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Educando se acercan orillas

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Murcia

El Mare Nostrum, el mar de mares, el que nos envuelve cual abrigo de agua, siente hoy una lejanía oceánica entre sus dos orillas, a pesar de los efectos de la globalización y políticas de vecindad lanzadas al uso.

Y es que mucho queda por hacer, sobre todo, en lo que tiene que ver con políticas de acogida, o el simple hecho de enlazarse en pro del fomento de una educación bilateral entre una Europa (orilla norte) y un África (orilla sur) cada vez más separadas.

El Magreb, Libia o Egipto, tocan a la puerta de la Unión Europea sin tener respuesta alguna, o lo que es peor, teniéndola con desazón e indiferencia.

En pleno mar Mediterráneo, riachuelos de pateras y embarcaciones masificadas desde la proa hasta la popa, sortean los vaivenes naturales que esta inmensa masa de agua les pone por delante, dejando por el camino miles de historias rotas de dolor o repudiadas en el olvido de la muerte. Todo, por conseguir llegar al ‘Dorado europeo’ que muestran los medios.

Por ello, y con la esperanza de que algún día la lejanía moral y burocrática que hay entre nosotros se acorte, miles de personas buscan en la educación el mejor de los visados hacia un futuro más fructífero.

Con esta tarea se reunieron hace unos días en la ciudad costera de Alicante, algunas entidades y fundaciones europeas y del norte de África y Oriente Medio, paras debatir las posibles iniciativas que promuevan un diálogo educacional, de cara a un horizonte no muy tardío.

Bajo el título, ‘Diálogo Norte-Sur Mediterráneo: Educación y Migraciones’ y concentrados en pleno campus universitario, el Movimiento Europeo, la Casa Mediterráneo y la Biblioteca de Alejandría, organizaban un simposio sin parangón, en el que durante dos jornadas se habló del fortalecimiento de los pueblos de ambos ‘bloques’ por medio de la educación.

El congreso contó con una fastuosa cena inaugural en donde estuvieron, entre otros, Pat Cox, ex Presidente del Parlamento Europeo, o Benita Ferrero-Waldner, responsable europea de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad hasta la toma de posesión de Catherine Ashton, recién elegida Alta Representante de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE. Al acto acudieron también algunas autoridades locales y autonómicas.

Por su parte, en las ponencias del día siguiente estuvieron el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación del Gobierno español, Miguel Ángel Moratinos, o los Ministros de Educación y Asuntos Africanos de Marruecos y Argelia, entre otros.

Durante la primera jornada las autoridades y los expertos debatieron, en forma de grupos de trabajo, los posibles proyectos e iniciativas que pudieran establecerse en el futuro, tocando áreas como el acceso a la educación, la calidad de la misma o la igualdad de condiciones, además de la formación profesional en origen o la temida ‘fuga de cerebros’, acaecida por los constantes flujos migratorios que se repiten en la zona. Charlas y ponencias de vital importancia sobre temas que debieran ser meras cuestiones comunes para todos.

Moratinos abogaba por culminar y aprovechar la diversidad de los países de ambas orillas para abrir un debate valioso sobre un “futuro común”.

El Jefe de la diplomacia española comentaba, igualmente, que uno de los mayores problemas del Mediterráneo es que los países ribereños carecen de una lengua común, aunque esto también se puede interpretar como “una oportunidad: la diversidad”.

También recordó que “los cimientos de esta senda se pusieron en 1995 con el denominado Proceso de Barcelona, iniciativa con luces y sombras, pero que abrió una puerta para tratar los problemas comunes en materia política, medio ambiente, energía, transportes y desastres naturales, entre otras”. Un paso que tuvo su espaldarazo final con la creación, en 2008, de la Unión por el Mediterráneo, integrada por 43 países, con la única premisa de recuperar el protagonismo perdido del Mediterráneo en asuntos de especial calado.

En relación a los problemas habidos entre países ribereños, como las diferencias palpables entre Marruecos y Argelia, Moratinos enfatizó que “no es posible crear fronteras entre vecinos”, aunque contrarrestaba diciendo que “eran los propios Estados los que tienen que arreglar sus problemas, mientras que el resto sólo puede ayudar”. La intervención del Ministro de Exteriores daba paso a otros debates paralelos que depositaron distintas bases y realidades, con vistas a la denominada ‘Declaración de Alicante’ del día siguiente.

