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Premio Carlomagno: ¿Más valioso que el premio Nobel?

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Cuando el 17 de Mayo se otorgue en Aquisgrán el premio Carlomagno, no será sólo para el ganador de este año, Javier Solana. Un verdadero acontecimiento europeo.

Desde hace semanas, las estrellas están bien colocadas en Aquisgrán. De cada farola cuelga una bandera europea, que anuncia el gran programa europeo dedicado al Premio Carlomagno. Este año recibe la distinción Javier Solana de Madariaga, Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea.

Para él, este honor sería “más valioso que el premio Nobel”. A partir de una iniciativa popular de los ciudadanos de Aquisgrán, el premio se otorga cada año a personalidades o instituciones que se preocupan en especial de “Europa y la unificación europea” –como los anteriores premiados: Konrad Adenauer, Jean Monnet, Helmut Kohl, Felipe González o Bill Clinton.

No ausente de controversia

A quien haya visitado hace poco la ciudad o la región de Aquisgrán, que cuenta con 250.000 habitantes, le habrá saltado a la vista el entusiasmo europeo. Y es que los habitantes de Aquisgrán se preparan para su gran evento anual: la entrega de los Premios Carlomagno. Carteles y anuncios invitan a la ronda de conferencias “La memoria de Europa”, en la que participará la elite intelectual. Además, habrá debates y exposiciones en torno a Europa, el premio Carlomagno y la figura de Carlomagno en sí, padrino de la exposición y considerado “mito europeo”.

Carlomagno fue el primer unificador de Europa, reza el manifiesto de la Sociedad del Premio homónimo, que comenzó su andadura en 1950. Sin embargo, los logros de “Carolus Magnus”, su nombre latino, son controvertidos. Es indudable que su por lo demás exitosa política de poder en Europa fue acompañada de brutalidades y derramamiento de sangre.

Por supuesto, no es una comparación adecuada igualar esta situación con el debate en torno a algunos de los recientes receptores del premio –aunque no deja de ser una ironía del destino-. Así, una iniciativa popular de ciudadanos de Aquisgrán trató en 2005 de retirar a Henry Kissinger el premio obtenido en 1987. Kissinger fue desde 1969 a 1973 asesor de política exterior del por entonces presidente estadounidense, Richard Nixon, y después ministro de exteriores hasta 1977. Su gestión fue criticada por haberse visto involucrado en el golpe de Estado contra el presidente chileno perpetrado por Augusto Pinochet en 1973.

También la distinción de Bill Clinton en el año 2000 fue criticada por algunos locales. “Él influyó decisivamente tan sólo un año antes en la Guerra de Yugoslavia”, critica Esther Knab, de 24 años, en nuestra ronda de entrevistas durante una visita al casco antiguo de Aquisgrán.

“Con Solana premian al hombre adecuado”

La guerra contra Yugoslavia en 1999 ha servido a otra plataforma ciudadana para protestar contra la entrega del premio al Secretario General del Consejo de Ministros de la UE. Como Secretario General de la OTAN en aquella época, Solana sería corresponsable de diversas acciones “contrarias al Derecho internacional”. Asimismo, desde su actual posición defiende una “progresiva militarización de la política exterior europea”, según la crítica principal.

El directorio del Premio Carlomagno, en cambio, ve en el diplomático español un mediador en nombre de la UE en “todos los grandes conflictos de este mundo” –también, y sobre todo, por su actuación en los Balcanes. Esto y su “impresionante biografía personal”, dado que sufrió duros golpes bajo el régimen de Franco, le hacen digno merecedor del premio. También el alcalde de Aquisgrán, Jürgen Linden, ve en él al virtuoso “trabajador en la Casa Europa”. Solana, profesor de física de 65 años, representa la responsabilidad de Europa en la paz mundial, según Linden.

Una valoración que los activistas de “Premio Carlomagno a Solana No” seguramente no secundan. En marzo publicaron un anuncio de periódico declarando que el “Premio Carlomagno de Aquisgrán” no se otorgaba en su nombre. Es una de esas acciones que demuestran una vez más, la intensidad con la que se identifican la ciudad y sus habitantes con el Premio Carlomagno.

Sin embargo, también escuchamos otras opiniones: “Con Solana premian al hombre adecuado”, opina Christian Heimlich, de 35 años, convencido. “Su trabajo requiere que actúe con decisión a favor del proyecto europeo. ¿Cómo puede alguien no verlo como un digno premiado?

Translated from Karlspreis an Solana: „Wertvoller als der Nobelpreis“