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Pearl Jam En Berlín

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El 26 de este mes viene Pearl Jam a tocar a las afue­ri­tas de Ber­lín, en su gira Europa 2014,  me quie­ro aga­rrar de los pelos y gri­tar como una fa­ná­ti­ca loca quin­cea­ñea­ra a punto de bai­lar su pri­mer vals, con su traje rosa a es­tre­nar, por MTV. Cuan­do me en­te­ré de que ya no ha­bían en­tra­das , vino el val­de de agua fría al leer ese SOLD OUT color fa­ro­li­to rojo por In­ter­net para este con­cier­to. No les mien­to se me par­tió el co­ra­zón ni modo Dar­ling, en otra será me díje a mi mismo.

Ex­pli­co el por­que, me hago tanto rollo. Yo pues como mucha gente de todo el globo te­rráqueo, ge­ne­ra­ción XXX pornoAtari 76 -81, crecí con esos temas Grund­ge de ese gi­gan­te vacío inós­pi­to, in­só­li­to exis­ten­cial. Cuan­tas veces me em­bo­rra­ché con algún par de ami­gos can­tan­do Je­re­mey, o Given To Fly a grito pe­la­do por las ca­lles de La Paz, y ob­via­men­te can­tá­ba­mos mu­chos mas  de sus otros tan­tos hits.

Cabe decir que en al­gu­nos de no­so­tros marcó hasta una moda, a ello tenía una ca­mi­si­ta a cua­dros, una ver­sión cam­pe­ri­ta, cham­a­rri­ta, con la cual ya mí  hábito de monje, com­ba­tía ese frie­ci­to des­leal pa­ce­ño por las ma­ña­nas cuan­do iba a la uni­ver­si­dad.  Yo pues me creía Eddy Ved­der, Eddy Ved­der el pro­fe­ta maldito, sa­li­di­to al es­ce­na­rio listo para can­tar con ese vosarrón envidaible y hacer parir en un sólo grito orgásmico a todos las y los fans.

Pero la reali­dad era otra mi madre, odia­ba ese sa­qui­to a cua­dri­tos que no co­no­cía de­ter­gen­te al­guno y no veía la hora de sa­cár­me­lo por la fuer­za para me­ter­lo di­rec­to al la la­va­do­ra, por que apestaba a conejitos muertos. Tuve mu­chos meses de lucha, hasta que un día logro su co­me­ti­do. Una vez que mi ca­mi­si­ta a cua­dros co­no­ció el de­ter­gen­te y olor a rosas, ya no fue lo mismo. De re­pen­te me trans­for­mé, no sé que pasó conmigo, me puse los len­tes de in­te­lec­tual me puse serio y acabé la ca­rre­ra. Pero esas cosas se que­dan ahí, por más que uno quie­ra no se puede luchar contra eso, esa magia pearl­ja­me­ra vuel­ve como un Boo­me­rang. Y sien­do sin­ce­ro viene de una ma­ne­ra más fuer­te más in­ten­sa mi brot­her.

En­ton­ces dis­cu­tía con un amigo por chat facebook, de ver la po­si­bi­li­dad al no con­se­guir en­tra­da ir ocul­to en las entrañas de un ca­rri­to san­wi­che­ro, o de hot dogs, o tal vez dis­fra­zar­se de po­lli­to kikiriki y decir que tengo ven­der chi­ken fin­gers a toda la fa­na­ti­ca­da. Todo valga para ir a ver Pearl Jam mis amores!!