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G4, el núcleo duro de Europa en París

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Pedro Picón

Política

Olivier Duhamel es cronista de France culture y director de la revista francesa Pouvoirs. Analiza en este texto la estrategia de acción francesa en la crisis financiera. Para reaccionar rápido, ¿hay que restringir las cumbres europeas a los Estado clave?

(DR)Por encima del nerviosismo, los grandes anuncios y los espectáculos mediático-políticos, podemos apreciar una estrategia coherente en la forma de actuar de Nicolas Sarkozy, al menos teniendo en cuenta que se trata de asuntos externos, o mejor dicho mundiales, donde lo nacional, lo europeo y lo internacional, se entremezclan. Esta nueva estrategia se puso en marcha en agosto pasado, con ocasión de la invasión rusa de Georgia. Hoy volvemos a verla en la forma de tratar la crisis financiera mundial.

“Lo francés, un núcleo europeo, los 27 de la Unión y el mundo”

Esta estrategia consiste en intervenir a través de cuatro o cinco círculos concéntricos, activados casi al mismo tiempo, o muy rápidamente unos después de los otros: lo francés, el núcleo europeo, los 27 de la Unión, el mundo. O, diciéndolo de otro modo, ‘yo’, ‘nostoros’, ‘todos nosotros’, ‘los demás’. Francia, los grandes países europeos, la Unión Europea y los otros: a veces restringido al G8 y otras veces a la ONU.

La estrategia de círculos es innovadora. En otro tiempo, Francia hablaba sola, o reaccionaba de forma conjunta con Alemania. A partir de ahora, Francia, de entrada, habla y quiere actuar de una forma franco-europea. Esta concepción de doble círculo vanguardista es favorecida por el hecho de que las dos crisis del segundo semestre de 2008 han ocurrido durante la presidencia francesa del Consejo Europeo. Nicolas Sarkozy puede, por tanto, afirmar que actúa también bajo este título.

“Una ventaja: aumentar las posibilidades de acción”

Desde un punto de vista europeo, la estrategia circular presenta una ventaja y un inconveniente. La ventaja es que aumenta las posibilidades de acción. Como ejemplo, la reunión del G4 el sábado pasado en París: los cuatro países de la Unión miembros del G8 -Alemania, Reino Unido, Francia e Italia-, acompañados de autoridades europeas, el presidente de la Comisión, del Banco Central Europeo y del Eurogrupo (consejo de ministros de Economía de la eurozona).

(Jaume d'Urgell/flickr) Restringida a siete actores, la cumbre ha dado como resultado el compromiso en quince puntos, de importancia desigual, pero ninguno despreciables, que tratan sobre reglas europeas sobre la seguridad de los depósitos, de la creación de supervisores para las instituciones financieras transfronterizas, de la modificación de la clasificación contable de los activos, de la elaboración de reglas sobre la seguridad de los depósitos y sobre los sistemas de remuneración o de medidas que aseguran un apoyo público a los bancos en dificultades. Hay que pasar de las intenciones comunes a la puesta en marcha coordinada. Es conveniente, sin embargo, que se avance. Gracias a la capacidad de Jean-Pierre Jouyet, a la energía de Nicolas Sarkozy y a la elección de esta nueva estrategia. 

“Que nadie pretenda decidir por los demás”

El inconveniente apela al descontento de los ausentes: España, cuyos bancos tienen bastante peso y los países más pequeños, siempre desconfiando de los más grandes. Esta es la clave para que tenga éxito la estrategia de los círculos. Activar simultáneamente los círculos vecinos. Que este grupo, directorio europeo de hecho, no aparezca como tal preguntándole al tercero, en referencia a los 23 países que no estaban presentes, y en particular a los más importantes y susceptibles entre ellos. Que nadie pretenda decidir por los demás, sino proponer. Esta habilidad permite combinar la iniciativa y el efecto de preparación. En resumen, no solo enseñar sino también actuar.

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Translated from Le noyau dur de l’Europe en G4 à Paris