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Empleo, inmigración, discriminación: ¿Es Europa racista?

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Sociedad

Diferentes sucesos, como el vagabundo indio quemado vivo en una estación de Roma o las manifestaciones llevadas a cabo por trabajadores inquietos por sus empleos en Inglaterra, hacen pensar que el racismo ronda Europa, colándose cada vez más habitualmente en las portadas de los periódicos

Se trata de una impresión empírica. Dos estudios, uno americano y otro europeo, llegan a la misma conclusión. Las declaraciones racistas se banalizan en la política europea. Los malos tratos y los crímenes racistas son cada vez mejor tolerados. En la primavera de 2008, le Pew Center, centro de investigación independiente americano, interrogó a 4.700 personas en seis países europeos para conocer su percepción sobre los judíos y los musulmanes. Y en todos lados las cifras aumentan, llegando a veces a más de un 50% de opinión desfavorable de cara a esas minorías. 

Consecuencias del terrorismo 

La creciente islamofobia, por ejemplo, sería el resultado de las políticas antiterroristas que, en la cabeza de la gente, identifica Islam y terrorismo. Actualmente, en Alemania, el gobierno debe responder delante del Consejo de Derechos Humanos de la ONU a las acusaciones de Irán, que denuncia el “crecimiento dramático” de los delitos criminales contra extranjeros en ese país. El representante de Rusia ante la ONU ha emitido las mismas críticas. Alemania se defiende haciendo referencia a los múltiples esfuerzos de lucha contra el racismo y la islamofobia que está llevando a cabo. Sin embargo, según el Pew Center, el 50% de los alemanes tiene una opinión desfavorable sobre los musulmanes. Un 4% más que en 2004. 

Dirección a España: después de los atentados de Madrid en 2005, el porcentaje de población española hostil a los musulmanes pasó de un 37 a un 60%, para después disminuir a un 52% en 2008. En el mismo periodo, la gente que tenía una opinión desfavorable de los judíos en España pasó de un 21% en 2005 a un 46% en 2008. 

Tensiones debidas al aumento del paro 

A finales de enero, las crispaciones en el entorno laboral derivadas de la crisis económica hacen resurgir en Inglaterra el miedo al extranjero. Los empleados han hecho varias huelgas espontáneas e ilegales en el sector de la energía, para protestar contra la contratación por parte de Total de cerca de 500 trabajadores inmigrantes portugueses, españoles e italianos, más baratos que la mano de obra local. En un principio localizado, el movimiento se extiende como una mancha de aceite y concierne a día de hoy cerca de 3.000 asalariados repartidos en 12 enclaves energéticos del país. Los huelguistas retoman el eslogan de la extrema derecha británica: “UK jobs for British workers” (empleos británicos para trabajadores ingleses). El último grupo de trabajadores portugueses que fue contratado tuvo que volver a su país por la presión de los manifestantes el 5 de febrero de 2009. 

En Irlanda también, la crisis económica reanima las reacciones proteccionistas. Aquí, el paro casi se ha doblado en menos de un año, llegando al 8,3% de la población activa. Alrededor de

250.000 se trabajadores llegaron a Irlanda en los últimos veinte años. Tomasz, en una entrevista en Le Monde, afirma que “los irlandeses nos odian por aceptar empleos, por buscarlos, y por vivir de las prestaciones”. 

En todos esos casos de tensiones sociales, “numerosos factores entran en juego”, afirma Georgina Siklossy, encargada de la comunicación en el European Network Against Racism (ENAR) que también ha compilado 25 informes nacionales que tratan del racismo en Europa: “Esto plantea la cuestión del dumping social, por ejemplo. Está claro que es una cuestión que preocupa en términos de libertad de circulación, de derechos fundamentales de la Unión Europea”, continúa. Falta por ver en lo que se convertirán estos fenómenos si la crisis se prolonga.

El caso de los gitanos 

Imposible realizar un panorama del racismo en Europa sin evocar el tema de los gitanos, la mayor minoría étnica de Europa. Tras la presión de las oenegés, en septiembre de 2008 ha tenido lugar la primera cumbre europea sobre este tema, para tratar de encontrar soluciones a las discriminaciones a las que se ven sometidos. Esta cumbre, ha revelado sobre todo profundos desacuerdos entre los diferentes actores. La política del jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, ha sido especialmente señalada a causa del proyecto de fichaje de huellas digitales de toda la población gitana de Italia. 

La gran mediatización de los sucesos sobre esta comunidad conlleva reacciones de histeria colectiva. El 10 de mayo de 2008, tras el supuesto secuestro de un recién nacido por parte de una joven gitana, varias personas incendian un campamento nómada en represalia. Ante esta situación, el éxodo de la comunidad gitana hacia otros países miembros se ha acentuado durante los últimos meses. 

Globalmente, toda la política migratoria de la UE, la directiva de retorno y las condiciones de detención de extranjeros simpapeles, es criticada por las asociaciones de apoyo a los migrantes. Christian Delarue, miembro del MRAP (Movimiento contra el racismo y por la amistad entre los pueblos) denuncia incluso una “xenofobia de Estado”. Para él, “el Estado xenófobo creado, alimenta y reproduce el odio a los extranjeros” por la vía, entre otras, de políticas migratorias restrictivas. Una “Europa fortaleza” con fronteras cada vez más difíciles a franquear, lo que estigmatiza a los extranjeros.

Translated from Emploi, immigration, discrimination : l’Europe est-elle raciste ?