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Mundos corporales: una rodaja de persona, por favor

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Cultura

Con su exposición “Mundos corporales” el plastinador Günther von Hagens ha hecho furor en toda Europa. Desde noviembre de 2006, en Guben (Alemania), el visitante puede observar en detalle cómo se transforman cadáveres en plastinados anatómicos.

¿Macabro? La más reciente ocurrencia de Günther von Hagens, que consiste en vender al público finas rodajas de carne humana como accesorio decorativo para la sala de estar, fue tan duramente criticada en el nombre de la ética, que el Plastinador de Guben proclamó en su página web que abandonaba esta idea comercial.

Pero desde el mes de noviembre de 2006, todo visitante del Plastinarium de Guben –una pequeña ciudad cerca de la frontera polaco-germana– puede observar cómo se producen las “rodajas de hombre”. Al entrar en el “único taller-muestra del mundo” de plastinación, uno se encuentra casi solo, contando los seres humanos vivos. De los altavoces emanan Las cuatro estaciones de Vivaldi en un tono moderado. En las estanterías se acumulan los cráneos. Miembros plastinados esperan antes de ser transformados en el modelo de un violinista. Un grupo de esqueletos con sombrero recibe al visitante y le recuerda la tradición de fabricantes de sombreros de Guben. “La exposición parece una única justificación”, comenta Mateus, estudiante de arquitectura en Dresden.

Pinche sobre la imagen para visitar el Plastinarium

(© Cédric Audinot)

Desde la primera exposición de esculturas humanas plastinadas en 1996 en China, Günther von Hagens ha tenido que justificarse constantemente. Sus “Mundos corporales” han fascinado y horrorizado a más de 20 millones de personas en el mundo. El Spiegel alemán se basó en emails interceptados para demostrar que Hagens había “trabajado” ilegalmente los cuerpos de personas ejecutadas en China. El Plastinador lo desmintió.

El Plastinador de cadáveres, originario de la región de Turingia, consigue una y otra vez colarse en los titulares. No sólo porque escenifica sus plastinados de forma estética, como jugadores de póquer o deportistas. También hay brujas que vuelan sobre sus columnas vertebrales o personajes del Titanic flotando con los brazos abiertos. “Absolutamente consistente con la ambivalencia de sus formas plastinadas, se presenta como artista-anatomista, como fronterizo entre el arte y la anatomía heredero de los artistas y médicos del Renacimiento”, según Käthe Katrin Wenzel, que ha publicado un libro sobre el tema “La carne como material”.

Arte de la máquina de hacer pan: anatomía en la carnicería

En el taller de Guben –el llamado Plastinarium– recuerda a una carnicería: figuras escarlatas, con las venas y las arterias visibles gracias a un proceso especial, brillan a la luz azul del mostrador de carnicería. En el “taller de las rodajas humanas”, un espacio en el que los preparados plastinados son cortados en discos de 2,5mm, se puede tomar en las manos un preparado por primera vez. “La técnica de la plastinación es una tecnología totalmente nueva que pone en evidencia aspectos que nunca han existido antes. Por eso hay un gran vacío de terminología”, comenta Liselotte da Fonseca, de la Universidad de Hamburgo, coeditora de una serie sobre las consecuencias de la plastinación a largo plazo. “Es un cuerpo humano y al mismo tempo es 70% de plástico, pigmentado y cortado y trabajado como si de carne picada se tratara (“flexible como un chupete”, según von Hagens). Para Fonseca nuestras concepciones sobre el arte y la naturaleza se ven sobrepasadas de este modo.

La dama del Yoga , 2005 (Foto: ©Gunther von Hagens, Institut für Plastination, Heidelberg, www.koerperwelten.de)

A menudo se le acusa de hacer equilibrismo entre el arte y la anatomía. Se decide muchas veces por una escenificación de sus plastinados, que sobrepasa la simple postura obligatoria”, declara Wenzel en su libro. Von Hagens mismo confirma esta hipótesis al designar su creación como “anatomía estética”. “Esta persona utiliza parasitariamente los privilegios del arte, para transgredir las fronteras morales y legales del trato del cuerpo humano en interés de su negocio de miembros de cadáveres. Asimismo, pueden considerar a Stalin como artista y perdonarle las avenidas suntuosas que mandó construir”, critica Thomas Cliché, también coeditor de la serie sobre las consecuencias de la plastinación a largo plazo.

