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Funky Citizens, el colectivo rumano que lucha contra la corrupción

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A comienzos de 2017, Rumanía vivió una oleada de manifestaciones sin precedente desde la caída del régimen comunista. ¿El motivo? La corrupción que afecta al país y el nombramiento a dedo de funcionarios públicos. Sin embargo, un año y medio después, el Gobierno aún sigue acumulando escándalos. Un status quo que la asociación "Funky Citizens" lucha para cambiar cuanto antes.

"Yo también" es un proyecto editorial realizado por jóvenes periodistas europeos en colaboración con el Yo!Fest @the EYE2018, el encuentro anual de jóvenes más importante de Europa. A través de cinco reportajes abordamos algunos de los temas que más preocupan e interesan a la generación milenial. Esta semana hablamos de brecha digital.

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"Supongo que sabrás que Rumanía es una democracia. Al menos teóricamente", dice un joven. No tiene más de 13 años, sin embargo su voz se escucha bien en el jardín de la cafetería Aida. Una docena de niños de entre diez y doce años escuchan atentamente a Alina y Livia, miembros de la asociación Funky Citizens y organizadoras de este taller de educación cívica. Los jóvenes están creando su propio país, una isla a la que llaman "Tara Copiilor" (Tierra de niños, en español) en la que establecen los derechos y obligaciones que se aplican a su pequeño pedazo de tierra: "Libertad de expresión", "Protección de la naturaleza y los animales", "Derecho de voto","Pagar impuestos” e incluso "El derecho a chocolates y dulces".

Algunos tienen madera de líder, algo que reconforta a Livia: "El sistema educativo en Rumanía se está quedando atrás. Las clases de educación para la ciudadanía se pararon una vez que el país entró en la UE, hace más de diez años. Por eso, no es de extrañar que a los adolescentes les dé exactamente igual". A través de Funky Citizens, fundada en 2012, las dos jóvenes quieren informar a los ciudadanos sobre los excesos del poder y dotar de herramientas a los "futuros líderes" del país, ya que "los políticos que nos gobiernan son incompetentes y no saben nada sobre las leyes", agrega Alina. Ella, que ha estudiado derecho, está asombrada por los múltiples cambios presupuestarios y legislativos propuestos por el PSD (Partido Social Demócrata), en el poder desde las elecciones legislativas de diciembre de 2016.

"Sólo piensan en ellos mismos"

Un mes después de las elecciones, cientos de miles de personas se echaron a la calle para protestar por la aprobación de un decreto en medio de la noche. Este decreto, derogado después de varios días de protestas, eximía a algunos miembros del partido acusados de corrupción, incluido su poderoso presidente, Liviu Dragnea. El país está tomando un rumbo preocupante. Se ha despedido a un fiscal anticorrupción, anulado por el presidente Klaus Iohannis, se están produciendo numerosas reformas salariales, recortes a las principales universidades, e incluso se ha establecido un referéndum que evitaría la legalización del matrimonio gay. "Es como si no nos hubieran escuchado. Nada ha cambiado, y cada vez es peor ", dice Alina, molesta.

Terminado el taller, salgo del bar y me doy cuenta de que estamos justo al lado de la Casa del Pueblo, una construcción erigida por orden del dictador Ceauşescu, tan monumental como costosa. Ahora alberga el Parlamento, algo que los miembros de Funky Citizens no perdonan. "Solo piensan en salvar sus vidas, mientras que hay cosas mucho más importantes con las que lidiar: la inflación, los agujeros en las calles de Bucarest ... La lista es larga".

Al lado hay un edificio aún más alto que la Casa del Pueblo. Con 120 metros de altura, la futura Catedral de la Salvación será el edificio religioso más grande del sudeste de Europa. El proyecto ha generado mucho descontento y críticas: se invierten decenas de millones de euros de fondos públicos, mientras que los hospitales y las escuelas carecen de recursos y los médicos, que ganan 400 euros al mes, prefieren establecerse en Europa occidental.

