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Pena fatal

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SociedadPolítica

En 2005, el 60% de los europeos se declararon contrarios a la pena de muerte. Un mes después de la ejecución de Sadam Hussein, las opiniones, especialmente en el Este, difieren.

El 94% de las ejecuciones registradas en 2005 tuvieron lugar en cuatro países: China, Irán, Arabia Saudita y Estados Unidos. En Europa, la abolición es un valor fuerte, consagrado por los protocolos de la Convención Europea de Derechos del Hombre. En 2006 Ankara firmó el texto, en garantía de su buena voluntad en el proceso de integración en el club europeo.

Las únicas sombras del cuadro: Bielorrusia, que continúa ejecutando a condenados a muerte, y la cruzada de los hermanos Kaczynski para el restablecimiento de la pena de muerte en Polonia, país que suprimió la pena capital en 1997. Gobernada por una coalición conservadora, Polonia se alza contra una legislación comunitaria que considera “anacrónica” y se muestra dispuesta a relanzar el debate. Así, el 58% de los polacos se declara a favor de la pena de muerte, según un sondeo TNS-Sofres publicado en junio de 2005.

Según esta misma encuesta, el 60% de los europeos se opone a la pena de muerte, frente a un 38% a favor. El abolicionismo es más ferviente en el sur (el 80% de los españoles y el 72% de los italianos se declaran contrarios a la pena de muerte), mientras que los británicos parecen divididos sobre el asunto (49% en contra y 48% a favor).

Michel Taube, portavoz de la asociación Juntos Contra la Pena de Muerte (ECPM), y Bernard Anthony, presidente de la Alianza General contra el Racismo y por el Respeto a la Identidad Francesa y Cristiana (AGRIF) tienen cada uno su opinión sobre el asunto.

¿Cuál es su Asociación y en qué situación se encuentra?

Michel Taube: Nosotros militamos por la abolición universal de la pena de muerte. A los europeos les debe importar también que se condene a muerte a una persona en China o en los Estados Unidos. Tras celebrar el 10 de octubre el Día Mundial contra la pena de muerte, estamos organizando el Tercer Congreso Mundial contra la pena de muerte en París, que reunirá a unas treinta organizaciones japonesas, americanas y europeas.

Bernard Anthony: Hemos creado un comité de apoyo a favor del restablecimiento de la pena de muerte. Yo estoy especialmente sensibilizado por este asunto, porque he conocido a la familia Kegelin* [en Alsacia, en la primavera de 2004, la joven Jeanne-Marie Kegelin fue encontrada muerta en un estanque tras haber sido violada y golpeada. El presunto culpable sería “Pierrot el loco”, un reincidente múltiple. El juicio se llevará a cabo en los próximos meses]. Tal nivel de horror merece el único castigo proporcional en mi opinión: la pena de muerte.

Los últimos sondeos llevados a cabo en la población europea mostraban que algunos estaban divididos con respecto al asunto: en Francia, el 42% de los encuestados está a favor del restablecimiento y el 52% son favorables a la abolición, mientras que el 56% de los checos se declara a favor de la pena capital. ¿Es posible un restablecimiento de la pena de muerte?

MT: Desde el punto de vista jurídico, es prácticamente imposible volver sobre la cuestión. Francia, en concreto, ha incluido esta ley en su Código penal y ha firmado también las convenciones internacionales, entre ellas el protocolo 6 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe el recurso a esta sentencia. Restablecer la pena de muerte equivaldría a violar el derecho interno y el derecho internacional.

BA: No lo sé. Yo no soy, evidentemente, un admirador del sistema penal chino o del uzbeco, pero creo que hay que restablecer la escala de las penas. Se sabe muy bien que la cadena perpetua no se aplica nunca en los países que han abolido la pena de muerte. Restablecerla permitiría dos cosas: servir como ejemplo y disuadir a los potenciales criminales.

El único país europeo que aún aplica la pena de muerte es Bielorrusia. El presidente polaco Kaczynski quiere reabrir el debate. ¿Europa está viviendo una escalada anti-abolicionista?

MT: No. Nunca dejaremos de debatir, de explicar, de hacer comprender a la gente que el combate abolicionista es un asunto esencial en el corazón de las relaciones internacionales. El caso de Bielorrusia es dramático porque las ejecuciones se hacen en secreto, sin que las familias de las víctimas sepan dónde se encuentran los cuerpos, pero tenemos esperanza en que haya un cambio. Este año, Marruecos está a punto de convertirse en el Estado abolicionista número 100.

BA: Yo estoy a favor de que se relance el debate. Evidentemente, las ejecuciones deben ser excepcionales. ¡Pero los culpables de grandes castigos no quieren reconocer sus culpas, cuando son monstruos! Hay que restablecer una jerarquía y la pena de muerte debe ser restablecida, por tanto, como cima de la pirámide de las condenas que merecen los crímenes que alcanzan los más altos niveles de mal.

Translated from Vers un rétablissement de la peine capitale ?