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El Reino Unido se queda sin referendo del Tratado de Lisboa

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Política

La opinión de un eurófilo sobre la mascarada de Gordon Brown acerca del Tratado de Lisboa, mientras se discute y aprueba en la Cámara de los Lores el 12 de marzo.

No voy a menudo a Londres, pero coincidí en la capita británica el día que Gordon Brown ganó la batalla en la Cámara de los Comunes para no realizar un referendo sobre el Tratado de Lisboa, con una exigua mayoría de 36 votos a favor. Lo contrario de lo que prometió Tony Blair en 2004 con respecto a lo que, en esencia, es la constitución rebautizada. Era el día perfecto para un eurófilo como yo para sumergirme en el típico euroescepticismo británico. En el diario The Telegraph, Iain Martin resumía muy bien el sentir de la calle en su columna acerca del debate europarlamentario del 5 de marzo: “Cuando los historiadores relaten la Historia, las futuras generaciones se sorprenderán al ver que los eurofanáticos que hicieron complot contra la soberanía y la democracia británicas evitaron la prisión por ello”.

El primer ministro británico Gordon Brown, junto al primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, y el Presidente de la Comisión europea, Durao Barroso, durante la Cumbre de LIsboa en diciembre de 2007, cuando se aprobó el Tratado de Lisboa. ¿Preparando la mascarada? (Foto, Comisión europea)

Yo podría ser uno de esos eurofanáticos de los que hablaba el columnista de The Telegraph, pues creo con firmeza en una Europa federal. Sin embargo, no simpatizo con la mascarada orquestada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, endosada ahora por Gordon Brown y la clase política europea al completo. El 26 de octubre, Valéry Giscard d’Estaing, ex presidente francés y ex presidente de la Convención que parió la famosa constitución europea, comentó en su blog que “uno puede encontrar todas las propuestas institucionales del tratado constitucional” en este Tratado de Lisboa. La unánime hipocresía de los comentaristas eurófilos acerca de la llamada sociedad civil me sorprende aún más que el doble rasero de los líderes europeos.

Estoy de acuerdo con Iain Martin en que hoy por hoy la UE es antidemocrática. En cambio, existe un punto en el que tanto él como el resto de euroescépticos yerran, y es sustancioso. En el siglo XXI, los Estados-nación ya no son capaces de ejercer su soberanía como en los siglos XX y XIX. Los asuntos políticos dependen cada vez más de condiciones de la globalización. Nuestros pequeños países hacen bien poco cuando se trata de negociar a nivel mundial pongamos que cuestiones medioambientales, comerciales o energéticas con poderes como China o Rusia. El comisatrio británico Peter Mandelson, el principal negociador comercial comunitario, lo sabe bien.

Creo en la democracia paneuropea. Por eso la UE debería organizar un referendo sobre el Tratado de Lisboa en sus 27 Estados miembro a un solo tiempo, con la seguridad de que quien rechazara el tratado debería quedarse fuera dela Unión. Ahora bien, esta Unión también me gusta cuando demuestra que la política puede ser eficaz. Cuando las democracias son poderosas. Para serlo, hoy en día, necesitamos actores transnacionales como la UE. No se trata de vender nuestra soberanía, sino de compartirla. Gordon Brown debería explicar esto mismo a su gente convocando un referendo para ello. La consulta que los británicos y el resto de europeos merecen.

Foto página de inicio: (didbygraham/Flickr)

Translated from No Lisbon treaty referendum for the Brits