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Las pistas orientales de esquí en el centro de la mirada

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Largas horas de luz, descensos pronunciados, precios baratos y la oportunidad de escrutar la cocina y la cultura de Über. Cada vez más, las pendientes de Eslovenia, Bulgaria, República Checa y Bosnia adquieren mayor protagonismo.

A 72 kilómetros al norte de Sofía, la capital de Bulgaria, a 3.000 metros de altura, Andrew Harley, de 38 años, se ajusta sus esquís, listo para bajar por un descenso tantas veces recorrido. “Apenas sí se puede ver a lugareños por estos alrededores”, apunta, aludiendo a este lugar en que los ingleses son los esquiadores más habituales entre las distintas estaciones de esquí del este europeo, en clara pugna con los rusos, que se recrean los fines de semana.

“Las cervezas y los precios en general son baratos y, además, hay un sinfín de cosas que hacer; alpinismo, senderismo, salto de esquí, snowboard”, anota en el libro de invitados de la estación durante su segunda visita, en la que ha estado acompañado por su pareja y su hijo. Para este británico, el esquí se ha convertido en una grata experiencia, cuanto más gracias a los razonables precios de Borovets, la estación de esquí más extensa de Europa del Este. Los esquiadores tienen a su disposición habitaciones instaladas en un pictórico pueblo pequeño, ubicado a menos de una hora en coche de Sofía, que cuentan con servicio a tiempo completo a cambio de precios más baratos que en cualquier otra estación de Europa occidental.

Un agente de viajes sueco califica los 40 kilómetros cuadrados de la estación como el lugar más apreciado por los estudiantes, viajeros y familias con bajo presupuesto. Después de pasar unos días en la fría nieve de las laderas, es habitual disfrutar uno o dos días cerca del mar. “Durante el día, ellos encuentran descensos vírgenes, sin estrenar aún. Por la tarde, hay fiestas en las que el alcohol es dos o tres veces más barato que en Suecia. Un trato típico incluye servicios completos durante una semana por menos de 3.000 SEK (330 euros)”, afirma el representante de viajes Kilroy.

El eslalon de Eslovenia

No muy lejos de los Alpes, entre Austria e Italia, el esquí en Eslovenia nos ofrece la posibilidad de conjugar vida nocturna al estilo occidental y tecnología a precios propios del Este. Las estaciones de esquí más concurridas, como Kranska Gora, localidad incluida en el circuito del Campeonato del Mundo de slalom masculino, fomentan el glamour propio de esta competición. Ofrece una mezcla de las gastronomías italiana, alemana y francesa así como equipos de esquí baratos, fabricados en un complejo industrial próximo. La estación es famosa por su facilidad para acceder a ella, pues dista a 40 minutos del principal aeropuerto de Liublana.

El complejo deportivo es uno de los 30 destinos eslovenos que no sólo ha seducido a los esquiadores sino también a los rentistas y compradores inmobiliarios de los países cercanos. Gracias a su cercanía con otros países, y a pesar de tener menos cantidad de nieve que ellos, la propuesta turística ofrece realizar visitas a Austria, Italia o Croacia, donde se celebró la final de los mencionados Campeonatos del Mundo.

Destinos como Bosnia Herzegovina, Serbia, Montenegro, Eslovaquia o Rusia ofrecerán a buen seguro desniveles más exóticos, sin embargo han sido demandados por los operadores de ofertas de descensos de esquí, según apunta un agente de viaje. Las pendientes del este europeo quizá posean un menor repertorio de atractivos si las comparamos con las estupendas estaciones que hay en los Alpes. Se le puede dar muchas vueltas al asunto, pero un mejor clima, unas pendientes sugerentes y un gran bagaje cultural a un bajo precio convierten a las estaciones del este en destinos más deseados que los paradores de invierno del oeste y del norte de Europa.

Un vistazo a los demás países

El remolque rumano

Rumania es el país que presenta menos ofertas atractivas. Un sol rosado surge cada día sobre la ladera más grande del país, Poiana Brasov, ubicada en medio de los bosques de los Cárpatos. Después de la caída del comunismo, el boom de la industria turística garantizó un impulsó del sector. Los esquiadores transmiten el crisol cultural que se plasma en los servicios de descensos de esquí.

La burbuja polaca

En su extremo norte, Polonia ofrece una gran variedad a los entusiastas del esquí, en especial por estar organizando las Olimpiadas de invierno de 2010. Sus laderas son famosas por su suavidad y por no contar con obstáculos como rocas duras o árboles. Esto permite convertir a las pistas polacas en uno de los destinos preferidos de los esquiadores con menos recursos económicos. La principal estación de esquí se encuentra en la salvaje cadena montañosa de Tatry, en la zona sur del país, que cuenta con numerosos remontes de esquí.

Chequia, por favor

La nieve fresca de los descensos de la República Checa atrae a muchos esquiadores de élite lo que hace que su aprés-ski sea firme rival para las localidades alternativas. Las desafiantes y elevadas pendientes del norte del país, como las que hay en las montañas de Krkonose, no sólo cotizan al alza entre los profesionales del esquí sino que son un lugar perfecto para entrenar además de ofrecer algo de diversión.

Fotos: Eslovenia (Wyco/Flickr); Rumania (Bodgan Mora/Flickr); Polonia (Crivin/Flickr)

Translated from Eastern ski resorts take centre piste