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Magnus Carlsen, el campeón mundial de ajedrez que nunca habías imaginado

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Lifestyle

¿Cómo imaginas al cam­peón mun­dial de aje­drez? ¿Un hom­bre de me­dia­na edad, pro­ve­nien­te de una ex re­pú­bli­ca so­vié­ti­ca? ¿Quizá un tipo con traje an­ti­guo y gafas? Olvídate de esa imagen. Hoy el ajedrez lo representa Mag­nus Carl­sen, nuevo cam­peón mun­dial. Y aunque parezca sor­pren­den­te, su cara está tanto en las re­vis­tas de aje­drez como en la por­ta­da de GQ.       

El 22 de no­viem­bre, ocho días antes de cum­pli­r veintitrés años, el no­rue­go Mag­nus Carl­sen se con­vir­tió en el nuevo cam­peón mun­dial de aje­drez. Logró des­tro­nar al indio Vis­wa­nat­han Anand, vein­te años mayor que él. El duelo tuvo lugar en la ciu­dad de Chen­nai, en el sur de la India. El no­rue­go ganó tres partidas y em­pa­tó siete.      

Aunque sea el nú­me­ro uno del aje­drez, Mag­nus Carl­sen tam­bién tra­ba­ja de mo­de­lo. A menudo la gente ha com­pa­ra­do su look con el de Jus­tin Bie­ber o el del futbolista galés Ga­reth Bale. Y esto no es lo que nor­mal­men­te se es­pe­ra de un campeón de esta disciplina ¿ver­dad? 

TODO A su debido TIEM­PO

La ju­ven­tud de Magnus ha recibido muchos elogios.  El 1 de enero de 2010 se con­vir­tió en el ju­ga­dor nú­me­ro uno más joven de la his­to­ria. Tenía solo 19 años y 32 días. A los trece años llegó a ser el se­gun­do Gran Maes­tro más joven, detrás del ruso Gary Kas­pá­rov. El pasado 22 de no­viem­bre se con­vir­tió en el se­gun­do cam­peón mun­dial más joven. Por ello sorprende que, du­ran­te la mayor parte de su infancia, a Carl­sen no le gus­ta­ra el aje­drez. El pri­mer in­ten­to de su padre de sus­ci­tar el in­te­rés del hijo por este juego fue un auténtico fra­ca­so. Con cinco años, el pequeño Carl­sen ya tenía una me­mo­ria ex­tra­or­di­na­ria y una magnífica ca­pa­ci­dad para re­sol­ver pro­ble­mas. Sin em­bar­go, este juego descaradamente clásico no fi­gu­ra­ba entre sus in­tere­ses. Él prefería el fút­bol y el esquí.   

Tres años más tarde la si­tua­ción cam­bió. De re­pen­te, a Carl­sen em­pe­zó a gus­tarle el aje­drez. Un cambio que llegó gracias a sus ganas de ven­cer a su her­ma­na mayor. Pron­to, no solo ven­cía a su her­ma­na, sino a gente mucho mayor que él. Con trece años llegó a ser Gran Maes­tro, e incluso consiguió empatarle al le­gen­da­rio ju­ga­dor Gary Kas­pá­rov, en una de las par­ti­das.

Así nació una es­tre­lla. Lu­bo­mir Ka­vá­lek le llamó el Mo­zart del aje­drez, ya que su juego era muy ima­gi­na­ti­vo y bello, a par­te de exi­to­so. El Gran Maes­tro bri­tá­ni­co Nigel Short elo­gió la com­bi­na­ción de su es­ti­lo ar­mo­nio­so y ver­sá­til con sus ganas de ganar.

