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Esma Redžepova, la reina del cante zíngaro

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Javier Parrilla

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La cantante macedonia Esma Redžepova (Skopje, 1945) ha recorrido todo el mundo junto a sus músicos, ha estado más de 15.000 veces sobre un escenario y ha grabado 20 discos. Su voz ha sido considerada la segunda mejor del mundo, por detrás de la de Ella Fitzgerald, y en 2002 su nombre sonó para el Nobel de la Paz. Encuentro con una mujer que derriba barreras

Esma Redžepova se pone cómoda en un sillón del vestíbulo del hotel y bebe café con leche de una taza de porcelana. De poca estatura, sería fácil que pasara desapercibida. Pero los anillos de oro que brillan en sus dedos y sus pendientes hacen que no puedas pasarla por alto. A sus 64 años, su imagen es totalmente funky. Como contraste a sus joyas, lleva un sombrero de paja con un lazo y un vestido azul oscuro. La pequeña mujer da la impresión de ser una gran dama, y con pleno derecho: “Mi título lo conseguí en 1976 en India, en el primer Festival de Música Zíngara”, explica. “[El título] significa la fidelidad al pueblo gitano, que he representado en todo el mundo con dignidad”.

Objetivo: derribar barreras

Nacida en 1945 en Skopje, en la antigua Yugoslavia, la música siempre formó parte de ella: “Sin música no puedo vivir. La música es mi alimento, el aire que respiro”. En 1956 cantó en un programa de radio de Macedonia y el productor y compositor Stevo Teodosievski (1924-1997) se fijó en ella. Redžepova dejó la casa familiar para ir a la Academia de Música de Belgrado. Con Teodosievski, su mentor, que más tarde se convertiría también en su marido, dio conciertos alrededor del mundo y consiguió cada vez mayores éxitos, interpretados en serbio, macedonio y romaní.

Tiene un repertorio de 800 cancionesLos gitanos viven tiempos duros en Europa, donde se sienten rechazados y son discriminados. ¿Ella también debió afrontar esas experiencias? Sonríe irónicamente y luego se da a una verborrea que la intérprete apenas puede seguir: “La primera y única vez que fui discriminada fue en la escuela. Era la única gitana y nadie quería sentarse a mi lado. Así que me senté al lado de un muchacho. ¡Un escándalo, pues los chicos y las chicas se sentaban separados unos de otros! No exagero cuando digo que luego fui la estrella del colegio. Ya entonces derribaba barreras”. Redžepova conoce las preocupaciones y los problemas de su raza: “Los gitanos son muy sensibles y perciben que hay una frontera injusta e inhumana entre ellos y los demás”. La cara de la cantante se oscurece: “Es como un jardín donde florecen todas las flores y del que sólo se arrancan algunas”. Según la artista, su país, Macedonia, es el único en que los derechos de los gitanos están reconocidos plenamente en todos los ámbitos de la vida y también están recogidos en la Constitución.

Una concepción de la vida cosmopolita

Redžepova está a favor de que Macedonia ingrese en la Unión Europea (UE). Desde 2005, el país, que declaró su independencia de Yugoslavia en 1991, es candidato oficial para integrarse en la Unión. El problema es que Grecia se opone a ello y exige que Macedonia cambie su nombre por el de Antigua República Yugoslava de Macedonia. “Sería como si alguien me dijera: desde este momento, ya no te llamas Esma”, opina. Y afirma encogiéndose de hombros que “los otros países de la Unión no dan ningún apoyo”.

Con su música, esta mujer menuda querría cambiar la imagen que se tiene de los gitanos. Sus canciones versan sobre la cultura romaní y no sobre cómo los ven los demás: “Los gitanos están en contra de las fronteras, son cosmopolitas. Sus casas están siempre abiertas. Nuestra filosofía es que el hombre llega desnudo a la Tierra y está desnudo cuando se va de ella”. La cantante también transmite esta concepción de la vida a sus niños. Tiene 47. Son niños de la calle, a los que ha adoptado. Muchos de ellos han estudiado en la escuela de música creada por la propia Redžepova y su difunto marido, y algunos tocan en el conjunto que la acompaña. “Les digo que deben ser buenos ciudadanos. Que deben compartir con los demás. Y que deben viajar mucho”. Ése es un consejo que la reina del cante zíngaro daría a todos. “Es muy, muy importante viajar, ver otros lugares, conocer otras costumbres”. Sus padres provenían de Turquía y Serbia, en su familia se mezclan católicos, musulmanes, ortodoxos y otros muchos más. “¿Qué puedo decir? Celebramos todos los días festivos, da igual de qué confesión sean”.

Fotografíada en el escenario del Cabaret Sauvage. Sus seguidores más jóvenes son los más entusiastasLa cantante macedonia quiere contribuir con su música a que los pueblos se comprendan mutuamente. Sobre el escenario del Cabaret Sauvage de París, donde ofreció un concierto en el marco del Festival Sin Fronteras, Redžepova lucía vestidos poco convencionales, sufría, ocultaba su rostro tras un velo de luto para seducir, finalmente, a público y músicos con una mirada coqueta. “Canto sobre la pena y la alegría, me muevo en esos extremos. En medio, no hay nada”, explica. “Cuando canto, vivo lo que canto. Puedo comunicarme, con mi mímica y mi gestualidad. La música no conoce barreras lingüísticas”. Orgullosa y modesta al mismo tiempo, Redžepova es consciente de la calidad de su trabajo y no menciona que en 2002 estuvo en la lista de candidatos al Premio Nobel de la Paz. “Mi voz fue elegida la segunda mejor del mundo, tras Ella Fitzgerald. Para mí fue importante, porque se trataba de un reconocimiento artístico”- Sus ojos brillan: “Pavarotti sólo fue séptimo”.

Translated from Esma Redžepova: "Königin des Roma-Gesangs"