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El Senado, també en català

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Barcelona

Anoten esta fecha, 18 de enero de 2010, fue el primer día en que se habló catalán en el estrado del Senado español. No solo fue el día del catalán, también lo fue del euskera y del gallego, gracias a la reforma que permite utlizar en el seno de la Cámara Alta las diferentes lenguas cooficiales del Estado en los turnos de interpelaciones y mociones.

Una realidad que es fruto de la reivindicación histórica de la Generalitat de Catalunya, del Gobierno Vasco y del Gobierno Gallego. Reivindicación que parece bastante lógica, dentro de un estado con pluralidad lingüística que recoge la Constitución de 1978. Esta misma Constitución otorga al Senado el carácter de "representación territorial", por lo que ahora si, millones de ciudadanos españoles se verán representados en la Cámara Alta.

Pero esta no será la única reforma prevista que afecte directamente a la institución. Desde hace muchos años se viene hablando de la necesidad de una profunda reconversión del Senado, que actualmente ha perdido su carácter legislativo para convertirse en un mero órgano consultivo. Quizá esta reforma sea el primer paso para que el Senado tenga por fin esa "representación territorial", y acoja las diferentes realidades autonómicas.

¿Entonces, cuál es el problema? Algo que parece tan lógico y evidente ha levantado ampollas en los cículos más afines a la derecha, que ya hablan del Senado como la nueva torre de Babel, es más, el diario La Gaceta, del grupo ultraconservador Intereconomía, sentenció la iniciativa como un golpe de efecto del PSOE al que tachan de "caro, inmoral y quién sabe si ilegal, nos han convertido en Estado plurilingüe como Bélgica sin preguntar al pueblo español". Es cierto que la iniciativa tiene un gran inconveniente, el elevado coste de los traductores -un total de 11.900 euros por sesión-, un coste que se antoja excesivo en una época marcada por los recortes a los derechos sociales. Pero, este hecho se ha quedado fuera del foco de atención, desplazado por el "miedo" a la ruptura de España, que algunos políticos y medios de comunicación tienen permanentemente en la boca, con el único objetivo de conseguir réditos políticos, como ya ha sido evidente en las últimas elecciones al Parlamento Catalán.

Dejando las polémicas al margen, deberíamos quedarnos con las sabias palabras que el socialista Ramón Aleu pronunció en el Senado: "Ni el castellano es la única lengua de España, ni el catalán la única de Catalunya, por eso las instituciones públicas deben reflejar esa pluralidad y fomentarla, no tratar de reglarla".

Desde este blog, evidentemente, aplaudimos la iniciativa. Chapeau.

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