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De portador de esperanzas a freno de reformas

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Recibido con grandes expectaciones hace siete años, el balance del mandato del presidente turco saliente Ahmet Necdet Sezer decepciona.

Independiente, incorruptible y no dogmático – como primer presidente turco que no provenía ni del establishment político ni del aparato militar, Ahmet Necdet Sezer fue considerado como un garante de la democracia y del Estado de Derecho. Con la elección de un jurista sin afiliación política al más alto cargo del Estado, nació la esperanza de que este construiría el camino hacia Europa. Comparado con su anciano antecesor, Süleyman Demirel, perteneciente a la clase política arcaica del país, el por entonces candidato de 59 años representaba el cambio y la renovación.

Triunfador sin partido

Como presidente del Tribunal Constitucional, Sezer era un marginado político. En realidad, el por entonces primer ministro Bülent Ecevit hubiera preferido una segunda candidatura de Demirel. Pero ya que no obtuvo la mayoría en el parlamento para realizar la modificación de la Constitución necesaria, la victoria de las elecciones fue para Sezer. Como triunfador sin partido era un candidato con el que tanto los nacionalistas como los islamistas podían entenderse y fue apoyado por todos los partidos el 6 de mayo de 2000, siendo así elegido presidente, con los elogios de la prensa occidental.

Actualmente, al acercarse el momento de la elección de un sucesor, el balance es ambiguo. Las críticas conciernen especialmente a su aporte a la integración europea. “Finalmente no ha estado a la altura de las esperanzas depositadas en él”, opina Jan Senkyr, de la fundación Konrad-Adenauer en Ankara. “Al principio tomó una posición pro reformas económicas y libertad de expresión, pero finalmente ha sido más freno que motor del proceso de reformas.” La razón no es tanto un cambio en su visión, sino en su medio político.

Abogado del laicismo

El 3 de Noviembre 2002, al gobierno nacional-conservador de Bülent Ecevit le sucedió el del Partido de la Justicia (AKP) de Tayyip Erdogan. Sezer vio en este partido islámico moderado una amenaza al laicismo. Sezer rechazó con frecuencia las leyes propuestas por el gobierno y se opuso a la renovación de puestos de jueces y funcionarios. “Sezer ha rechazado sobre todo las reformas que atentan contra el carácter laico de la República”, dice Senkyr. “Pero también ha bloqueado proyectos europeos, por ejemplo las reformas para la igualdad de las minorías religiosas.”

Su relación con Erdogan no sólo ha sido tensa en el plano político. Ya que la mujer de Erdogan lleva velo, Sezer invitó a los actos oficiales al primer ministro sin su pareja. También prohibió la entrada al palacio presidencial a todas las mujeres de los ministros del AKP que llevaran velo. “Sezer y Erdogan tienen visiones políticas muy distintas. No confían el uno en el otro”, explica Senkyr. Sezer temía probablemente, como muchos kemalistas, que el AKP persiguiera una agenda islamista no manifiesta.

Incluso no pudiendo impedir las leyes indefinidamente, sino posponerlas, Sezer fue siempre capaz de poner obstáculos en el camino del gobierno. “Según la Constitución, el presidente no tiene poderes ejecutivos directos”, explica Senkyr, “pero goza de mucho prestigio como sucesor del fundador del estado turco, Atatürk.” Además, es el líder máximo de las fuerzas armadas – puesto clave en un país muy marcado por los militares. Incluso cuando la relación con los militares es tan tensa como al principio del mandato de Sezer.

En el bando de los kemalistas

En agosto del 2000 Sezer estuvo al borde de un conflicto abierto con los militares cuando se negó a firmar el decreto con el que el gobierno quería alejar a los funcionarios kurdos e islamistas de sus puestos. Sezer defendió la abolición de la pena de muerte, el recorte de los poderes de los militares y la lucha contra la corrupción. Pero tras la victoria del AKP se acercó a los círculos kemalistas y nombró en Agosto de 2006 al laicista de línea dura Yasar Büyükanit a la cabeza del aparato militar.

También en otras cuestiones se unió al bando de los kemalistas. Cuando Orhan Pamuk, que exige una revisión del genocidio armenio, ganó el premio Nobel de Literatura en Octubre de 2006, Sezer rehusó darle los debidos honores. Tampoco asistió al entierro del periodista armenio Hrant Dink, que fue asesinado en enero del 2007 por un joven nacionalista. Así se ha mostrado Sezer, a pesar de ciertos impulsos propios positivos, como defensor del antiguo concepto político kemalista, en el que primero viene el Estado – y luego, tal vez, el ciudadano.

Translated from Vom Hoffnungsträger zur Reformbremse