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La Unión Europea en Palestina: tan lejos, tan cerca

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Después de los acuerdos de Oslo, la UE se apuraba en dar su apoyo a la Autoridad Palestina… Diez años, una Intifada y miles de muertos más tarde, ¿cómo se ve a la Unión Europea? Reportaje en una Palestina vaciada de su sangre y reocupada.

“Sólo pensamos en eso, sólo se habla de eso, nuestra vida gira sólo entorno a eso”, se desespera Fella, una de las 5000 estudiantes que cuenta Birzeit University. « Eso », es «Surda», el check-point creado cerca del pueblo de Surda y que bloquea desde marzo de 2001 la ruta que lleva al campus de Birzeit, unos 20 kilómetros al norte de Ramallah. Al cruce de esta calle con otra de territorio israelí que lleva a la colonia de Beit El, el ejercito israelí ha levantado bloques de cemento para impedir el paso. Toda persona que desea pasar, debe recorrer casi un kilometro caminando… A cada extremidad, decenas de taxis amarillos esperan a sus clientes… Antes de 2001, sólo hacía falta un cuarto de hora para llegar a Birzeit, hoy se necesita de media hora a cuarenta y cinco minutos. Incluso más de una hora, cuando los soldados israelíes se empeñan en comprobar los papeles de identidad de las miles de personas que pasan todos los días por Surda. A veces, se pierde el control. Estudiantes, hasta profesores detenidos, y las manifestaciones vuelven a empezar, y las piedras vuelven a volar…

« En estas condiciones, agrega Fella, no tenemos mucho tiempo para pensar en la Unión Europea…» Sin embargo, la UE está muy presente en Surda. Un préstamo del Banco Europeo de Inversión financió la renovación y la ampliación de esta ruta en el año 2000. “Sabe, continúa la estudiante en interpretación, materialmente es bueno que los europeos nos ayuden, pero lo que queremos hoy es nuestra libertad. El pueblo palestino está contento de tener carreteras, pero si no las puede utilizar ¡no sirve de nada!”» Simple sentido común.

Imad Ghayathah, un joven profesor, asistente en el departamento de historia de Birzeit, es más incisivo: “la Unión Europea no hace nada en Palestina, sólo hace el trabajo sucio, es débil… La UE da dinero para estabilizar el conflicto a favor de los Estados Unidos e Israel”. Y la UE da mucho: casi 4000 millones de euros entre 1993 y 1999. Y cuando la Intifada pasaba por su época más violenta entre 2001 y 2002, desbloqueó con carácter de urgencia fondos en apoyo al pueblo palestino y a las finanzas de la Autoridad Palestina. Pero, al mismo tiempo, sigue Imad, “cuando los Estados Unidos piden a la UE que presionen a Yasser Arafat para poner fin a la violencia, lo hace… Nunca, la UE pide que se presione al primer ministro israelí Ariel Sharon para que pare la ocupación. En la situación actual, esta última reflexión es desesperadamente justa. Mientras la calma no vuelva a los territorios palestinos bajo los golpes del ejercito israelí, mientras un gobierno presidido por Abou Mazen, el eterno segundo de Arafat, no entre en funciones y los Estados Unidos no presenten sus “hoja de ruta” para conseguir la paz en esta región, la Unión Europea está condenada a jugar un papel secundario. Israel declaró explícitamente que no quería la mediación de los europeos, aunque sean miembros del “Cuarteto” que propuso esta iniciativa.

Ningún respeto por los “enanos”

Roger Heacock es profesor de historia en Birzeit y multilateralista convencido. Para este franco-británico, la Unión Europea es una institución muy bonita, pero si “los palestinos y Yasser Arafat a la cabeza, adoran a Europa, en cambio no la respetan: ¡es un enano diplomático!”. “Es cierto, confirma Yoke van der Meulen, la responsable del programa ‘Palestine Arabic Studies’ creado para introducir a los estudiantes extranjeros a la cuestión palestina, Europa esta llena de buenas intenciones sobre Palestina, está mejor vista por los palestinos que los Estados Unidos, pero, hasta que no se demuestre lo contrario, no tiene peso diplomático real”. Si Israel está claramente apoyado por los Estados Unidos, agrega Roger Heacock, “los europeos son mucho más tímidos con Palestina, divididos entre varias tendencias, diferentes alianzas en su seno… Los palestinos no se dan cuenta de esas divergencias”. Por eso, continúa el profesor de historia, visto desde Ramallah o Gaza, “Europa no va más allá de la buenas intenciones y su política no es clara, su voz no es escuchada» y Ariel Sharon no recibe, sin una palabra, a su enviado especial.

La UE crea muchas esperanzas. Según Abir, una encargada de cursos de historia en la universidad de Al Quds, la universidad de la zona árabe de Jerusalén: “Los europeos necesitan crear rápidamente su ejercito, para imponerse en la escena internacional, pero creo que todavía hay problemas de liderazgo…” Esta ingenuidad emociona más todavía si sabemos que esta joven licenciada confiesa su interés y admiración por una Unión Europea que supo entenderse para desarrollarse juntos… “Para los árabes, es un ejemplo que hay que estudiar; los europeos lograron conciliar diferentes culturas, diferentes idiomas, mientras que entre nosotros, en la Liga árabe, el acuerdo parece imposible, a pesar de un idioma y una historia común…” Para Imad Ghayathah: “Claramente, nos interesa que Europa sea la segunda potencia mundial”. Sin embargo, advierte el profesor asistente “antes de nada, antes de que Palestina pueda aceptar plenamente a Europa, quiero que reconozca mis derechos históricos, el derecho de vivir sobre mi tierra y que reconozca su culpabilidad. Por culpa de Gran Bretaña todavía soy un preso en mi propio país; por culpa de Europa, nació Israel … »

«¿Prodi, quien es este? »

Mal vista, ignorada, y responsable por el pasado colonial de sus países miembros, la Unión Europea trata de enfrentarse al problema palestino… La delegación de la Comisión europea en Jerusalén-Este intenta coordinar las iniciativas diplomáticas de estos quince miembros. Intenta también tener peso en el debate y hacer escuchar una voz europea, pero parece en vano. En efecto, a esta UE le hace falta una figura reconocible. Un simple sondeo a los palestinos sobre los dirigentes europeos es suficiente para darse cuenta del tremendo anonimato de nuestros comisarios europeos. Ni una sola persona parece haber oído hablar de su presidente, Romano Prodi… “¿Y ése quién es?” es la respuesta más frecuente. Sólo el nombre del embajador europeo en Oriente Próximo, Miguel Angel Moratinos les suena a los palestinos.

Para muchos, la UE es ante todo Blair y Chirac, más específicamente Blair en contra de Chirac. El primero es cordialmente odiado por su posición sobre Irak, mientras el segundo es adorado en Jerusalén, donde su toma de posición a favor de los soldados israelíes durante su visita de la ciudad vieja en 1996 está grabada en la memoria de todos, y en Ramallah, donde su discurso en contra de la corrupción de la Autoridad Palestina había suscitado hurras frente a Yasser Arafat, paradójicamente feliz… Pero el conocimiento sobre la UE es todavía más mediocre. En Birzeit, pocos son los cursos en los que se escucha hablar de este objeto institucional no identificado. La complejidad de la arquitectura institucional, la ausencia de política extranjera clara e identificable es más que obvia en los territorios palestinos… Pero mientras tanto, en Surda, los palestinos caminan, y como dice Fella: “Gracias a los israelíes, no necesitamos ir al gimnasio, ¡todos los días podemos caminar por lo menos dos kilómetros!”

Translated from L’Union européenne en Palestine : si loin, si proche