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Imran Ahhayev: “Mientras haya fuego en las montañas, allí estarán los chechenos…”

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Default profile picture kadri kukk

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SociedadPolítica

La fecha límite para la rendición de la guerrilla chechena es el 15 de enero de 2007. Imran Ahhayev, enviado oficial de la región de Ichkeria en Estonia, dice que su pueblo luchará hasta la muerte.

El anuncio de Nikolai Patrushev, director del servicio de seguridad federal ruso (FSB en sus siglas inglesas) a las milicias chechenas no ha pasado desapercibido. Las autoridades rusas ofrecieron a las milicias del norte del Cáucaso la amnistía a condición de depongan las armas. Imran Ahhayev, representante oficial de la República chechena de Ichkeria en Estonia, califica la amnistía rusa de “propaganda”.

“A Rusia le va a pasar como al pastorcito mentiroso del cuento con los ultimátum; los chechenos se ríen ante sus amenazas vacías, que son polítiqueo en estado puro y poco más. He visto imágenes televisivas en las que se supone que los chechenos entregan las armas, pero en realidad no son chechenos. Es propaganda descarada”, dice Ahhayev.

Valor ante la adversidad

“Hay más de 100.000 inmigrantes chechenos en todo el mundo, incluyendo 40.000 niños”, argumenta Ahhayev. Reconoce que los chechenos extranjeros suponen un gran potencial para continuar con el espíritu de una Chechenia libre. “He visto jóvenes chechenos en Europa que dominan los idiomas de los países donde habitan además de su lengua materna. Los exiliados nos son de gran valor, pero nuestro mayor potencial está en las montañas de Chechenia: mientras haya fuego en las montañas, allí estarán los chechenos”.

Más de 400 milicias chechenas han depuesto las armas desde que se puso en vigor la amnistía en julio de 2006, según informa La Voz de Rusia, el servicio de información del gobierno ruso a nivel internacional. Ahhayev afirma que esta información no tiene fundamento. “Los rumores propagados por los medios de comunicación que sostienen que algunos de los líderes se han rendido son un sinsentido. Nuestros líderes no se rinden, tan sólo mueren; pero nunca en nuestros corazones. Si se trata de la dignidad, la honestidad y el orgullo nacionales, estamos dispuestos a dar la vida por ello. Y esto ha sido así durante generaciones”, afirma Ahhayev.

El enviado checheno dice que un cuarto de la población chechena, cerca de 250.000 personas, han sido eliminadas como consecuencia de las guerras con Rusia. “Los doce años del terror ruso permanecen en la conciencia de la Unión Europea y del mundo. Ha sido un genocidio contra el pueblo checheno. Como nuestro primer Presidente Dzyojar Dudayev dijo una vez, lo único que ha conocido nuestro pueblo es dolor”.

Dando muestra de un sombrío optimismo, Ahhayev sostiene que “no merece la pena llorar. Los rusos destruyeron todos nuestros libros y nuestra Historia. Pero nos comprometemos a trasmitir nuestros recuerdos, conocimientos y folklore a las futuras generaciones. Nuestras raíces son profundas”.

Tiempos difíciles

La residencia de Ahhayev se encuentra en un lúgubre piso en las tristes afueras de Tallin, la capital estona, donde este enviado vive con su mujer, tres hijos y tres gatos. En agudo contraste con la glamurosa vida de los diplomáticos, que viven en una rutina de recepciones en las que se cometen excesos en compañía de otros políticos de renombre, este diplomático desplazado se preocupa más que nada de pagar las facturas y de ganarse el pan.

“No había trabajado desde hace 12 años, desde 1995. Sólo he conseguido conservar un trabajo a tiempo completo como carpintero estos últimos tres meses. No estudié para trabajar esta profesión, pero voy a trabajar cada día con alegría. Pienso en mi familia, trabajo con mis manos y después de un largo día, me siento satisfecho. Mi mujer también trabaja, y un verano toda la familia renunció a las vacaciones para que pudiéramos comprar un coche. De hecho, mi hijo mayor aún trabaja de guardia de seguridad en un club nocturno mientras estudia en la Politécnica. Habla estonio con fluidez y gana su propio dinero”, nos confía Ahhayev.

Este diplomático, que no se encuentra reconocido oficialmente como tal, recibió sus funciones representativas en 1993 por parte del fallecido presidente checheno Dzyojar Dudayev. Ahhayev no estudió para convertirse en embajador, sino que aprendió el trabajo tanto de los chechenos como de los estonios durante su exilio. Este enviado estudió zoología en la Facultad de Agrónomos, en Estonia durante los años setenta.

¿Vuelta a casa?

“Ha sido difícil vivir lejos de mi tierra natal, sin tener a mi gente cerca. No he estado en Chechenia desde hace ocho años, una eternidad para mí. Cuando estudiaba en Estonia, a menudo volvía a casa, a Chechenia. La estación a la que llegaba estaba a cinco kilómetros de mi casa. No podía esperar al autobús; andar era más rápido. Era mi hogar, al que tanto quería, y nos lo han arrebatado”, rememora Ahhayev.

No tiene intención de volver a Chechenia en las condiciones en las que se encuentra hoy en día. “No volveré a una tierra de bandidos, sino a una Chechenia libre. Espero que encontremos amigos y gente que nos apoye, incluyendo estonios”, suspira. Le echa la culpa a la política de la UE por no ser proactiva a la hora de resolver esta interminable Guerra. “Es un fracaso, poco más puedo añadir. Es la pura verdad”.

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Translated from Imran Ahhayev: ‘So long as there are fires in the mountains, Chechens will be around’