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Las elecciones francesas, “trampas para estúpidos”: el voto inútil

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Política

En la víspera de las elecciones francesas, nos van a inundar con estadísticas fiables que ponen de manifiesto el voto de “los jóvenes”, de “las mujeres”, de “la tercera edad” e incluso de las diversas categorías socio-profesionales. Sin embargo, se trata de un voto que inclina generalmente la balanza de las elecciones y que, teniendo en cuenta los precedentes, podemos llamar el voto estúpido.

En efecto, en Francia existe una masa informe capaz de decidir el destino electoral que cuenta con un 10 al 20% de los votos. Masa “informe” ya que aunque existan muchos libros que han intentado definirla (Michel Audiard, François Cavanna…), siempre ha sido muy difícil establecer los límites. ¿Entonces, como podemos identificar y cuantificar el voto inútil?

No me agrada, pero mi voto es “útil”

Esto es difícil de decir cuando muchos de los votantes inútiles se esconden. Sin embargo, se definen a sí mismos como votantes inútiles. A principios de los años 80 podemos recordar los mítines del Frente Nacional donde podíamos encontrar simpatizantes con camisetas que decían “Yo soy estúpido, voté a Mitterrand en el año 81”. En estos mítines encontrábamos a los estúpidos que se muestran, a los militantes inútiles, a los estúpidos que luchan. Desgraciadamente, el estúpido es muy a menudo menos visible, está más avergonzado y es más hipócrita.

Asimismo, es difícil definir el término. Preferimos utilizar el término “voto inútil” que el de voto de los “estúpidos” para no herir los sentimientos de nadie. Pero, ¿podemos estar seguros de que en vez de votar “útil” nunca hemos votado de forma inútil? Es verdad que el voto útil”, solicitado siempre por los subalternos y no por los jefes, evoca nociones de estrategia, de objetivo, de inteligencia. Un ejemplo es el siguiente: yo no voto a la derecha – soy de izquierda – pero estoy obligado por mi oscuro deber republicano a bloquear a la extrema derecha. Esto es lo que ocurrió en 2002 cuando electores tradicionalmente de izquierda sabotearon la elección de Jean-Marie Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales. No me agrada pero mi voto es “útil”. ¿Pero consiste realmente el juego de la democracia en votar “útil”? ¿No podemos sentirnos manipulados y a su vez tentados de dejarnos llevar por la estupidez?

¿Puede afectar el voto inútil negativamente a la democracia?

La llamada al voto inútil existe efectivamente. Y esta llamada apenas se oculta. Para ello los políticos apelan a una serie de resentimientos – el miedo, el odio, los celos – expresados con expresiones que van desde “os protegeremos” hasta “no me gustan los ricos”. Podemos afirmar que la campaña actual, que no destaca por su elevación de espíritu, presenta cada vez más llamadas directas al voto inútil. De hecho, siguiendo una “sociología electoral para tontos”, diremos que el voto inútil es en realidad el resultado de una táctica orquestada de forma brillante por los expertos. Estos expertos que encolerizan con “trampas para estúpidos”, tan populares desde el eslogan popularizado el 1968 por Jean Paul Sartre: “Las elecciones, trampas para estúpidos”.

Pero el voto inútil no pertenece exclusivamente a los idiotas, sino que también puede ser “instructivo”. Para ello solo hace falta, por ejemplo, realizar un uso intensivo del “no”, que en Francia une mucho a las personas. Entonces, nos sentimos libres e independientes. Sn embargo, seguimos siendo conservadores y reaccionarios. ¿Quién acaba de decir “no” recientemente y se empecina en mantener ideas de rechazo? Busquen, busquen y lo encontrarán.

Una última pregunta: ¿es el voto inútil una cuestión de edad? Es verdad que en general “esto puede no ser verdad”. Podemos observar que en un país donde no se le retira el permiso de conducir a una persona que pierde la vista peligrosamente, tampoco se le retira su derecho a voto a alguien senil. ¿Deberíamos establecer una correlación entre una sociedad que envejece y un incremento de la estupidez? Esto sería probablemente injusto y muy restrictivo, por lo que mejor cantar con Brassens: “le temps ne fait rien à l’affaire, quand on...” (“la edad no tiene nada que ver, cuando…”)

Si alguien desea conocer su grado de estupidez debido a las dudas que le asaltan al leer este artículo, puede hacerlo antes de votar en una página web especialmente creada para ello.

Fotos:  portada (cc) Brice Blondel/flickr , Texto (cc) Sterin/flickr ; Vídeo:Brassens (cc) ptetbenquoui/YouTube

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Translated from « Élections, pièges à cons » : une histoire du vote en France