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Jean-Claude Acquaviva, raíz corsa

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El cantautor corso de 41 años, líder del grupo polifónico “A filetta” habla sobre su último álbum Medea. Parangonando a la heroína de Séneca con Córcega. Y a Jasón con Francia

El carisma de Jean-Claude Acquaviva se ve, se siente. Se transparenta ciertamente a través de aquellos gélidos ojos grises que me reciben en la mañana de un espléndido octubre parisino. Y emana también de esa voz hierática, casi eterna que ha logrado transportar al grupo que conduce “A filetta” a la cima de la polifonía corsa. Una voz a capella que precisamente, en la noche anterior a nuestro encuentro, fundida junto a las de los otros seis integrantes del grupo, encandiló al público de “La Mediteranée des Musiques” en el auditorio del Instituto del Mundo Árabe.

No se olvidará más “A filetta”

Sin embargo, la sala parisina no alcanzó ni de lejos la calidad acústica lograda por la pequeña iglesia de campo en la que por primera vez escuché a los A filetta. “Es cierto” me confiesa en una incomprensibilísima lengua corsa, el cuarentón Acquaviva, “concietos como el de Rogliano (N.de R., en el Cabo Córcega) nos permiten mantener el vínculo con nuestra tierra”

El grupo busca preservar ciertamente la simplicidad de 1958, año en que fuera creado por “aficionados, en su mayor parte maestros de escuela o pastores” entre los que ya se encontraba con sus trece años Jean-Claude Acquaviva. “En nuestro primer viaje al exterior, a la vecina Cerdeña, nosotros mismos debimos pagarnos el trayecto” –recuerda con una sonrisa–; “no pretendíamos más”. Mucho más tarde, en 1994 el viraje decisivo “Nos encontramos frente a una disyuntiva o continuamos divirtiéndonos o trabajamos en serio”. Nos decidimos entonces por el profesionalismo, impulsados por el deseo de crear y con la ayuda del compositor Bruno Coulais y del director Jean-Yves Lanzennec”. Ahora bien, con un compromiso claro: mantenerse fieles al nombre. “En corso, ‘Filetta’ quiere decir ‘helecho’, una planta muy común en Córcega y dificilísima de desarraigar, porque sus raíces se desarrollan horizontalmente”, explica Acquaviva acompañándose del gesto fluctuante de sus manos. “No sólo eso. Cuando un corso abandona la isla y olvida sus propias raíces decimos que se ha ‘scurdato di a filetta’ (N.de T. En corso en el original)”.

Innovaciones sí, pero nada de pop

Para Acquaviva, la música corsa debe saber mirar siempre hacia delante: “Queremos ser grandes como los demás, si no, será mejor quedarnos en un museo. Aquellos colegas nuestros que se oponen a las innovaciones me recuerdan a los convictos del canto XX del Infierno de Dante, que se hallaban condenados a caminar mirando hacia atrás y a llorar con las asentaderas. Lo cual no implica perder la autenticidad de la música corsa. Se refiere implícitamente a otro gran conjunto de polifonía corsa, I muvrini, que han fundido cantos tradicionales con sonoridades pop y acompañamientos instrumentales.

Similares argumentos sobre el compromiso político: “Muchos critican nuestro compromiso inicial favorable a la independencia de Córcega de Francia. Pero en realidad somos ahora más militantes que en nuestros comienzos”, afirma enigmáticamente Acquaviva.

Córcega como Medea “porque está anexada a Francia”

¿Qué es lo que puede vincular la causa corsa con el nombre del último álbum de A Filetta, Medea, extraído de la obra homónima de Séneca que resurge luego de casi dos milenios? “En primer término, el tema de la mujer”, explica Acquaviva, que a modo de introducción a uno de los tramos del concierto de la noche anterior citaba la tragedia del autor cordobés: “Ninguna fuerza del mundo, ni huracán, ni incendio, ni máquina de guerra contiene la violencia de una mujer abandonada, ni su fuerza, ni su odio”. “Exactamente” –exclama el artista que la ha traducido del latín al corso–, “yo veo en Medea la misma fuerza del movimiento de las mujeres corsas que se reunieron en la plaza en 1995 para protestar contra la violencia de los independentistas”. La violencia precisamente, con la que Acquaviva reconoce mantener una relación ambigua. “Condenamos los hechos de sangre que manchan a los ‘clandestinos’. Pero limitarse a condenarlos no basta.” Pausa. Luego, continúa poniéndose serio y usando el francés: “Quieras que no, la violencia clandestina nace de una injusticia. No aliento la independencia, pero es necesario no olvidar un irrefutable hecho histórico: Córcega fue anexionada a Francia. Es una tierra mucho más italiana que francesa. Nosotros, por ejemplo,” –prosigue dirigiéndose a mí y esta vez en corso–, “podemos entendernos. El problema es que Francia comete muchas injusticias con nuestra isla: las elecciones son fraguadas, no se vota libremente. Cada vez que se quiere incrementar el grado de autonomía se desencadena una especie de sistema inmunitario destinado a preservar el centralismo impuesto por París.”¿Qué tiene que ver todo esto con Medea? “Como la heroína de Eurípides y Séneca, Córcega ha sufrido la injusticia de Francia”. En efecto, por amor a Jasón, Medea traiciona a su padre y a la patria y luego este la abandona y ella se venga matando a los dos hijos que tuviera con él. Como en la tragedia, se violó un pacto”, arenga Acquaviva con absoluta gestualidad mediterránea

Para el cantautor corso, esta “injusticia” podría ser atenuada por Europa. Acquaviva, escéptico con relación a la Constitución europea por ser “demasiado liberal”, considera que Córcega lleva todas las de perder si los Estados nacionales recuperan ventajas. Porque lo que prima en Europa es la descentralización, algo que para Francia es inconcebible. Europa para los A filetta constituye una oportunidad de diálogo artístico: “En el marco del programa europeo Interreg (que apoya proyectos entre regiones europeas N.del R.) hemos tratado de comparar los diversos rostros de Medea en las tradiciones europeas en un espectáculo que dirige el napolitano Orlando Furioso, actrices sardas, músicos del conservatorio de Livorno y la composición de Bruno Coulet.” No solo eso, “cada año en Calvi, Córcega, organizamos encuentros con grupos polifónicos de todo el mundo”. ¿De quiénes se sienten más cerca, talvez de los vecinos sardos? “Extrañamente, no. Su canto se halla demasiado embalsamado”, dice: “yo adoro a los georgianos que nos han enseñado a cantar de manera potente y con ternura y de manera tierna y con potencia”, explica Acquaviva. El recuerdo va hacia aquella energía que se desprende de los crescendo de los A filetta, tiernos y fragorosos como el mar de Córcega. Y como el carisma de nuestro cantautor.

Foto micro: Didier D. Darwin (Tous des K)

Translated from Jean-Claude Acquaviva, radici corse