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Energía : ¿el nuevo misil ruso?

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Política

El problema del abastecimiento energético juega un rol mayor en las relaciones entre Rusia y el extranjero. ¿Un modo de demostrar quién manda en la región?

¿El Kremlin esta sufriendo una crisis de nervios? Hace unas semanas, mientras una crisis diplomática enfrentaba a Estonia y Rusia entre sí sobre el desmontaje de la estatua de un soldado soviético en Tallin, el transporte de productos petroleros de origen ruso hacia la pequeña república báltica fueron suspendidos. Versión oficial: “obras en las líneas férreas”.

Si a estas turbulencias agregamos las amenazas de Putin de cortar los grifos energéticos a sus vecinos ucranianos y georgianos durante los inviernos de 2005 y 2006, la estrategia de la poderosa Rusia hacia los antiguos países miembro de la ex Unión Soviética resulta muy clara. Según Franck Têtard, investigador en geopolítica, la Federación Rusa atravesaría en este momento una “crisis post-colonial”.

Desde 2004, con la ampliación de la Unión Europea hacia los Estados bálticos y con la Revolución naranja en Ucrania, Rusia no ve con buenos ojos que se ponga en peligro su acceso al mar Báltico y al Mar Negro. Resultado: Rusia estaría viviendo un repliegue sobre sí misma, obligándose a reconsiderar su territorio, su identidad, y su relación con sus vecinos, independizados de la noche a la mañana.

Si bien las crisis energéticas ucranianas y bielorrusas han sido motivadas sobre todo por razones económicas, el conflicto diplomático con Estonia se ha parecido más a una tormenta en un vaso de agua que a un enfrentamiento geopolítico mayor. Ognian Hishow, politologo del think tank berlinés Stiftung Wissenschaft und Politik, afirma que “Rusia buscaba en Estonia sobre todo dar gusto a sus propias comunidades nacionalistas”.

Una dependencia asimétrica

Hace varios años que Rusia es considerada como la reserva de materias primas de Occidente. El 80% de sus exportaciones son bajo forma de materias primas, como el gas, el petróleo o la madera. De este modo, sus ingresos por este comercio constituyen el 32% de su presupuesto federal. En el caso específico del gas, su cliente casi único es Europa, pues las relaciones ruso-americanas siguen siendo tensas y China no acepta las tarifas rusas por ahora.

Según los expertos, hoy en día el antiguo gigante soviético es víctima del “síndrome holandés”: tendencia -al beneficiarse de grandes riquezas naturales- a olvidar otros sectores económicos. El elevado curso actual del petróleo ruso, disimula la debilidad a largo plazo de su crecimiento, debido a una tasa de inversión extranjera e interna insuficiente en el país.

Según la Comisión Europea, mientras la mitad de las exportaciones rusas se dirigen a la Unión Europea, Rusia sólo representa 7% del comercio europeo. En este sentido la búsqueda de la supremacía a nivel regional se convierte en un vicio y una amenaza para sus antiguos Estados satélite de Europa del Este y del Cáucaso. Sin embargo, si hubiera interrupción de la producción rusa, Europa apenas sufriría daños temporales.

¿Administración común de la energía?

“Cuando los polacos llegan neuróticos, el resto de los diplomáticos piensan que a ver si se tranquilizan”, comenta con ironía Ognian Hishow, subrayando diferencias “en la percepción de la realidad” entre los nuevos y los antiguos Estados miembro.

Para Christian Cleutinx, Director General de Energía y Transportes de la Comisión europea, “los nuevos países miembro deben entender que hacen parte en una entidad más grande, la Unión Europea”. “La finalización del mercado interno de la energía tiene como objetivo mejorar la seguridad de abastecimiento de todos sus miembros”, prosigue.

Tras el lanzamiento del proceso de cooperación energética entre la Unión Europea y Rusia en la Cumbre de París en 2000, este último debía haber invertido masivamente en infraestructuras para garantizar una producción a largo plazo. Sin embargo, a la vez que el gas es más difícil de transportar y conservar que el petróleo, los proveedores no pueden aprovisionar a todos los Estados miembro al mismo tiempo, limitando la adopción de políticas comunes.

Hay que decir también que las reservas del norte de Europa se agotan y los prospectores de inversiones se han vuelto hacia Asia central, una zona donde Rusia aparece como un actor inevitable. La cooperación energética que parecía inevitable, ¿permitirá prever relaciones más estables entre la Unión Europea y Rusia en los próximos meses? En los líos de lazos económicos y geopolíticos entre Rusia y la UE, Ognian Hishow subraya que de ahora en adelante habrá “contradicciones” con las que “habrá que convivir”.

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