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¡Esto es la leche!

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La Parisienne de cafébabel

El salón de la agricultura, convertido en toda una tradición francesa, acaba de cerrar sus puertas en París, y aprovechamos ese acontecimiento para pasar revista al panorama agrícola europeo. Crear un salón de la agricultura con carácter permanente no es algo casual, ni mucho menos anodino.

En realidad, y más allá del interés suscitado por los « bio-pijos », este foro expone los objetivos de una agricultura que se esfuerza por renovarse continuamente. Los planteamientos de las reuniones de 2008 sobre la remodelación de la política agrícola no han caído en saco roto. Ahora bien, ¿en qué términos se habla de la agricultura europea en los debates sobre medio ambiente o en los que afectan a la cuota lechera ?

La PAC : una institución en declive

La agricultura es un sector que en modo alguno podría catalogarse como secundario para Europa, puesto que concentra algo menos de la mitad del presupuesto comunitario. En realidad, no es nada nuevo, ya que la denominada Política Agrícola Común (PAC), arrancó en 1962, formando parte de un plan de reconstrucción de la Europa de la postguerra. En esa época, había que modernizar las explotaciones agrícolas y aumentar la producción de cara a asegurar el abastecimiento del continente, pero es que además, había que estabilizar los mercados, sin olvidarse de echar una mano a los agricultores. Se trataba de una llevar a cabo una política que actuara en dos frentes : de un lado, una agricultura intensiva que funcionara a pleno rendimiento y de otro, garantizar de alguna manera poder mantener los precios, ya que en ocasiones, para ello, había que comprar los productos que no se habían vendido. Esto último explica los primeros fracasos vividos a principios de los años 80, en una época en la que el número de excedentes que quedaban almacenados para ser destruídos era cada vez mayor, con los evidentes perjuicios que ello conllevaba para los fondos comunitarios. Por otro lado, la política proteccionista a los dueños de explotaciones agrícolas europeas mediante ayudas y subvenciones a la exportación, recibió en aquel tiempo duras críticas por parte de organizaciones mundiales de comercio, que la acusaban de no respetar las reglas de juego internacionales. Además, hay que tener en cuenta que el interés en las ventas desaparece desde el momento en que se piden precios demasiado altos.

Finalmente, el aspecto cuantitativo y productivista de la agricultura, tal y como había sido concebido en el marco de la citada reconstrucción europea, encuentra sus límites en la calidad de los productos, fundamentalmente a nivel sanitario, en la usura de las tierras aprovechables e incluso en el tratamiento de los animales. Hoy en día, por ejemplo, las concentraciones de nitratos en las aguas bretonas exceden en mucho a las cantidades contempladas en la normativa comunitaria.

¿Y a partir de ahora ?

Pese a las sucesivas reformas llevadas a cabo en el sentido de tratar de mejorar estos planteamientos, aún queda mucho por hacer. La PAC utiliza un modelo de actuación que no puede mantener sin al mismo tiempo perjudicarse a si misma. En realidad, la cuestión estriba en el replanteamiento del reparto de fondos y es que es un sinsentido que Francia, cuya sociedad dista mucho de ser calificada como rural, sea la primera beneficiaria de esos fondos, con un 21% del presupuesto. La apertura de la Unión Europea del Este y el consiguiente aumento del 70% de tierras agrícolas obliga a replantearse un reparto más justo de las ayudas comunitarias.

Se trataría de incentivar una forma de agricultura más respetuosa con el medio ambiente y con la salud en todo el territorio dedicado a explotación agrícola, y es que la mejor forma de relanzar el sector es fomentándolo, a pesar de la estricta obligatoriedad de cumplimiento de la normativa agrícola. Así, es cierto que los incentivos en este terreno son aún demasiado escasos y mientras que el 80% de los presupuestos comunitarios se destina a subvenciones a la superficie (DPU) y son para toda la vida, las ayudas a la reconversión (medidas agromedioambientales) son mucho menos beneficiosas.

El debate actual está servido, y una prueba de ello es el salón francés de la agricultura, que lo plantea sobre la base de superar las luchas internas existentes y proponer una reforma ambiciosa del sector, incorporando los desafíos y objetivos necesarios, antes de la llegada de su fecha de caducidad, en el 2013.

Fotografia : François Lafite/FlickR

Para saber más :

La reforma de la politica agricola comun (PAC)

Alice Lemaire

Traducción de Alberto De Francisco