DSC00254.JPG Era el turno de las organizaciones de la sociedad civil, encargadas de recoger las impresiones del día anterior de manera unívoca.

Bichara Khader, Director del ‘Centre d'Etude et de la Recherche sur le Monde Arabe Contemporain’ (C.E.R.M.A.C.) de la Universidad de Louvain-laNeuve, Bélgica, recordó .que las migraciones siempre han existido, incluso dentro de los propios países con el éxodo rural, y que fue tras las II GM cuando los ciudadanos de la orilla del sur comenzaron a trasladarse a Europa. Algo que parece no haberse asimilado, ya que aún existe exclusión hacia las terceras generaciones asentadas en el viejo continente, “sólo por el hecho de llamarse Mohamed”.

Por ello, Khader alentó por equiparar las migraciones, fueran de donde fueran, ya que ahora la inmigración es más visible por el alto grado de xenofobia y criminalización impregnada por algunos escalafones sociales. En palabras suyas, “la inmigración no puede frenarse”, aunque existan barreras sanitarias o tecnológicas que lo intenten hacer. “Incluso los múltiples controles en los países emisores o de tránsito hacen que las instituciones europeas se alejen de esta realidad”, decía.

“¿Cómo se puede crear un partenariado o una ciudadanía mediterránea si existe libre movilidad de mercancías y no de personas?” se preguntaba Khader, aterrado por “la economización de la zona, en favor de unos pocos”.

El alegato al mestizaje, y el intercambio de proyectos, ideas y, a fin de cuentas, la creación de conocimiento y saber, fueron otros de los mensajes lanzados, esta vez, por Abdelkader Messahel, Ministro Delegado para Asuntos Magrebíes y Africanos de Argelia. O por Mohamed Abdelah, Secretario General del Partido Nacional Demócrata de Egipto, quien aseguró que “no puede separarse la educación de las migraciones porque son la misma cara de la moneda”. La representación española estuvo también en manos de Estrella Rodríguez Pardo, Directora General para la integración de inmigrantes del Ministerio de Trabajo e Inmigración, quien fue la encargada de trasladar algunos de los planes estratégicos puestos en marcha por el Gobierno de Zapatero a este respecto.

Rodríguez insistió en la necesidad de desarrollar la enseñanza fuera del horario escolar, sobre todo, para el fomento de la lengua del país receptor. “Si invertimos en educación y formación, estaremos invirtiendo en cohesión”, promulgaba Estrella Rodríguez, que también aludió a la lucha contra la dualidad y la culturización a dos velocidades, algo en lo que juega un importante papel el seno familiar de los inmigrantes.

La mediática crisis económica no paso desapercibida en el Congreso, por lo que se propugnó un especial “mimo” hacia el capital humano foráneo, como variable importantísima y motor de las nuevas economías.

Por su parte, la Directora del Departamento para Expatriados Árabes de la Liga Árabe, Saameeha Mohiyaddin, pidió concienciación a la opinión pública europea hacia la igualdad de derechos, salarios, deberes y obligaciones de los ciudadanos de esta región del mundo.

La religión también tuvo, por supuesto, cabida en este evento forjando, eso sí, posturas enfrentadas, sobre todo, en lo referente a la inclusión de su enseñanza en las escuelas públicas receptoras.

DSC00241.JPG Además, se lanzaron otras propuestas para contrarrestar la desigualdad, como una mejor transparencia de los mercados o la apertura a la obtención de visados temporales.

Con todas estas intenciones, la enviada especial de la Biblioteca de Alejandría, la egipcia Iman El Kaffass, ponía el broche final a la sesión con una petición a la orilla norte de reconocer la diversidad del sur.

El Kaffass sugirió la creación de programas de movilidad de estudiantes como el Erasmus entre los jóvenes de ambas orillas, e incluso, entre países de África. Otros proyectos son el fomento de la docencia de la historia y la cultura común de las dos zonas, destacando la creación de una Universidad Euromediterránea en el sur, que erradique las carencias de alfabetización, y potencie la homologación de los títulos universitarios en el norte.

Sin duda, mensajes que no dejan a nadie indiferente, y que persiguen una mayor implicación de la Europa de los 27 en un asunto tan importante y nada baladí como es el de la EDUCACIÓN en conjunción con la MIGRACIÓN.

Alejandro García-Córcoles Carrascal, Equipo local de Murcia