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La 'triste' vida de los 'copii de bani gatta’, los niños ricos de Rumanía

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Todo el mundo los trata con el mismo desdén y desprecio, pero no con tanto odio como aquí. Los nuevos ricos del país del Este son llamados literalmente “los que nacen con dinero” o “los hijos de padres ricos”. ¿Dónde está el problema?

 Los medios los llaman la nueva élite, pero no tienen nada que ver con la élite en el sentido tradicional. Los copii de bani gata (del rumano copii, ‘hijos’ o ‘descendientes’, y bani gata, ‘padres ricos’) son los jóvenes que se regodean en el lujo de sus ricos padres. Son los héroes incondicionales de la prensa rosa y protagonistas de los llamativos reality shows baratos. Para muchos rumanos, también son objeto de envidia y admiración, representantes de una clase social que le sacó partido a la transformación del sistema político.

Pequeños reyes y sus hijos

Elena Basescu, la hija del presidente de Rumanía, es a sus 30 años europarlamentaria en Bruselas. Sigue siendo la representante más famosa de su país del club de los copii de bani gata. Los periodistas describen esta situación como una política elaborada por su padre, Traian Basescu. “Los periodistas rumanos decidieron investigar el asunto”, comenta Dan Tapalaga, redactor del portal de noticias de internet Hotnews.ro. “Queríamos destapar los casos de nepotismo en la política. Un periodista de HotNews llamó a los partidos locales (fingiendo ser un activista del gobierno central) para ‘asegurarse’ de que Elena obtendría diez votos seguros; cinco de ochos políticos fueron embaucados, con lo cual se confirmó que habían hecho dicho trato”.

No son casos aislados, pese a que Tapalaga opina que este fenómeno se hizo notorio a partir del año 2003. “Los conocidos como barones locales y los políticos que administraban el dinero de los municipios comenzaron a implicar a sus hijos en la política diaria para sacar dinero del presupuesto estatal”. Parece ser que la mayoría huyeron con él. Pese al odio y envidia existente hacia ellos, también hay un cierto grado de aceptación social y de admiración por su ingenio. Sin duda alguna, los rumanos no inventaron el nepotismo: miren si no al hijo del presidente de Francia Nicolas Sarkozy, Jean. No existe control social, ni siquiera en los medios. Esto sucede principalmente porque la mayoría están controlados por los políticos, según Tapalaga. “Sus hijos hacen lo que quieren con impunidad, utilizan el conocimiento y el poder de sus padres. Por ejemplo, el ministro de Interior es a su vez director general de la Policía de Rumanía. Su hijastro es un dentista titulado y formó una empresa de seguridad. Sin sus contactos, no podría haber obtenido los permisos necesarios, ni los contratos públicos valorados en ocho millones de euros que realizó poco después. Es imposible eliminar 20 años de corrupción en unos días”. “Los políticos son como pequeños reyes”, añade. “Gobiernan Rumanía al estilo medieval: la mayoría vivieron el régimen político anterior y ahora sus hijos continúan lo que sus padres comenzaron”.

Pobres niños ricos

A veces es duro ser miembro de la “casta”. Rita Muresa, antigua Miss Rumanía y organizadora de Miss Rumanía Adolescente, es ahora una importante diseñadora de moda y madre de dos hijas. Visito su casa, un bonito edificio de uno de los barrios más caros de Bucarest. Todo el inmueble, al igual que otros tantos de esa calle, pertenece a su marido, un hombre de negocios de la industria siderúrgica. En su casa, de varios pisos, las hijas tienen su propia planta para jugar. Es caótico y muy gracioso: Rita y su hija mayor, que se llama igual, están celebrando el día de su santo. Entre el feliz caos del personal, los niños corriendo y el ruidoso perro labrador, el marido me ofrece champán y se disculpa por la mesa deteriorada: “Estamos esperando a que el perro crezca. Si nos deshacemos de esta mesa seguro que comenzaría a morder la otra, que es de Svarowski”.

Rita baja las escaleras, mirando con lupa al personal, mientras espera a sus invitados del extranjero. Además de conocer el glamour de trabajar en Italia, hace hincapié en que proviene de una familia modesta que sabía cómo era la vida en los tiempos del comunismo. Comenta que ha trabajado muy duro para llegar a tener éxito y, por ello, intenta no malcriar a sus hijas y evitar que sean egoístas, pese a entender la enorme presión que reciben de los integrantes del ambiente en el que viven. “Si los amigos de mi hija condujeran Ferraris y ella se quedase en ridículo, supongo que tendría que comprarle un Ferrari, aunque vaya en contra de mis principios”. Rita se posiciona entre dos mundos: el extremadamente rico y el “normal”. Realiza fielmente donaciones a organizaciones benéficas como Save the Children, pero, a la vez, los niños ricos son los clientes que adquieren sus diseños. “Sus padres hacen dinero rápida y fácilmente. Los niños gastan ese dinero con la misma rapidez y facilidad. No querría que mis hijas crecieran con esta gente, pero no es de mi incumbencia cómo los demás crían a sus hijos”.

La principal estrella del reality show rumano 'Saracii copii bogati' ('Pobre niños ricos')

Los 'pobres niños ricos' tienen también sus defensores. “Los ‘bien nacidos’ o, como decimos aquí, aquellos que nacen con dinero, son odiados”, menciona Sandra Scarlat, periodista de Adevărul, un periódico de Bucarest. “Se considera que es la actitud correcta a seguir en esta sociedad. Los periódicos no escriben nada bueno sobre Elena Basescu. No sé si es porque no se lo merece o porque es muy sencillo ridiculizarla por su imagen”. La hija de presidente está trabajando en el Parlamento Europeo desde 2009. ¿En vano? Busca en Google Basescu, y encontrarás varias declaraciones suyas vacías de sentido y fotos posando con coches de lujo de fondo, como una chica Playboy.

Comprender a los ‘modelos a seguir’

Daniel Mitulescu, galardonado productor de cine que ha estado este año con la promoción de If I Want To Whistle, I Whistle (‘Si quiero silbar, silbo’) en el festival de cine de Cannes, confirma este panorama. “Los medios los utilizan”, explica este sociólogo licenciado en la Sorbona de París. “Es una estrategia para vender envidia. Pero para muchos, son modelos a seguir. Si vas por la tarde a uno de esos clubs en Dorobanti (donde la aclamada arquitecta Zaha Hadid ha propuesto construir una torre), no sólo verás a los nuevos ricos: también hay taxistas que despilfarran su sueldo en champán sólo para sentir que son parte de este club en ese momento. Miran a las chicas y sienten que pertenecen a su mundo”.

Los nuevos ricos fascinan a los rumanos de a pie. La gente sigue sus vidas por las revistas del corazón, los admiran y los odian a la vez. Los copii de bani gatta son la encarnación de sus sueños fructíferos en un país donde las brechas sociales son enormes, donde el salario medio apenas supera los 1.300 lei (305 euros). En última instancia, nadie elige su familia cuando viene a este mundo. “Por ello intento comprender a los copii de bani gatta”, explica Sandra Scarlat. “Es duro encerrarse en un vacío mundo de diversión y dinero, donde el que está fuera de este círculo te mira con desdén y dice que no tienes lo que te mereces porque lo conseguiste de tus padres. Es difícil hacer amigos fuera de este círculo mágico si lo miras de esta forma: su vida es triste”. 

Imagen: Andrea Podarescu ©Saracii copii bogati/ Facebook

Translated from Bogate rumuńskie biedactwa