MU­CHOS JU­GA­DO­RES EN UNO

Carl­sen es con­si­de­ra­do como uno de los ju­ga­do­res más crea­ti­vos de todos los tiem­pos. Es im­po­si­ble de­fi­nir cla­ra­men­te su es­ti­lo de juego. Vis­wa­nat­han Anand, el an­te­rior cam­peón del mundo, dijo que el joven Carl­sen pa­re­cía ser va­rios ju­ga­do­res al mismo tiem­po. Parece que no presta mucha aten­ción cuan­do em­pie­za el juego. Sin em­bar­go, nunca se sabe qué es lo que hay que es­pe­rar de él al prin­ci­pio.

A di­fe­ren­cia de mu­chos otros ju­ga­do­res, Carl­sen no está ob­se­sio­na­do con la pre­pa­ra­ción tác­ti­ca y es­tra­té­gi­ca. In­tui­ción, ima­gi­na­ción e im­pro­vi­sa­ción lo hacen único. El medio juego es su punto más fuer­te: según su tutor, Gary Kas­pá­rov, es en ese momento cuan­do ver­da­de­ra­men­te “pre­sio­na” a sus ri­va­les.      

Los or­de­na­do­res, que ana­li­zan los juego en tiem­po real, muy a me­nu­do no adi­vi­nan los si­guien­tes pasos de Carl­sen. Pue­den cal­cu­lar mi­llo­nes de posibilidades, pero son in­ca­pa­ces de ver cómo los pasos ele­gi­dos hacen a los ri­va­les po­ner­se ner­vio­sos y co­me­ter erro­res. 

Su ca­pa­ci­dad de ver cosas de modo di­fe­ren­te y hacer pasos ines­pe­ra­dos va acom­pa­ña­da de su pe­cu­liar ac­ti­tud. La ma­ne­ra en que juega al aje­drez es bas­tan­te pa­ra­dó­ji­ca. De niño no com­pren­día por qué la gente se sor­pren­día tanto cuan­do ga­na­ba. Más tarde con­fe­só que para él era mucho más triste per­der al Mo­no­poly que en aje­drez.

Por otro lado, dicen de él que es un com­pe­ti­dor feroz y que el juego para él es como una gue­rra. En un do­cu­men­tal re­co­no­ce que le gusta ver a sus ri­va­les su­frir cuan­do ya saben que van a per­der la par­ti­da. A pesar de tener un ros­tro de chico joven, su mi­ra­da siem­pre intimida a los ad­ver­sa­rios.   

GRAN MAES­TRO, MO­DE­LO Y… ¿ES­TRE­LLA DE CINE?

Cuan­do tenía solo trece años, de­cla­ró que sabía cuál sería el paso si­guien­te de Kas­pá­rov y le ase­gu­ró que no tenía sen­ti­do se­guir la partida. De pe­que­ño, Carl­sen a veces ju­ga­ba a fút­bol mien­tras es­pe­ra­ba que sus ri­va­les to­ma­ran una de­ci­sión.

Carl­sen ya fue mo­de­lo para una com­pa­ñía ho­lan­de­sa de ropa. Ade­más, le ofre­cie­ron un papel de ju­ga­dor de aje­drez en Star Trek 2. Des­gra­cia­da­men­te, no lo pudo acep­tar por falta del tiem­po. 

Mu­chos aman­tes del aje­drez creen que la fama de Carl­sen puede vol­ver a hacer el aje­drez po­pu­lar entre los jó­ve­nes. El an­ti­guo juego puede pa­re­cer ob­so­le­to en nues­tros tiem­pos. Sin em­bar­go, hay más de 600 mi­llo­nes de per­so­nas que si­guen ju­gan­do. En algunos paí­ses eu­ro­peos es una asig­na­tu­ra en los co­le­gios.

Al haber apa­re­ci­do en la por­ta­da de GQ, con su ex­ce­len­te sen­ti­do del humor, Carl­sen hoy en día re­pre­sen­ta el aje­drez y pro­mue­va este juego. Quizás en sus manos esté volver a hacer atractivo este deporte.

Translated from New World Champion Magnus Carlsen Could Change the Face of Chess