Dos días después, quedo con los miembros de Funky Citizens en "Colivia", un antiguo edificio de principios del siglo XX reconvertido en espacios colectivos, algo muy común en la capital rumana. Estamos a finales de abril pero el calor es sofocante. Livia, Alina y Sergiu trabajan en el pequeño patio de la casa, mientras que Elena, la presidenta de la asociación, está ocupada en su oficina. "Normalmente somos siete personas más quienes se ocupan de la comunicación", dice Alina. Con Factual.ro, la primera plataforma de verificación de datos en Rumania, así como talleres e infografías, este pequeño equipo ha logrado establecerse como una referencia dentro de la joven sociedad civil rumana. "Elena es mi hermana y a Livia la conocemos desde el instituto. Decidimos parar nuestros respectivos trabajos para crear Funky Citizens. No había una plataforma atractiva y divertida que explicara lo que estaba sucediendo en el Gobierno o en el Parlamento ", dice Alina.

Conectando caminos

Los miembros de esta organización han conseguido, en la era de las nuevas tecnologías y las redes sociales, revelar las mentiras de políticos y los chanchullos de las instituciones rumanas. Durante las protestas de 2017, muchas personas siguieron sus mensajes en Facebook y los compartieron cientos de veces. Fue entonces cuando Sergiu decidió dejar su trabajo en Estados Unidos, donde ha vivido durante veinte años, para instalarse durante un año en Rumania: "Estaba frustrado por no participar en las manifestaciones. Decidí ser voluntario de Funky Citizens y utilizar mis habilidades de contabilidad. Su familia se marchó cuando él apenas tenía 7 años, por lo que a su vuelta se ha encontrado un país profundamente dividido entre la ciudad y el campo. "Bucarest y los habitantes de las ciudades suelen estar politizados y conectados, algo que no ocurre en las zonas rurales. "

A pesar de que Rumanía puede jactarse de tener la mayor velocidad de descarga en Europa, o incluso en el mundo, también es uno de los países de la UE con mayor brecha digital. Y es precisamente en estas áreas rurales, pobres y aisladas, donde el PSD logra colocar a sus peones. Le pregunto a Elena cómo pueden llegar mejor a estas personas. "Este es uno de nuestros grandes dilemas", admite. Trabajamos de forma digital, por lo que no podemos conectar con todos. La mitad de la población de Rumania vive en zonas rurales y el 30% en las grandes ciudades, por lo que corremos el riesgo de ignorar el 80% de la población. Si tuviéramos millones de euros, podríamos hacer talleres en toda Rumania, pero ahora mismo no es el caso. Así que tratamos de hacer lo mejor para el 20% restante y que ellos corran la voz".

Como primera solución, la asociación lleva sus talleres para niños fuera de Bucarest y ofrece a los maestros el uso de una Constitución infantil, desarrollada con la ayuda de ilustradores. En esta misma línea, crearon cromos con las caras de políticos corruptos. Una forma de "hablar sobre la situación política de una manera agradable", continúa Elena, "ya que estos temas son complejos y las personas no siempre tienen energía para participar. Creo sinceramente que la participación de una persona en la vida pública debe ser parte de la vida cotidiana".

Para Elena, es muy importante crear una comunidad fuerte alrededor de la asociación. "Nos rodeamos de voluntarios, pero también de expertos que nos ayudan en diversos temas. Tratamos de conocer a las personas que nos siguen. Por ejemplo, hace dos semanas, establecimos nuestras oficinas en un bar donde los clientes podían venir y hablar con nosotros", cuenta. Las salas de la casa también se utilizan para eventos, fiestas o exposiciones. Fue también durante la Noche de las Casas, Noaptea Caselor, que descubrí Colivia y las actividades de Funky Citizens en 2014. Para Alina y Livia, que pasaron los primeros años trabajando en una habitación de apartamento, contar con una casa supone una ventaja considerable: "Podemos interactuar más, la gente puede venir y tomar un café con nosotros y hacernos preguntas. Estar en línea no es suficiente ", explica Livia.

