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Jóvenes, asalariados y móviles

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Sociedad

A fuerza de animar a los jóvenes estudiantes a recorrer el mundo, cabía esperarlo: son muchos los que, presos del virus del viaje, deciden instalarse en el extranjero y trabajar allí. ¿Cómo tomárselo?

El portal europeo sobre movilidad laboral en Europa permite obtener información sobre los países de acogida y ponersde en contacto con consejeros laborales (Imagen, Web Eures)

“A la movilidad del trabajo en Europa le cuesta despegar. Donde las cifras están al alza, es entre los jóvenes trabajadores que busan su primer trabajo fuera de su país de origen”, afirma Jimmy Jamar, responsable de movilidad laboral en la Comisión Europea. Así, estos últimos años, jóvenes lituanos letones y polacos se fueron a vivir a Europa occidental para obtener una primera experiencia profesional. Destino: el Reino Unido, Irlanda o Suecia, que son los países europeos más hospitalarios y más ávidos de jóvenes recién diplomados. Desde 2004, ya se ha expatriado un millón de trabajadores de todas las edades. Pero en este caso no se trata de una fuga de cerebros, pues la partida es temporal. No es nefasta para el país de origen…, más bien al contrario: “Los países del este se han visto un poco desprovistas de su mano de obra cualificada, pero desde 2006 los jóvenes regresan. Trayendo en el bolsillo una experiencia muy positiva y los medios para reintegrarse al mercado de trabajo.”

Enriquecerse en lo profesional es enriquecer a su país. No es, pues, sorprendente, que los Estados europeos se desvivan por poner sus ofertas de trabajo en común y sus trabajadores en relación con los empleadores. Para 16 millones de parados, hay 3 millones de empleos no cubiertos en la UE. Para fomentar la movilidad de los trabajadores, la Comisión ha puesto en marcha una web llena de informaciones sobre los diferentes derechos de trabajo en Europa y las necesidades en términos de mano de obra de cada país: Eures, el portal europeo para la movilidad de empleo. A saber, no menos de millón y medio de propuestas de trabajo y trescientos mil currículums en línea. Una herramienta impresionante, traducido en 25 lenguas, que no permite aún, sin embargo, salvar por completo los obstáculos que conlleva una carrera profesional transnacional.

¿Rompecabezas administrativo?

La expatriación, como se dice a menudo, es un quebradero de cabeza: “La gente no es muy móvil porque no se informa. Las cuestiones administrativas le dan pereza”, prosigue Jimmy Jamar. Verónica González de la Rosa es una joven española de veintitrés años. Trabaja como traductora en una empresa francesa cerca de Lyon. Encontró este empleo fijo en apenas dos meses: “He tenido bastante suerte. ¡Incluso los jóvenes franceses lo pasan peor al principio para encontrar un trabajo! Por supuesto, al principio yo no entendía todo, pero me explicaron bien cómo funciona el mercado de trabajo en Francia (35 horas, días libres recuperados, impuestos…) ¡Pero debo confesar que me llevó un poco de tiempo comprender el sistema de la seguridad social o las mutuas en Francia!”, recuerda esta joven asalariada. Sobre todo porque en España no funciona en absoluto igual: “Cuando uno va al médico, no piensa en llevarse la tarjeta de crédito o la chequera para pagar al final”.

Sin pareja, sin niños, el camino parece asimismo más fácil para los jóvenes profesionales. Aun más para aquellos que tienen el perfil Erasmus. Tras un año de estudios en Edimburgo, Susanne Velke, joven alemana de veinticinco años, acaba de ser contratada como consultora junior en una empresa especializada en energía: “Lo más importante es ser activo y mostrar la capacidad de tomar iniciativas. Siempre he querido trabajar y vivir en el extranjero. Después de mi master, envié una candidatura para una oferta de trabajo disponible en la página de la empresa, sólo por ver qué pasaba. ¡Me llamaron para una entrevista y me ofrecieron trabajo para la siguiente temporada!”

Consejos de especialistas

Para armonizar la selección de empleados en Europa, la Comisión ha concebido el Curriculum europeo.

En el hall de Espacio Empleo Internacional, junto a la Colonne de Juillet de la plaza de la Bastilla de París, los consejeros franceses acogen a todas las personas deseosas de encontrar un trabajo en el extranjero: “Por lo general, los empleadores piden al menos dos años de experiencia. Ofertas para jóvenes diplomados, no es lo que más tenemos”, previene Laure Detalle-Moreau, encargada de comunicación. “Sin embargo”, precisa, “empresas extranjeras, francófonas u orientadas al mercado galo, pueden estar interesadas por perfiles franceses. Así que es posible hacer candidaturas espontáneas. Esto funciona así."

Antes de partir, suele ser esencial preparar bien el viaje: “Un proyecto debe ser coherente. Nosotros avisamos a los visitantes diciéndoles que la movilidad es un proyecto de vida. Y hay que pensar también en el regreso: sabed por cuánto tiempo partís, y mantened enlaces profesionales, si es posible, para el regreso”. Saber regresar… Para Jimmy Jamar, son los Estados quienes deberían poner en marcha ayudas que vayan en ese sentido. Culturalmente hablando, el salto entre dos mercados de trabajo es un paso de gigante: “Fui a una entrevista de trabajo en Alemania”, recuerda Suzanne, “y como vivía en el extranjero desde hacía bastante tiempo y me faltaba vocabulario técnico de mi campo en alemán, fue una experiencia lamentable. ¡De todas formas, prefiero continuar trabajando en el extranjero!”

Al final, aunque la empresa parezca complicada, es asimismo positiva: “La experiencia profesional en el extranjero es distinta de un año Erasmus. Aquí, no tengo relación más que con gente del país”, concluye Verónica González de la Rosa. “Esta situación me ha permitido integrarme de verdad en una sociedad extranjera, hacer como los franceses, y conservando al mismo tiempo por supuesto mis raíces y mi cultura. Esto me ha enriquecido mucho en lo personal.” Falta dar esta oportunidad a los jóvenes asalariados menos cualificados que, por ahora, están excluidos de ella; para evitar crear una Europa de movilidad a dos velocidades.

Los países que acogen, los jóvenes que se expatrían

Los jóvenes de los Estados del sur de Europa son, por lo general los menos animados con la idea de trabajar en el extranjero, según el responsable de movilidad de la Comisión Europea. En cuanto a Alemania y Austria, estarían entre los países menos preparados psicológicamente para recibir asalariados extranjeros. Por el contrario, el Reino Unido, Irlanda y Suecia tienen las leyes menos restrictivas, como confirma Laure Detalle-Moreau : “Para los jóvenes franceses, en todo caso, Irlanda y el Reino Unido son los destinos más frecuentes. Los empleos más buscados son casi siempre en la hostelería y restauración. La mentalidad es diferente : ellos contratan y despiden con facilidad. Los empleadores hacen progresar a la gente y privilegian el saber estar sobre los diplomas.”

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Translated from Jeunes, salariés et mobiles