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Revueltas de Londres: Los alborotadores sin mensaje político de Europa

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Translation by:

Alba Rosales

SociedadPolítica

Relacionar a los alborotadores londinenses con los manifestantes griegos o sirios es, simplemente, ofensivo. Los cuatro días durante los que los londinenses se movilizaron no son equiparables a los meses de agitación de carácter social, político y económico que se han estado llevando a cabo en toda Europa y el mundo árabe.

Comparar los sucesos de Londres 2011 con los de París 2005 sería algo más acertado, pero ni siquiera alcanzan ese nivel.

Parece que el mundo está ya insensibilizado a los tumultos acontecidos en ocho meses de Primavera Árabe. Incluso la reacción de cara a las protestas por las medidas de austeridad europeas del año pasado carecen ya de importancia. Apáticos, los lectores leen por encima las páginas que describen las masacres de Siria y Yemen casi tan rápido como lo hacen con las noticias sobre las huelgas y protestas en Grecia. Sin embargo, han bastado cuatro días de huelgas en Londres para dejarlos atónitos a todos. Atónitos, no por las protestas, sino por la rapidez con la que una de las capitales más ricas y libres del mundo se ha sumido en el caos. “London calling”, coreaban y parece que el mensaje fue recibido: esto no afecta ya sólo a los PIGS ( “Cerdos”, en inglés), acrónimo peyorativo que hace referencia a Portugal, Italia, Grecia y España.

Y la batalla cesó

El mensaje se malinterpretó. El proyecto del euro se encuentra bajo amenaza y ni la economía alemana parece ser capaz de salvarlo. La agitación en Grecia ha resurgido y, al otro lado del Atlántico, han empezado a ocupar Wall Street. Los españoles prevén que el nuevo gobierno será tan inútil -como el socialista- y el nuevo plan de austeridad de Italia irrumpirá pronto en casa. En medio de todo esto, la juventud británica encapuchada permanece en silencio.

El detonante que hizo estallar a Londres fue la brutalidad policial, mejor entendida por sus homólogos árabes que por sus hermanos europeos. Tras un año durante el que personas de todo el mundo han tenido el coraje de defender sus derechos, surge el debate acerca de cómo una protesta fundamentada se convierte en anarquía. Realmente, ¿pueden relacionarse las revueltas de Londres con las apelaciones árabes a una reforma de las políticas o el desdén paneuropeo por los recortes económicos? Cuando existen dos tipos de malestar en el mundo, como sucede ahora, es fácil atribuir más sucesos diferentes a la misma causa. Los altercados, saqueos y el vandalismo que se dieron en Londres entre el 6 y el 10 de agosto no se produjeron en repuesta a recortes en iniciativas sociales. Aún así, suscitó acusaciones contra el gobierno por privar de sus derechos a la llamada “Juventud salvaje”.

Y el trigo no crece

¿No ha sido demasiado fácil echarle la culpa de los disturbios a los recortes económicos? Los alborotadores no necesitan el beneficio de nuestra duda: muchos ya reciben suficiente en forma de subvenciones del gobierno. “Sólo me estoy embolsando mis impuestos”, respondió tranquilamente un saqueador. La conclusión que sacaron muchos jóvenes, incluidos jóvenes de otras etnias y clases “bajas”, es que las revueltas fueron una simple excusa para la delincuencia oportunista. Muchos de ellos sintieron que, al revelar esta opinión, estaban adoptando una opinión indeseablemente cercana a la derecha. Pero esto no cambia los hechos. Relacionar a los alborotadores londinenses con los manifestantes griegos o sirios es, simplemente, ofensivo. Los cuatro días durante los que los londinenses se movilizaron no son equiparables a los meses de agitación de carácter social, político y económico que se han estado llevando a cabo en toda Europa y el mundo árabe. Comparar los sucesos de Londres 2011 con los de París 2005 sería algo más acertado, pero ni siquiera alcanzan ese nivel.

No cabe duda de que los recortes en las iniciativas sociales, las faltas a las promesas de homogeneidad de clases en la educación y los crecientes impuestos han hecho enfurecer a la juventud británica. Son problemas que requieren mayor atención mediática y acción. El número de beneficiarios desempleados, de los que la mitad son menores de 25, ha alcanzado los 37.100 este verano. Y no porque la juventud sea salvaje. De hecho, todas las cifras de desempleo de la juventud europea son reveladoras: en Reino Unido, Irlanda, Francia, España, Portugal, Italia y Grecia, 20-45% de la población desempleada se encuentra entre los 16-24 años de edad. El hecho de que los mismos datos en Holanda, Alemania, Austria y los Países Bálticos tengan cifras de un solo dígito explica, de alguna manera, la distribución del malestar social europeo de este año. Pero mientras que la juventud británica se aburría de su famosa protesta tras unos días, los griegos siguen con fuerza en la calle y muchos más se les unirán este invierno. Los británicos harían bien en estar entre ellos, pero si la floja juventud británica se levanta otra vez para robar televisores y deportivas para “reembolsarse sus impuestos”, me comeré el sombrero.

Foto: portada (cc)   sm3287/ Flickr/ gfxtown.com

Translated from Riots: Britain's boring thugs and Europe's burning thread