Desapasionada muestra de cadáveres en el Teatro Anatómico de la Modernidad

En el “salón de belleza post mortem” de Guben, denominación a cargo del mismo Hagens, el visitante puede hacerse una foto para el álbum de familia en un Smart con un esqueleto de copiloto, pasearse por la celda de la Stasi reconstruida por von Hagens o por el rincón de los niños: con espadas de plástico y cabezas cortadas. Al final del recorrido, las verdaderas “esculturas” del Plastinarium, que von Hagens quiere dar a entender como “teatro anatómico, al final de una larga tradición científica y democrática europea”, no impresionan y parecen aleatorias en su gran número. El ser humano “se convierte aquí en una materia prima inagotable”, según Cliché.

La fascinación por el producto final se pierde tras ver previamente como los numerosos aprendices se dedican a colocar los músculos escurridizos en la posición correcta y a aspirar el polvo proveniente de los huesos cortados. Más bien parece que se quisiera hacer trasparente lo que se fabrica en los 2.500 metros cuadrados tras el muro de ladrillo de la antigua fábrica de paños. Porque Guben es ante todo una fábrica, un negocio, la “exposición”, un retrato de la empresa: arte y anatomía forjados lucrativamente y vendidos en rodajas.

Gunther von Hagens: “La exposición de anatomía sin publicidad es como un teatro sin programa”

Describe su trabajo como “anatomía estética”. ¿Cómo define usted su estética?

Mi obra se dirige a los profanos. Yo trabajo para ellos, no para los expertos. En este sentido, mi definición de “estética” tiene una orientación profana, según la cual lo “estético” significa algo bello, agradable. “Estético” como antónimo de “feo”.

¿Hasta qué punto aliena usted a sus figuras?

Se alienan durante el proceso de preparación. Se retira la piel, se retira la grasa y el tejido conjuntivo. La cara adquiere un aspecto nuevo, en ocasiones incluso carismático.

Sus esculturas escenifican jugadores de ajedrez o deportistas. Muchas veces se le acusa de presentarlas como objetos artísticos

Soy un inventor y científico interesado en el arte, no un artista con ambiciones científicas. De hecho, hay características comunes: obras de arte como las figuras antropomórficas pueden interpretarse de varias formas.

Si se consagra a la ciencia, por qué sus esculturas aparecen en el último James Bond?

Un buen profesor de anatomía siempre es un buen actor, un showman. La anatomía dirigida al público profano siempre debe de ser entretenida. En el último James Bond las esculturas de jugadores de pócker servían para llamar la atención sobre las posibilidades de la exhibición de anatomías y levantar interés por la exposición. La exposición de anatomía sin publicidad es como un teatro sin programa.

¿Por qué se le puede describir como un “rompefronteras” creativo?

Mi vida se ha caracterizado por encontrarme siempre entre los extremos. Soy el hijo mediano de cinco hermanos y crecí en el equilibrio de fuerzas entre capitalismo y comunismo. Profesionalmente, me encuentro entre la química y la medicina, anatómicamente estoy en el suspense entre la anatomía y la medicina.

Su exposición Körperwelten (“Cuerpos entrañables”, en España) ha sido criticada en todo el mundo por provocativa y efectista. ¿Qué límites cree haber traspasado?

Ninguno. Jamás he deshumanizado una sola de las figuras, por ejemplo utilizando una vejiga como florero. Soy un anatomista didáctico y presento las preparaciones anatómicas como tales.

¿Quiere usted permitir que plastifiquen su propio cuerpo?

¡Por supuesto! ¿Qué podría ser mejor que permitir que mi cuerpo continúe después de mi muerte con lo que he estado haciendo toda mi vida, es decir, enseñar anatomía?

Traducción de J.B.

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Translated from Körperwelten: Eine Scheibe Mensch, bitte