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Ján Figel: "Necesitamos al fontanero polaco"

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CulturaPolítica

Ján Figel, eslovaco de 47 años, es el nuevo comisario europeo encargado de Educación, Formación Cultura.

“La vida es el cambio. Europa es un objetivo en movimiento”. Desde su nombramiento en 2004, Jan Figel ha insistido en la responsabilidad de los ciudadanos en la construccion europea: “porque Europa no cambiará sin sus 500 millones de ciudadanos”. Entre las buenas resoluciones de ahora en adelante anunciadas por el Comisario Figel, figuran las de fortalecer el proceso de Boloña y la mejora de los sistemas educativos y universitarios. Además, el presupuesto del programa Erasmus debería triplicarse: de mil millones de euros a tres mil para los próximos 7 años.

“En la época de las dictaduras, las universidades se mantuvieron cerradas”, insiste Figel. “Debemos retener esta lección de la Historia para renovar la Europa de las invenciones, del Renacimiento y de la apertura al conocimiento”. Otro punto importante: aprender idiomas.

Para este comisario europeo, “es la diferencia de cultura política la que enriquece la a UE, como si fuéramos 27 teselas de un mosaico”. Si la relación de Eslovaquia con Europa es facil, no sucede lo mismo para la Republica Checa, más escéptica. “Sí, pero que los dos paises participen en las discusiones sentados en la misma mesa, en confianza, es esencial.”

Un mosaico ampliado

Jan Figel fue un de los negociadores principales en el proceso de adhesion a la U.E de su pais natal, Eslovaquia entre 1998 y 2003. “Una parte de la historia que no nunca mas se repetirá; fueron negociaciones dificiles pero inolvidables”. A diferencia de sus vecinos checo, polaco o hungaro, en 1998 Bratislava no formaba parte de los estados europeos aceptados para integrar el club europeo. La razón : este pais no protegia suficientemente las minorias en su territorio.

Desde su invitacion a Helsinki en 1999, Eslovaquia abandonó “su aislamiento a medias, del cual sufre hoy Serbia”. Si Eslovaquia acabó sumándose a las otras naciones ex comunistas, esto no fue por un ideal común, sino como prueba de madurez. “La integración debe ocurrir allí donde se está con los vecinos, no con Bruselas.”

Aceptar a los “fontaneros polacos”

A pesar de todo, la Europa de los 27 marca los límites de un proceso institucional: ningún otro país puede adherirse a la Unión Europea. Según Figel, el sistema decisional planeado por el Tratado de Niza es “como un par de pantalones estrechos”.

La iniciativa de la presidencia alemana para salvar el Tratado constitucional es tanto más simbólica cuanto que Alemania es uno de los países fundadores de la UE, y un país cuya reunificación fue una base para la ampliación con los países de Europa del Este. “La Unión Europea no se limita a Bruselas”, subraya este juez comisario. “No es el sentimiento, sino más bien la conciencia de formar una UE que valga la pena. La UE no es una pequeña entidad en algún lado, la UE son sus 500 millones de personas, libres y reunidas, creciendo juntas, no sin preguntas y sin miedo. Europa es una torre de Babel. Si echamos la vista 50 años atras, Europa fue un éxito. No hay que temer a los fontaneros polacos: los necesitamos”.

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Translated from « On a besoin du plombier polonais »