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Istvánffy, activista húngaro: Hay que “creer que las cosas pueden cambiar”

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Mientras el gobierno húngaro cierra locales populares, el movimiento 4K! o ¡movimiento cuarta república! intenta reclamar lugares públicos mediante flash mobs y otras acciones. Conocemos a András Istvánffy, el coordinador de la plataforma.

Nos sentamos a tomar un té en el acogedor Bistró Castro del centro de Budapest. El local está lleno, pero la atmósfera dista mucho de ser revolucionaria. Ya no estamos en aquellos días de enero cuando la tasa de cambio entre el florín húngaro y el euro batía records y corrían rumores de una inminente bancarrota. “El primer ministro húngaro Viktor Orbán se ha rendido ante la Unión Europea” dice András Istvánffy, un experto en comunicaciones que trabaja a tiempo parcial. Con 30 años, es coordinador del movimiento cívico, una plataforma activista que anunció el pasado octubre que formará un partido político de izquierdas.

Petición de verdad para una nueva Constitución

El movimiento 4K! empezó en 2007 gracias a un grupo de amigos  que sentían un “descontento general”, pero no tardó en convertirse en una libre asociación de activistas. El nombre, la Cuarta República, representa un deseo para renovar el país, y los valores centrales del movimiento son la libertad, la comunidad y el patriotismo. “La crisis de la tercera república, tal y como la definimos, empezó en algún momento tras el discurso de Őszöd”, explica András, refiriéndose a una grabación filtrada al público en septiembre de 2006 en que el antiguo primer ministro socialista Ferenc Gyurcsány admitió a sus compañeros del partido que había mentido sobre el estado de la economía para ganar las elecciones. “El sistema entero de instituciones políticas ha perdido su legitimidad, y la república tiene que restablecerse” continúa. El objetivo del movimiento 4K! era organizar acciones comunitarias en las cuales la gente pudiera “recapturar espacios públicos y crear algo para ellos mismos”. Todas las acciones comunitarias se crearon conjuntamente por miembros del movimiento, del que cualquiera podía convertirse en organizador.

Al principio no había ninguna implicación política o ideológica; “la gente solo quería pasárselo bien”. Sin embargo, el proceso de escribir el borrador de la nueva Constitución que empezó el gobierno el año pasado hizo que 4K! se volviera un movimiento más político y que participara en protestas contra el gobierno organizadas por el grupo de Facebook “un millón por la libertad de prensa en Hungría”. “Pensamos que fidesz (el partido líder de la coalición que gobierna ) respondió a una petición de verdad para la nueva Constitución.” Explica el activista. “Sin embargo, la manera en la que empezaron a escribir la nueva Constitución indica que tiene aun menos legitimidad que la original”.

Ahora 4K! está en proceso de establecer un partido político socialdemócrata desde la raíz, a nivel local y nacional, con el objetivo de participar en las próximas elecciones en 2014. “4K! no será un partido generacional”, dice András. “No empezaremos de la misma manera que fidesz, es decir, con un límite de edad de 35 años para nuevos miembros.” Hasta ahora, la mayoría de la gente que participa de forma activa en la discusión del programa del partido tiene entre 20 y 40 años, pocos pasan de los 50. “Por supuesto, pondremos énfasis en la representación de los intereses y problemas de la juventud. La gente joven en Hungría, y en Europa, se enfrenta a problemas colectivos en relación al empleo, la vivienda y la planificación familiar. Esta generación está forzada a estar más implicada en la sociedad, para conseguir el cambio de forma colectiva.

Jóvenes en política

Históricamente, la gente joven en Hungría siempre ha estado menos interesada en la política. “Por ejemplo, la gente que fue a la universidad tiende a vivir en una burbuja y los asuntos de política no les afectan de forma directa”, remarca András. “Sin embargo, las acciones actuales del gobierno harán que la gente joven se interese más por la política” Los jóvenes están viviendo de primera mano los efectos de la política del gobierno tales como el cierre de locales populares y la nueva ley de educación superior en relación a la cual los estudiantes con becas del Estado tienen que firmar un contrato que les obliga a quedarse en Hungría tras graduarse.

Mientras tanto, gracias a medios sociales la indignación y los “escándalos” se difunden mucho más rápido que antes. András señala que “ahora si alguien escribe algo sobre su enfado, está en tu campo de visión aunque no te interese- continúa-aquí hemos tenido una cultura de protesta permanente desde 2006. Ahora es normal protestar sobre temas que te afectan.”

“Cuando eres activista en una sociedad civil y en ONGs, tras un tiempo llegas a ver los límites de ese activismo. Entonces es una decisión personal si quieres dar un paso más o no.” No obstante, el activismo social como una habilidad y experiencia es muy importante para András. “¿Quién quiere ser político con 20 años?” pregunta, explicando que la gente joven que se apunta a partidos políticos ya establecidos tiene “menos libertad para experimentar”, se adaptan a una cultura organizacional que ya existe y se comportan como los miembros del partido más antiguos. Cuando le preguntamos sobre las características más importantes en un político, András menciona la autodisciplina y el conocimiento de uno mismo, que son “probablemente las mismas cualidades que eran necesarias hace cien años.” Aparte de esto, se necesita “creer en la sociedad, que las cosas pueden cambiar, que nosotros como sociedad somos capaces de conseguir algo más”.

Fotos: portada y texto, ©Annamaria Kaptay; flashmob (cc) Ivnte/ Flickr

Translated from Activist András Istvánffy on ‘Hungary's permanent protest culture since 2006’