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¿Mujeres al borde de un ataque de nervios?

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El fin de las dictaduras y la adhesión a la Unión Europea transformaron la imagen de las sociedades de la península ibérica. Y también la de las mujeres.

A sus 33 años, Ana, separada de su compañero violento, vive sola en Madrid con su hijo de cuatro años. Después de obtener su licenciatura en Derecho, embarazada y sola, Ana prefirió optar por pequeños trabajos, de tiempo parcial y sin relación con sus estudios… “trabajos más atractivos” y que, sobre todo, le han dejado tiempo para ocuparse de su hijo y militar en una asociación de ayuda a mujeres maltratadas. Tras haber recurrido dos veces a una interrupción voluntaria de embarazo, se siente satisfecha de su condición de madre soltera, de mujer activa y “moderna”, lejos del modelo de su propia madre, casada desde hace casi 30 años y habiendo educado a cuatro hijos. Sin ser feminista a ultranza, sino simplemente una mujer orgullosa de serlo, Ana es la imagen de la mujer española y portuguesa, versión 2005.

Más de una de cada dos mujeres está activa

Ciertamente, los prejuicios sobre el machismo en estas dos sociedades son enormes. Pero, en las estadísticas, estos dos países se sitúan en la media europea. Los temas de igualdad profesional, de violencia de género o del aborto ocupan un espacio aparte en los debates políticos y sociales, beneficiándose de una fuerte visibilidad mediática. Un poco más del 56% de las mujeres españolas entre 16 y 64 años están activas, frente al 61% en la Europa de los 25 en 2004 y, en Portugal, a la tasa de empleo femenina superior al 60%. Aun cuando la Constitución de 1978 en España y la de 1976 en Portugal garantizan la igualdad entre hombre y mujer, en la práctica, queda mucho por hacer.

La mentalidad evoluciona mucho más despacio que la realidad social. Y en las sociedades de fuerte tradición católica, el derecho de la mujer a disponer libremente de su cuerpo no se implanta sin plantear debate. En España, los avances fueron rápidos después de la muerte de Franco: la legalización del divorcio se produjo en 1981, y la del aborto en 1985. En Portugal aún no se es del todo tan liberal. El aborto, por ejemplo, es ilegal, salvo bajo prescripción médica. Y tanto las mujeres que han recurrido a él, como los médicos que les han ayudado, pueden ser castigados con pena de prisión. En este sentido, en 2002, 43 mujeres fueron juzgadas y la principal acusada, una comadrona, fue condenada a más de 8 años de cárcel. En 1998, los portugueses rechazaron una revisión de esta ley, con el 51% de los votos emitidos.

¿O maltratada?

Resta decir que a pesar de estos positivos avances, España celebraba el pasado 25 de noviembre el Día Internacional contra la violencia doméstica y las cifras nacionales, aunque a la baja, revelan la amplitud del problema de la violencia de género: casi 7.000 recursos judiciales desde principios de año y 6 mujeres asesinadas cada mes por su cónyuge en 2004, según las estadísticas del Instituto de la Mujer. Paradójicamente, estas cifras se sitúan en la media europea y son inferiores a las registradas en los países nórdicos. En la Unión, una mujer de cada cinco declara haber sido víctima de la violencia de su compañero sentimental. Y según Amnistía Internacional, la violencia doméstica es, para las mujeres de 16 a 44 años en Europa, la principal causa de muerte y de invalidez, por delante del cáncer o de los accidentes de tráfico.

Otro punto negativo es que las mujeres están mucho más afectadas por el paro y la precariedad laboral que sus homólogos masculinos. En España, por ejemplo, la tasa de paro femenino es dos veces más elevada que la de los hombres (un 14,39% contra un 7,55%) y figura en lo más alto del palmarés comunitario. La falta de infraestructuras y de ayudas adecuadas para conciliar la vida familiar y la vida profesional es también frecuentemente señalada con el dedo.

Paso a paso

Pero la lucha por la igualdad profesional ha comenzado. Son muchas las asociaciones feministas y partidos políticos que trabajan en este sentido, y los poderes públicos tienen cada vez más en cuenta estas quejas. En España, el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero se ha involucrado en el problema de la violencia doméstica desde su llegada al poder en 2004, adoptando la ley de protección contra la violencia de género más avanzada de Europa. Y en Portugal, el gobierno socialista de José Sócrates prometió la celebración de un referéndum sobre la legalización del aborto.

En 20 años, los ibéricos han cambiado la imagen caricaturesca y conservadora de la mujer en el hogar, sumisa a su marido. Es cuestión ahora de abolir la ley sálica que rige todavía la sucesión monárquica, para permitir a la pequeña Doña Leonor, nacida a comienzos de noviembre, llegar a ser reina en pleno derecho.

Translated from Femmes au bord de la crise de nerfs