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Quemado por el sol 2, de Nikita Mikhalkov

Published on

Sevilla

Confusa, pretenciosa, deslavazada, por momentos esperpéntica, a veces tierna, mal interpretada y en suma, fallida superproducción del director Nikita Mikhalkov. Ficha Técnica: Año 2010 Dirección: Nikita Mikhalkov Guión: Rustam Ibragimbekov, Nikita Mikhalkov, Vladimir Moiseyenko, Aleksandr Novototsky Sinopsis: Año 1941.

Ha pasado un lustro desde que el destino del general Kotov y su familia cambiaran de forma irreversible. Continuación de "Quemado por el Sol" (Burnt by the Sun, 1994). Esta secuela es la producción más cara de la historia del cine ruso.

La producción más cara de la historia del cine ruso, secuela de Quemados por el Sol, ni siquiera tiene la deferencia con el espectador de ceñirse a un metraje acorde con su calidad. Tres horas de planos grandilocuentes, de diálogos confusos, de sobreactuaciones, de situaciones esperpénticas, agotan la paciencia del más pintado, por más que la cinta consiga a veces despertar cierta ternura en dosis muy parecidas a las que podemos encontrar en cualquier telefilm de baja producción.

La historia del General Kotov y su desventurada saga familiar, se va construyendo por medio de flashbacks del pasado, entrelazando historias, en un recurso manido pero efectivo en otros largometrajes, si se hubiese conseguido realizar con agilidad, cualidad de la que precisamente carece esta mastodóntica superproducción. Poco talento y mucha artesanía forzada para encajar todas las piezas de la historia, con mucho ruido y pocas nueces.

Ni siquiera el General, eje de la historia, interpretado por el propio Director Mikhalkov, oficial ruso - soviético naïf e inquietante a partes iguales, consigue reflotar la nave, al situar a un personaje interesante en situaciones mal enfocadas y aún peor resueltas en compañía de personajes arquetípicos, planos y sobreinterpretados.

Para rematar la mala sensación que deja el largometraje, la caracterización del actor que interpreta a Stalin no desmerece a la de un Festival de Fin de Curso de colegio de barrio, los añadidos digitales resultan toscos y nos mueven a preguntarnos en qué habrán gastado los 25 millones de dólares que ha costado producir la cinta.

Quemados por el Sol 2 es una gigantesca Matrioska con una casi interminable sucesión de muñecas dentro de sí, cada una de ellas más confusa, mas desacertada y de peor calidad, hasta llegar a la última y, con ella, al final del largometraje. Mezcla de esperpento y happy end hollywoodiense, con el que nos vamos de la sala asaltados por la duda de si los 180 últimos minutos no habrán sido fruto de una broma pesada y costosísima del bueno de Nikita.

Si fue así, Sr. Mikhalkov, lo siento, pero no tuvo gracia.

Joaquín Saravia