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Oliviero Toscani: Que Cuba se convierta en una universidad de la Revolución

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Fidel Castro, el “Líder máximo”, visto por el célebre fotógrafo milanés y responsable de las polémicas campañas publicitarias de Benetton: “Fue mágico, pero el experimento se acabó”.

El 10 de abril se inaugura una exposición de fotografía con los rostros de alrededor de setenta prisioneros políticos arrestados en Cuba en 2003 y condenados a duras penas con acusaciones como “traición a la patria” o “conspiración política”. Prohibido pensar: los rostros de la represión en Cuba es una serie de retratos realizada por el maestro Oliviero Toscani y que se expone desde ya en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas. Un pretexto más para discutir con el fotógrafo y publicista milanés sobre el régimen de La Habana y sobre la insólita semana que Toscani pasó en casa del presidente cubano en 1993: “Partí con Luciano Benetton: le convencí para abrir un punto de ventas en la isla y Castro se lo estaba pensando...”.

¿Qué efecto produce Castro visto de cerca?

Castro es un poco mágico, en el sentido literal de la palabra. Tiene algo que lo distingue de la masa de mediocres que puebla esta tierra. Tiene un carisma que es superior, y es por eso por lo que ha dirigido durante tanto tiempo una dictadura como la cubana. Recuerdo que como regalo de agradecimiento por su hospitalidad le regalé una bicicleta de montaña.

¿Y por qué un regalo como ese?

Con una bicicleta se habría concentrado menos en llevar a cabo la revolución. La bicicleta requiere atención y dedicación. Habría pasado más tiempo en la montaña y menos en el Caribe haciendo la revolución. Y después le aconsejé también que abriera un negocio de objetos para la montaña. También le invité a Venecia, pero Castro, como se sabe, es un poco reacio a viajar. Le habríamos acompañado Luciano Benetton y yo en el avión, y quizás le habría llevado a la montaña... El encuentro fue intenso. Los italianos le parecemos simpáticos, aunque no hablaba ni papa de italiano.

¿Cómo ve el futuro de Cuba y del sucesor de Fidel, su hermano Raúl Castro, Ministro de Defensa y, desde el pasado 31 de julio, vicario temporal del “Líder máximo”?

Llegarán los americanos y lo llenarán todo de McDonalds, y descafeinarán los valores de la isla. Será una Florida bis. Ni más ni menos. Las características de Cuba y de la cultura cubana serán destruidas por completo por el rodillo de las multinacionales estadounidenses. El experimento llamado Cuba ha sido interesante, pero se ha acabado.

Usted siempre ha tenido mucho de provocador: ¿cree que también Fidel Castro lo ha sido a lo largo de su reinado?

¿Un provocador? No, yo diría que Castro era un tipo generoso. Los únicos provocadores son los artistas.

¿Y el que hace política qué es?

Castro no ha hecho política. Castro ha hecho la revolución. Pero, repito, es un experimento concluido.

Háblenos de esta muestra fotográfica basada en su trabajo anterior contra la pena de muerte y realizada junto a la ONG Que nadie toque a Caín Ha dado que hablar en muchas capitales europeas. ¿Qué ha obtenido?

Muchos insultos. Incluso en Roma alguno que dice ser comunista dijo que yo me había vendido a la CIA. Fíjese que a lo mejor hasta me hubiera gustado. Esta exposición muestra por qué en Cuba se persigue el derecho de opinar e informar con libertad. A veces pienso que muchos periodistas se merecerían también ser perseguidos, por la malicia con la que exponen la realidad y presentan la información, pero vamos, en cualquier caso el derecho de la palabra debe ser concedido a todos sin excepciones.

Después de Castro, ¿Qué augura para Cuba?

Cuba es un país de cultura. Sería muy bonito que se creara en la isla una universidad mundial de la Revolución. Una especie de facultad de Ciencias Políticas de la Revolución, y en su ateneo hacer converger a las más ilustres universidades del mundo: Harvard, la Sorbona, la Bocconi, Yale, etc.

Translated from Toscani: «Quando a Castro regalai una bici»