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La energía atómica divide Europa

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La energía atómica imposibilita el acuerdo. Alemania y Suecia se retraen, mientras Francia sigue invirtiendo. ¿Es la energía atómica un juego peligroso o la única solución a la catástrofe climática?

La energía atómica es más criticada que nunca, en especial en Europa. Sin embargo, sorprende conocer las cifras: en 2004 produjeron energía casi 440 centrales nucleares en 30 países, representando el 16% de las necesidades energéticas mundiales. Entre ellas, 104 centrales están en EE UU y casi 60 en Francia. En los últimos años se han construido 26 nuevas instalaciones, 18 de ellas en Asia. En la UE, antes de la ampliación, el 38% de la energía producida era de origen nuclear y la Comisión Europea se posicionó a favor de la promoción de la investigación nuclear. Sin embargo, los Estados miembro permanecen divididos en cuanto a la utilización de la energía nuclear.

Las críticas a la energía nuclear

En los últimos años, los adversarios de la energía nuclear le han dedicado mucha atención. No sólo por la entrada en vigor de la ley nuclear de Alemania en 2002, que preveía el abandono planificado de la producción de energía nuclear para 2021. También Suecia (1980), Italia (1990), los Países Bajos (1997) y Bélgica (2002) decidieron un cierre progresivo de sus instalaciones, si bien, sobre todo en Italia, aún se cuestiona actualmente esa decisión. Otros países como Portugal, Austria, Dinamarca e Irlanda no están en cambio hasta el momento decididos a abandonar la energía nuclear. Lo mismo podemos decir para tres de los nuevos Estados miembro: Polonia, Estonia y Letonia.

La energía atómica, para los antinucleares, es simplemente demasiado peligrosa, la cuestión de la eliminación de los residuos atómicos indisolubles y el peligro del abuso del material nuclear son cuestiones graves. Ademas, en su opinión, esta energía no es rentable por las altísimas inversiones necesarias para la construcción de nuevas centrales. Por ello, muchos críticos señalan que esta fuente energética sólo resulta rentable porque se ha potenciado desde 1950 con alrededor de un billón de dólares de subvenciones estatales. Para los antinucleares, el futuro debe ser el ahorro energético, las energías renovables y la utilización eficiente de las energías convenciales como el carbón, el petróleo y el gas.

Ventajas económicas

En el lado opuesto, muchos de los más importantes productores de energía atómica se aferran a esta tecnología. Francia, que con un 80% de energía de origen nuclear es el país del mundo con mayor porcentaje de energía nuclear, tiene intención de construir un nuevo reactor nuclear con técnicas de agua a presión en Flamanville. En Finlancia están en marcha los trabajos para el nuevo reactor en Olkiluoto. Tampoco Hungría, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia y Lituania tienen ningún proyecto de abandono nuclear, aun cuando algunos de los reactores de tipo soviético deberán cerrarse por razones de seguridad de aquí a 2009. El Reino Unido y España, si bien se muestran partidarios de la energía nuclear, no tienen de momento ningún proyecto de nueva central nuclear a la vista. Muy diferente es la situación en Japón, Rusia, China e India, donde en 2004 se ha anunciado la puesta en marcha o construcción de nuevas centrales. Por último, EE UU en su "Energy Policy Act 2005" se ha pronunciado a favor de la construcción de una nueva central nuclear. Así anunció el Presidente Bush la construcción de un nuevo reactor en esta década.

Los portavoces de los partidarios de la energía nuclear observan en esta energía sobre todo las ventajas económicas de los bajos gastos de producción, así como la independencia respecto a las variaciones en el precio del petróleo. Creen que el progreso técnico debe hacer más seguros el funcionamiento de las centrales eléctricas y la eliminación de las barras de energía nuclear. Y subrayan además, como la AIEA (Agencia Internacional para la Energía Atómica), las bajas emisiones de gases de efecto invernadero por lo que la energía nuclear proporciona una nueva ventaja económica en el marco de las condiciones del Protocolo de Kyoto.

La paradoja permanente

¿Cómo debe valorarse el futuro de la energía nuclear? Por una parte, el desarrollo del precio del crudo y los nuevos costes de las emisiones hacen ahora más interesante en términos económicos la energía atómica. El proyecto ITER de construcción de un nuevo reactor de fusión constituye un gran esfuerzo que abre nuevos horizontes energéticos, puesto en marcha hasta 2016 por la UE, China, Japón, Corea del Sur, Rusia y EE UU, bajo supervisión de la AIEA. También el Tratado Constitucional conserva el Tratado EURATOM de 1957 para la promoción de la Energía Atómica como un apéndice, en el que de destaca de nuevo su importante papel.

Por otra parte, con el eslogan "Basura nuclear", el 11 de septiembre de 2001, la crisis con Corea del Norte y el pretendido terrorismo atómico de Irán, la energía nuclear se ha puesto de nuevo en cuestión. Se mantiene la paradoja económica: las centrales nucleares en pie aparecen como las más eficientes en los mercados energéticos liberalizados, pero la construcción de nuevas centrales energéticas sin subvenciones estatales es casi impensable yendo por además contra la idea del libre mercado. Por consiguiente, no es extraño que la prolongación de su existencia haya endurecido el discurso de los antinucleares.

Translated from Die Atomenergie spaltet Europa