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Más musulmanes, más mezquitas

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Story by

Katja Heise

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Sociedad

¿Amenazas islamistas al poder o signos positivos de integración? Especial Ramadán en el ecuador de la fiesta grande de los musulmanes.

Los musulmanes pretenden construir majestuosas mezquitas a través de Europa, basándose en su derecho a poder practicar su religión. Pero los funcionarios locales se muestran escépticos con dichos proyectos de construcción. Algunas formaciones políticas rechazan estos “signos de islamización” como potenciales amenazas para la seguridad. Analistas de Turquía y Europa occidental manifiestan todo lo contrario y dicen que: “visualizar a los musulmanes mediante la construcción de mezquitas es un signo positivo de integración”.

Los casos de Francia, Alemania y Suiza

En Alemania, donde residen tres millones y medio de musulmanes, unas grandes manifestaciones anti-mezquitas tuvieron lugar en Colonia el pasado 15 de julio. Las protestas contra la construcción de un lugar de culto musulmán fueron lideradas por el vice-alcalde Jörg Uckerman del conservador Partido Demócrata Cristiano (CDU).

En Suiza, también, el tema se agita con titulares en los periódicos que afirman que “debemos detener la expansión del Islam o Suiza dejará de ser nuestro hogar”. Con estas declaraciones el doctor Ulrich Schlüer, del Partido Popular Suizo (SVP –que también se opone al ingreso de Suiza en la UE-), lanzó una campaña en agosto con la finalidad de detener la construcción de minaretes.

Francia tiene una poderosa minoría musulmana, la más grande de Europa con sus cinco millones de integrantes. El derechista Movimiento Nacional Republicano (MNR) ganó dos casos judiciales este año contra subsidios para mezquitas en el suburbio parisino de Montreuil y en Marsella, donde un cuarto de la población es musulmana.

El Dr. Stephan Rosiny, islamólogo alemán, se sorprende de que las protestas contra las mezquitas se hayan extendido hasta ciertos niveles. Los musulmanes ya no son criticados sólo por los partidos de la extrema derecha de Europa Occidental. La oposición al Islam se ha movido, por desgracia, hacia el centro político de estas sociedades, reivindicando ser víctimas del islamismo radical que está minando los sistemas cultural y legal de Occidente.

De los patios traseros y los garajes

Hay científicos turcos y de los países de Europa occidental que tienen otra visión sobre el tema: construir mezquitas no es ni peligroso ni contribuye al crecimiento del islamismo radical, si no que se trata de un signo de integración. “Es un signo positivo”, concuerdan Rosiny y el especialista en el Islam Ali Özgür Özdil. Los musulmanes están empezando a salir de los jardines traseros y de los garajes para rezar en edificios oficiales. Esta práctica facilita el diálogo con otras religiones y con las sociedades donde han vivido por generaciones.

Un ejemplo de ello son los más de 25 millones de euros otorgados para la mezquita de Colonia. Una vez que la construcción sea autorizada, se levantará a dos millas de la catedral que tanto define a la ciudad. “Los críticos que perciben estas nuevas mezquitas como símbolos de separatismo o de colonización islámica de Europa pierden lo más significativo”, dice Bekir Alboa de la Unión Islámica Turca (DITIB) de Colonia. “Las mezquitas son un intento no sólo de proveer de un espacio para la oración a los 120.000 musulmanes de Colonia, sino también de un lugar para la integración turco-germana”, tal como proponen los arquitectos responsables del proyecto Gottfried y Paul Böhm.

Otro hecho positivo es que las organizaciones islámicas promotoras de la construcción de las mezquitas son moderadas y trabajan en absoluta concordancia con el Estado. “De este modo, la DITIB en Alemania puede liderar a los musulmanes y posibilitar su representación, promoviendo sus derechos y obligaciones como individuos religiosos y como ciudadanos”, explica Rosiny.

Özdil cree que el interrogante acerca de una posible “islamización” es “descabellado”. Alemania tiene una de las colectividades musulmanas más grandes de Europa, pero de los 3,5 millones de personas sólo un cuarto de ellas profesa la religión de modo asiduo. Esto quiere decir que sólo el uno por ciento de la población alemana es musulmana practicante. El politólogo Georg Lutz, de la Universidad de Berna, Suiza, añade que muchos juristas señalan que va en contra de los derechos de las personas prohibirles construir sus sitios para la oración.

El miedo a lo nuevo es normal

A pesar de las voces que protestan contra la instalación de mezquitas sean innecesarias, la cobertura de noticias recientes muestran la preocupación general de las sociedades de Europa de cara a la presencia de musulmanes en su entorno.

Alboa, de la DITIB, explica que mediante el levantamiento de mezquitas, los europeos comprenden que no están solos en el país. “Una mezquita rediseña, simbólicamente, los cambios que se han ido produciendo en la sociedad”, dice. “Reabre el debate acerca de si dichos cambios son buenos, si los musulmanes deben vivir aquí, incluso si el Islam es una religión aceptable”. Tariq Ramadan, uno de los portavoces y líderes de los musulmanes europeos, señala: “La visible presencia, cada vez mayor, de musulmanes ha incitado a las sociedades europeas a hacerse los planteamientos que tienen lugar actualmente”.

“Las casas destinadas al culto tienen un alto valor simbólico en Europa”, concluye Riem Spielhaus, un experto en el Islam en Europa, profesor en la Universidad Humboldt de Berlín. “La catedral o la iglesia es, por lo general, el centro de una ciudad. Las mezquitas son vistas por consiguiente como un símbolo de la presencia de los extranjeros”.

Foto Mezquita de Saint Denis, en las afueras de París: Qdos/Flickr)

Publicado con anterioridad en Today's Zaman

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Translated from More Muslims, more mosques in Europe