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DERECHO AL ESTUDIO: UNA HISTORIA A LA ITALIANA  2

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Política

Segunda parte del viaje-reportaje en la Italia del derecho al estudio, dirigido por el RUN (Red Universitaria Nacional) para Cafébabel. Los estudiantes italianos, que sueñan con los ojos abiertos, se topan con la retórica de una clase política que mira hacia otro lado.

Esta es la segunda parte de la reportaje de investigación sobre el derecho al estudio en Italia, dirigido por el RUN (Red Universitaria Nacional) para Cafébabel. Lee aquí la primera parte.

En Catania, una gran parte de la universidad se encuentra en un antiguo monasterio. En el interior hay dos claustros y varias columnatas bizantinas. En los alféizares de los ventanales que dan a los jardines verdes, los estudiantes repasan de dos en dos. En un banco vemos a Giulia y a Salvatore. Sin embargo, ninguno de los dos estudia aquí. Giulia, al terminar el instituto, encontró un trabajillo de camarera: "me habría gustado empezar Derecho aquí en Catania. En teoría me correspondía una beca, porque en mi casa solo trabaja mi padre, que es profesor de instituto. Pero sé que nunca la habría recibido porque no hay fondos suficientes", confiesa. Por desgracia no se trata de un caso aislado: en Italia, cada año unos 180.000 estudiantes que tienen derecho a beca, uno de cada tres, no la recibe por falta de fondos. Más de 60.000 jóvenes que querrían estudiar (y que según la Constitución Italiana tendrían derecho a recibir ayudas) son "idóneos no beneficiarios". Así pues, Giulia y muchos otros como ella desisten: "preferí centrarme en el trabajo, ganar algo en vez de empezar la universidad", dice (datos www.ossreg.piemonte.it, eurostudent-italia.it, ndr.).

EL ESPEJISMO DE EU 2020

Ella es una más de los 58.000 matriculados fantasma que el sistema universitario italiano ha perdido durante los últimos 10 años (-17%). Para hacernos a la idea, es como si hubiese desaparecido toda una universidad de tamaño medio. Y pensar que la estrategia Europe 2020 pide a los países de la UE, incluyendo a Italia, que alcancen antes de que finalice esta década un porcentaje del 40% de licenciados en la población total. Actualmente, Italia está estancada en el 27% y se aleja cada vez más del objetivo.

Por el contrario, Salvatore quería irse a estudiar a otra región, salir del nido como hace mucha gente de su edad que sale a ver mundo. Eligió Física. "Mis padres no me podían mantener, así que busqué el lugar en el que más convenía estudiar. Descubrí que la Toscana acepta el 100% de las solicitudes de becas. Decidí matricularme en Pisa; solicité la beca y me la dieron. No me dieron alojamiento porque tenía una nota baja. Pero para compensar me dan una gran ayuda para el alquiler y la tarjeta para el comedor universitario", cuenta.

Igual que Salvatore, muchos estudiantes eligen la Universidad en la que matricularse no por razones didácticas sino en función del sistema regional del derecho al estudio. El 60% de los jóvenes del sur decide abandonar su región para ir a estudiar allá donde encuentra mejores servicios y oportunidades.

Aires de protestas

El pasado mes de febrero, el Ministro de Educación, Universidad e Investigación, Franceso Profumo, para eludir este problema iba a promulgar el decreto sobre los "Niveles Básicos de las Prestaciones", introducidos en la reforma constitucional de 2001. Esto habría tenido que definir el coste estándar asumido por el Estado por cada estudiante, dividido en 5 sectores fundamentales: alojamiento, comidas, transporte, material didáctico y acceso a la cultura. Sin embargo, la solución del ministerio no preveía ningún aumento en los fondos destinados a ello sino restringir el número de posibles beneficiarios: para obtener unas estadísticas de "cobertura total" y hacer que desapareciese la figura de los "idóneos no beneficiarios", se propusieron condiciones de acceso más restrictivas. ¿Cuál iba a ser el resultado? A través de una ley estatal se iban a eliminar miles de becas. Incluyendo la de Salvatore para que nos entendamos.

Afortunadamente, gracias a las movilizaciones de los estudiantes, no se aprobó el decreto, pero en muchas regiones la estrategia sigue siendo la misma: reducir el número de estudiantes que aparecen como idóneos para recibir una beca, para poder declarar así un porcentaje mayor en la cobertura de las becas. La palabra "mérito" se convierte pues en el estandarte utilizado para justificar políticamente las opciones restrictivas y socialmente injustas. Sin embargo, el derecho al estudio tiene que ver con otros principios; se trata de una cuestión de igualdad de oportunidades y de acceso al "saber". Hay que separar ambos aspectos para poder garantizarlos: se puede premiar a aquellos que obtengan méritos solo si todos tienen la posibilidad de estudiar. Mientras se siga negando esta posibilidad a decenas de miles de estudiantes italianos, no podrá existir la meritocracia en nuestro sistema universitario y, aun más, se paralizará cualquier posibilidad de movilidad social.

Video Credits: rai/youtube

Translated from Diritto allo studio: una storia italiana #2