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¿Corrupción en Francia? Sí, y en las altas esferas 

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Política

El pasado domingo 19 de febrero, cientos de ciudadanos salieron a la calle en varias ciudades de Francia para denunciar la corrupción de sus políticos. Con aires primaverales al estilo Nuit Debout, la manifestación de París ofreció otro punto de vista sobre los asuntos Fillon, Le Pen y sus consortes. [Opinión]

Que sepamos, no existe precedente igual. Una manifestación contra la corrupción de los políticos en Francia suena raro. El llamamiento se hizo a través de Facebook, pero el tema no suscitó mucho entusiasmo al principio: pasados unos días, solamente unos 71 internautas habían levantado el pulgar. Ya sea por las noticias salidas a la luz pública sobre los casos de François Fillon y de Marine Le Pen, ya sea por la ayuda logística de Nuit Debout, el caso es que los organizadores, de forma repentina, recibieron rápidamente nuevos apoyos.

Cientos de personas se amontonaron el pasado 19 de febrero en la Plaza de la República; algunos menos en las demás ciudades francesas que también se movilizaron como Rennes, Toulouse, Lyon, AngersSaint-Omer. En París, la Plaza de la República destilaba un ambiente familiar que, al mismo tiempo, sugería vagamente la idea de una 'Primavera Francesa'. Con letras de cartón, se pudo ver escrito 'Nuit Debout' en lo más alto. En la tribuna, el precursor del encuentro ciudadano -Vincent Galtier- comienza su discurso: "Asamblea general: Los ciudadanos están sufriendo el no ser escuchados, al no ser respetados".

Muchos señalaron el supuesto pasotismo de la sociedad francesa frente a los recientes escándalos de corrupcion relacionados con sus políticos. También ha sido muy comentado en los medios de comunicación que el caso de François Fillon -sobre el que recaen sospechas de empleos ficticios- no ha provocado (todavía) la indignación popular que cabría esperar. Según un reciente sondeo, el 88% de los franceses piensa que el candidato del partido Los Republicanos a la presidencia del país no se retirará. Una primera prueba, a dos meses de la primera vuelta, que se puede interpretar como una cierta forma de renuncia frente a la obstinación de un hombre decidido a llegar hasta el final. Cueste lo que cueste.

Estos últimos días también se han registrado dos sedes del Frente Nacional (FN). La operación se ha efectuado dentro del marco de otro asunto de sospechas de empleos ficticios. Un informe de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) revela que Marine Le Pen contrató a dos asistentes que no habrían realizado ningún trabajo en el Parlamento Europeo. Mientras la justicia francesa sigue su curso, no se necesitan encuestas para conocer la repercusión del asunto en la opinión pública. Aunque el FN denuncia "una operación mediática", a los franceses les cuesta entender en este momento qué tiene que ver Europa en la campaña.

Sin embargo, lo que ha provocado el informe de la Unión Europea es abrir una verdadera investigación judicial en Francia, una investigación preliminar sobre unos delitos que harían palidecer a un narcotraficante: el FN es sospechoso de abuso de confianza, de encubrimiento de abuso de confianza, de fraude en banda organizada, de simulación de trabajo, de falsificación y de uso de falsificaciones. 

Entre el centenar de personas sentadas en la plaza, algunas tienen cacerolas y otras levantan pancartas en las que se puede leer "Marine le Trump" o "París en pie por la abolición de los privilegios". El tiempo empeora y es el momento que elige Jean-Christophe, miembro de una red de asociaciones deportivas, para recordar que "la corrupción no es un problema de las personas, es un problema del sistema". "Forma parte de las reglas del juego", arenga. Un cargo público de la comuna ('municipio' en España, Ed) de Puteaux, al oeste de París, advierte contra el "todos corruptos" del discurso "de los populistas". "La transparencia tiene que convertirse en un tema a tratar durante la campaña electoral", afirma. Se escuchan tímidos aplausos.

"Estamos en contra de la corrupción, pero también en contra de los privilegios", vocea Jean-Baptise Rédé alias 'Voltuan', muy conocido en las manifestaciones por sus pancartas coloristas. "¿Sabéis que los parlamentarios no pagaban el tren en primera clase?, ¿que no pagaban sus gafas? Lleva ocurriendo lo mismo desde hace décadas. ¡Ya tenemos bastante!", grita. Detrás, se van poniendo en fila india para entonar una canción satírica dedicada a Pénélope Fillon, la esposa de François, sospechosa de haber ocupado un puesto de trabajo ficticio como asistente parlamentario que ha dado lugar al denominado «Penelopegate». Entre dos intervenciones en la tribuna, un grupo de jóvenes se pregunta qué pasa con las noticias que han salido a la luz sobre Emmanuel Macron que, según han revelado unos periodistas en un libro, es sospechoso de beneficiarse del presupuesto destinado al Ministerio de Economía para lanzar su movimiento político En Marche cuando todavía era ministro de Economía en el gobierno de Hollande.

También hubo espacio para la cultura. Una joven recomienda la lectura del ensayo Les Nouveaux Chiens de garde, de Serge Halimi, que critica la connivencia entre la política, los medios, los poderes económicos e, incluso, los sindicatos. ¿La corrupción sistémica? Es una manera de decir que la democracia representativa a la francesa ya no funciona. Para un joven llamado Corentin "solo representa a los políticos corruptos. Hay que instaurar una democracia directa. Los ciudadanos deberíamos ser los jefes y somos los esclavos".

De repente, el ambiente de camaradería comienza a fluir como si se tratara de un pequeño blues nostálgico. Como si toda la Plaza de la República evocase en ese momento una campaña presidencial convertida en vodevil político. Para animar a un público que tarda en aplaudir, Voltuan invoca a Europa y más concretamente a esos rumanos que salieron a la calle para pedir la encarcelación de sus políticos corruptos. Una chica prefiere recordar otro ejemplo europeo que ha hecho historia: "En Islandia, la revelación de un escándalo de Estado metió a los políticos en chirona". Y repite: "¡En chirona!".

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Story by

Matthieu Amaré

Je viens du sud de la France. J'aime les traditions. Mon père a été traumatisé par Séville 82 contre les Allemands au foot. J'ai du mal avec les Anglais au rugby. J'adore le jambon-beurre. Je n'ai jamais fait Erasmus. Autant vous dire que c'était mal barré. Et pourtant, je suis rédacteur en chef du meilleur magazine sur l'Europe du monde.

Translated from Corruption en France : revoir un printemps