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La extrema derecha de España: ni Turquía ni mundialización

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SociedadPolítica

Los fallidos intentos de crear una formación fuerte a la derecha del Partido Popular ha provocado que hasta seis formaciones de este espectro planeen concurrir a las próximas Elecciones Europeas del 7 de junio con perspectivas poco halagüeñas

En los comicios europeos de 2004, la suma de los votos de los partidos de ultraderecha en España (o 'social patriotas' como prefieren ser llamados) rondó los 25.000 apoyos, un dato que contrasta con los eurodiputados conseguidos por sus homólogos en Francia, Italia, Austria, Bélgica y Rumanía, que acompañados del euroescéptico Partido por la Independencia del Reino Unido formaron la coalición Identidad, Tradición y Soberanía presidida por el francés Bruno Gollnisch. Un Grupo Parlamentario de 20 diputados que tardaría menos de un año en resquebrajarse después de que la eurodiputada Alessandra Mussolini tachara de “criminales” a los inmigrantes rumanos en Italia. Una salida de tono que sus compañeros del Partido de la Gran Rumanía no aceptaron de buen grado y que provocó la disolución del Grupo.

El líder de La Falange, Manuel Andrino, achaca la marginalidad de los movimientos españoles a la tardía llegada de inmigrantes. “El desarrollo económico ha llegado a España más tarde que a otros países. Y con ello ha llegado mas tarde la inmigración, que es un puntal en el discurso de algunas formaciones 'social patriotas' que en Europa han avanzado”, asegura. Cabe preguntarse entonces ¿necesita la extrema derecha a los inmigrantes para crecer?

España 2000, la inmigración como caballo de batalla

Los valores de la malograda coalición parlamentaria Identidad, Tradición y Soberanía son el modelo a seguir para José Luis Roberto, líder de España 2000. Esta formación, que se define como 'nacional populista' centra su discurso en un contundente rechazo a la inmigración que se ha materializado en marchas como la realizada en el barrio de Ruzafa, una zona con gran presencia de población magrebí. Conocido abogado y empresario de la Comunidad Valenciana, región en la que España 2000 consiguió dos concejales en las últimas Elecciones Municipales, Roberto deja claro a Cafebabel.com cuáles son sus espejos en Europa. “Nos unen lazos fraternales con el Front National (partido de extrema derecha francés liderado por Jean-Marie Le Pen) e identificamos nuestras propuestas con las que hace suyas el Grupo Técnico del Parlamento Europeo Identidad, Familia y Tradición”. No solo a ellos se refiere, amplia su círculo de simpatías a “todos los movimientos europeos que resisten al mundialismo y a la globalización en sus distintos frentes: movimientos que se oponen a la inmigración masiva, a la deslocalización empresarial, que proponen una recuperación de los valores propios de nuestra cultura, que exigen políticas sociales decididas y reivindican los rasgos tradicionales de nuestros pueblos y de nuestras identidades nacionales”.

La Falange o la resistencia a abandonar un legado

Un mensaje similar pero revestido de una estética tradicionalista es el de La Falange, de Manuel Andrino, que sigue utilizando en sus actos símbolos de antaño como la camisa azul, el yugo y las flechas o el canto del Cara al sol al finalizar sus actos. Rechazan una renovación que desde otras formaciones se le ha solicitado para marchar en coalición, anteponiendo a la unidad la fidelidad a unos símbolos del franquismo que consideran prácticamente sagrados. Bajo esta mística heredada del periodo de entreguerras, sus palabras no distan demasiado de las anteriores de Roberto. Europa de las patrias, antimundialismo y rechazo a la integración turca ante el temor a flujos migratorios masivos. “No podemos entender ni admitir que en esa súper estructura que es la UE se pretenda incluir a estados que desde luego jamás formarán parte de Europa ni de la civilización occidental, como es Turquía”, defiende Andrino.

Frente Nacional, la vía de la renovación

Entre La Falange y España 2000 se sitúa el Frente Nacional, un partido que comparte nombre con la formación francesa liderada por Jean Marie Le Pen y que tiene a la cabeza a un líder joven pero con una amplia trayectoria militante, José Fernando Cantalapiedra. El Frente Nacional está formado por antiguos miembros de Falange que han abandonado en sus actos toda referencia al pasado y se han centrado su discurso basado en la defensa de la unidad nacional así como en la inmigración y la prioridad de los ciudadanos nacionales, una estrategia que ha dado buen resultado a sus homólogos europeos. Son además los promotores del “Frente Nacional Europeo”, una iniciativa para estrechar lazos con formaciones afines en Europa a la que se han adherido el NPD alemán, que cuenta con ocho parlamentarios en Sajonia y seis en Mecklenburgo-Pomerania (y cuya ilegalización se frustró tras descubrirse la presencia de confidentes policiales infiltrados en el mismo), los italianos de Forza Nuova, los rumanos Noua Dreapta y la formación griega Golden Dawn.

Junto a estas tres formaciones los electores españoles encontrarán papeletas de formaciones como Democracia Nacional o Alternativa Española que ocupan una posición ideológica similar con distintos matices, lo cual no evitará que salvo sorpresa mayúscula en las próximas elecciones europeas sigan condenados al ostracismo en un mar de siglas y divisiones. El desgaste de los partidos tradicionales fruto de la crisis económica mundial y posibles conflictos de integración en un país como España que ha vivido un rápido ascenso de población inmigrante en los últimos años pueden allanarles el camino. El líder de España 2000 así lo percibe: “Contemplamos un futuro en el que aparezca un gran movimiento de cambio del que nosotros tenemos voluntad de ser una parte integrante junto a otras fuerzas surgidas al calor de la crisis y del desprestigio creciente de las viejas siglas”.

El Frente Nacional está prestando gran interés por la cita con las urnas en junio estrenando web 2.0 y haciéndose con el domino www.europeas2009.com. “Gran parte de la soberanía en las decisiones de gestión pública que afectan a la vida diaria de los ciudadanos como son la política monetaria, la inmigración y el control de las fronteras así como una parte importante de la política fiscal dependen de la UE por lo que los ciudadanos tenemos una responsabilidad grande este próximo mes de junio”, apunta Cantalapiedra.