienda de qué va en realidad todo esto. 

Podría, quizás, pedir algún consejo sobre #MeToo a Sebastian Schipper. El actor y cineasta, conocido en toda Europa por su éxito Victoria (2005), concedió una entrevista al margen de la Berlinale en la que declaraba: "Tomo la palabra para dirigirme exclusivamente a los hombres, ya que creo que el primer paso importante para nosotros ahora es escuchar antes de lanzarnos sin pensar sobre el tema del acoso". Los hombres deberían aprender que "este mundo lo organizamos en su mayoría nosotros. Es ese privilegio inverosímil el que nos ha arrastrado hasta aquí […]”. 

Yo no soy tu muñeca

Los hombres tienen el privilegio de que no los juzguen constantemente por su aspecto y su vestimenta. Pueden hablar de sus proyectos sobre la alfombra roja mientras que las mujeres deben responder siempre a las mismas preguntas: "Y usted, ¿qué marca lleva puesta?". La actriz y guionista Anna Brüggemann (oso de plata en 2014 por el guion de Camino de la cruz) no lo aguanta más. Con su campaña Nobody’s Doll (en español, Muñeca de nadie), espera que las mujeres puedan vestir lo que les dé la gana sobre la alfombra. ¿Por qué deben llevar siempre tacones de vértigo? ¿Por qué siempre tienen que lucir vestidos de alta costura? Brüggemann no les aconseja cómo deben vestir, "al contrario", la decisión es suya: "No hago una llamada a la penitencia. Hago una llamada a las mujeres para que pongan en relieve su propia belleza y que no se sometan a las presiones reales o imaginarias". Pese a todo, la alfombra "negra" no ha sido la protagonista durante la inauguración de la Berlinale; menos hombres y mujeres decidieron vestir de negro en señal de protesta, como sí sucedió en los Globos de Oro y los BAFTA. 

¿Qué quedará entonces de la Berlinale 2018, un festival que debía, ante todo, abordar la temática  del #MeToo, los abusos de poder y la discriminación? A la vista está que se ha tomado su misión en serio dando presencia y atención al debate. Somos conscientes de que hay un problema, pero no basta: las mujeres de la industria están hartas de esperar el cambio. Prefieren tomar las riendas, unirse, hacer ruido y afianzar su presencia. Está claro que la Berlinale debe ser más activa, ya que de las veinticuatro cintas que este año han competido en el festival, solo cuatro llevan firma de mujer. No ha habido revolución ninguna. No obstante, el jurado del festival, bajo la dirección del cineasta Tom Tykwer, sí es paritario y las películas en liza ofrecían un panorama multicolor por sus interesantes personajes femeninos. 

No, Berlín no es Hollywood. Tampoco es Cannes, oVenecia. Sin embargo, este festival tiene de qué enorgullecerse al referirse a movimientos como el #MeToo.

Translated from Nobody's Doll - MeToo zu Gast auf der Berlinale