"El sueño europeo no se ha gestionado bien en este país"

Desde principios de la década de 2010, numerosos proyectos asociativos o de medios, como Funky Citizens o Casa Jurnalistului, han favorecido el surgimiento de una sociedad civil cada vez más influyente. Estas organizaciones sobreviven a través de donaciones o fondos proporcionados por instituciones extranjeras. Excepto que la falta de medios y alternativas políticas a los grandes partidos ejerce una enorme presión. Como Alina me explica, muchos ciudadanos e incluso otros políticos esperan que jueguen el papel de la oposición. "No es nuestro trabajo", explica. Las asociaciones deben estar en el medio. Excepto que durante tres años no hemos tenido elección. Algunos partidos políticos de la sociedad civil, como USR (Union Save Romania), sí han logrado hacerse un hueco en el Parlamento. "Hacen cosas interesantes, pero todavía hay mucho trabajo. No saben si son de izquierdas o de derechas, lo cierto es que no se posicionan sobre ciertos temas. En cualquier caso, estoy segura de que surgirán nuevos partidos, y eso es siempre una buena noticia ", dice Alina.

Livia, Alina y Sergiu entran y se ponen a la tarea principal de los próximos días: analizar los cambios en el Código Penal mientras explican cuál será su impacto. "Cuanto más los leo, más me doy cuenta de lo mal que están estipulados", dice Alina. Por ejemplo, un artículo establece que si alguien roba dinero público y lo transfiere a la cuenta de un miembro de la familia, éste puede reclamar que no sabía nada y por tanto quedárselo".

A pesar de las advertencias de la UE, el Gobierno rumano parece hacer oídos sordos. "Por un lado resuena el ¿quiénes son ellos para decirme qué hacer en mi país? algo que también encontramos en Polonia y Hungría", recuerda Elena. Mientras que los rumanos son predominantemente proeuropeos, hay un cierto desencanto con los valores europeos que poco a poco se abre paso en la sociedad. "El 'sueño' europeo no se ha manejado muy bien en estos países. La gente tenía muchas expectativas, pero no se les dijo que tomaría décadas alcanzar los estándares de Europa occidental ", dice. El presidente de Funky Citizens se reúne regularmente con miembros de asociaciones en Polonia y Hungría, cuyos encuentros se están convirtiendo cada vez más en "terapias grupales". "Estos tres países han demostrado que tienen una sociedad civil muy proeuropea, pero desafortunadamente las instituciones europeas solo se comunican con el Gobierno. No se nos tiene muy en cuenta".

Más en serio, Alina me habla de un "agotamiento general" que afecta a los jóvenes rumanos y los empuja a irse. Según un informe de la ONU, basado en datos de 2000 a 2015, Rumania es el segundo país después de Siria, con un mayor aumento en la tasa de migración anual. Recientemente, algunos amigos a mi alrededor se fueron o están pensando en abandonar el país. Alina me dice que también quería irse el año pasado: "Tenía la impresión de que todo lo que hacíamos era inútil. Pero decidí continuar". Con sus talleres, también quieren dar esperanza a los adolescentes. "Hay tantos jóvenes que al final de la escuela secundaria piensan ir al extranjero", dice.

Su hermana Elena pensó en irse. Pero como un "buena optisimista incorregible" que es, continuará esperando mientras haya soluciones. "El día en que no haya salida, me rendiré". "Ahora, los miembros de Funky Citizens esperan ansiosamente que lleguen las próximas elecciones: las elecciones europeas y las elecciones presidenciales de 2019". Por el momento, el presidente Klaus Iohannis está actuando como una red de seguridad, explica Elena, pero si el futuro presidente es del PSD, entonces aquí será realmente una situación difícil para nosotros. Estamos esperando para ver qué pasa".

Sonido: los niños enumeran en rumano los derechos de su "País de niños".

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Cafebabel es medio colaborador del Yo!Fest, un evento juvenil que cada año organiza el European Youth Forum en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo. Durante dos días se organizan debates, talleres, conciertos y encuentros artísticos. El festival se enmarca dentro del European Youth Event - #EYE2018 y a él acuden más de 8,000 jóvenes de todos los rincones de Europa para expresar su punto de vista sobre temas que les interesan o preocupan. A través de una serie de reportajes, reflexionamos sobre los cinco temas del festival: Keeping up with the Digital Revolution (Revolución digital), Staying Alive in Turbulent Times (Vivir en tiempos caóticos), Working out for a Stronger Europe (Por una Europa mejor formada), Protecting our Planet (Medio ambiente) y Calling for a Fair Share (Igualdad de oportunidades). Sigue el evento en EYE y Yo!Fest.

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Translated from En Roumanie, des citoyens « funky » contre les dérives du gouvernement