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…con Alain Keler y Didier Lefèvre, los ojos de la tierra

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En el café Hugo, en el corazón de Paris, café babel charla con estos dos fotógrafos que, desde 2003, documentan los cambios en la agricultura y e la vida de los campesinos en Europa central y oriental.

La entrevista comienza rápidamente. Pero no como yo pensaba, porque la primera entrevistada soy yo. Alain Keler, reportero nato, me lanza la fatídica pregunta: "Y la Constitución qué, ¿si o no?". Los camareros del Café Hugo, educados parisinos del Marais, no pueden evitar mirarnos mientras Keler nos lanza un discurso volcánico en favor del Tratado Constitucional, que beneficia a los diez nuevos Estados miembro. Conoce bien el tema. Junto con su compañero Didier Lefèvre, realizó un reportaje en 2003 sobre los jóvenes agricultores de los diez países entonces candidatos a la adhesión a la UE.

La asociación "Les Yeux de la Terre" se creó poco a poco en el seno de un colectivo de ocho fotógrafos. "Al principio sólo queríamos reunir a una serie de colegas en torno a un tema interesante. El tema de la agricultura acabó imponiéndose tras una comida copiosa y regada con buenos vinos", cuenta Didier Lefèvre. "Después de trabajar un poco en Francia, alguien del grupo tomó conciencia de los nuevos desafíos que debía afrontar Europa en este campo, así que lanzamos el proyecto "Genes de la tierra - la Nueva Europa", centrado en la agricultura de los países candidatos a la ampliación de 2004. Se trataba de un tema apasionante y además esperábamos obtener subvenciones". La idea de partida era mostrar la situación de los agricultores en estos países antes y después de la ampliación. La página web de la asociación "Les Yeux de la Terre", que expone un documental fotográfico de 2003 a 2013, es el resultado de este trabajo.

Encuentro con Pepa el Checo

Didier Lefèvre ha viajado principalmente a la República Checa. ¿Qué le han aportado sus tres viajes a Sasov (150 km al sur de Praga)? "Antes de la adhesión, Pepa, mi contacto checo, no era un gran entusiasta de la UE. Y sigue sin serlo. Me ha enseñado la montaña de papeles que ha tenido que rellenar, y todo lo que ha podido comprar hasta ahora con las subvenciones de la UE es una chaqueta de franela para el invierno. Sin embargo, ha tenido que invertir mucho para adaptar sus granjas a la normativa bio europea. Por otro lado, ve cómo Carrefour y Renault abren fábricas enormes porque la mano de obra es barata en la República Checa. Y encima Carrefour se niega a comprarle sus carnes biológicas a un precio razonable... Pepa no está acostumbrado a la libre competencia, a la ley del mercado".

Cosechas polacas

Después de discutir con el camarero, que no le trae el capuchino de sus sueños ("Un café normal y al lado una taza de leche espumosa. Tampoco es tan complicado."), Alain Keler me cuenta su experiencia en Polonia. "No pude hacer todo lo que quería. Estaba alojado en Tatras, en casa de una familia de cuatro personas. La agricultura sólo era una actividad secundaria a la explotación, vivían de otra cosa. Pero llegué en la época de la cosecha con lo cual pude hacer fotos interesantes. Pero no creo que vuelva. El invierno es muy duro, la actividad agrícola queda reducida a casi nada. Además, la mayoría de los viajes nos los hemos pagado nosotros, y esto frena un poco la dinámica del proyecto."

Ante mi cara de asombro me explican que Catherine Baduel, la coordinadora del grupo (y presidenta de la asociación) no consiguió ninguna subvención suficiente para su trabajo, a pesar de sus esfuerzos. Y pagar ocho fotógrafos profesionales, durante un proyecto de 10 años, exige una suma considerable. "Unos 300.000 euros anuales, durante diez años", calcula Didier Lefèvre, entre logística y salarios. El proyecto se enmarca sin embargo en la problemática europea, "y la agricultura representa una parte muy importante del presupuesto de la UE (alrededor del 45% del presupuesto total), mereciendo toda nuestra atención", añade Alain Keler. "Lo que más nos sorprendió es que Catherine Baduel consiguió enseguida subvenciones para otro proyecto del que se ocupa sobre los derechos de la mujer. Debe de ser porque el tema agrícola es más controvertido."

En efecto, la realidad cotidiana de unas poblaciones que nos proporcionan materias primas baratas y todavía "vírgenes" (mano de obra, tierras sin contaminar), y a los que las empresas francesas exportan productos con alto valor añadido, podía suscitar polémica. Pero también puede que el motivo fuera el alto coste del proyecto.

Tierras ardientes

Los miembros del equipo, ahora dispersos, han pasado a otras cosas, pero la aventura Genes de la Tierra continúa rondándoles la cabeza. Por el Café Hugo ha pasado un ángel, sale de la espuma del capuchino y se eleva por encima de la mesa. Pero Alain Keler rompe rápidamente el silencio preguntando a su colega por qué no retoma el trabajo comenzado en Francia sobre la reinserción a través de la tierra. Didier Lefèvre me explica que es un trabajo que empezó en Francia, entre Vannes y la región de París, sobre los jardines sociales. Pero esto fue antes del proyecto europeo y ahora dice haber perdido los contactos necesarios, no cree que sea tan fácil recomenzar. Su amigo le reprocha, "¡era un proyecto tan bonito, tan sencillo!". Alain Keler ha intentado seguir trabajando el tema de la ampliación: "Una productora me ha propuesto participar en una película sobre la vida en un pequeño pueblo polaco. Pero Arte ha rechazado el proyecto". No les faltan ideas. Didier Lefèvre triunfa en Francia con un cómic del que es guionista y protagonista. Se llama El fotógrafo, y el tercer volumen está a punto de aparecer. Cuenta sus recuerdos de Afganistán, en 1986, cuando trabajaba como fotógrafo para Médicos sin Fronteras. Alain Keler, que obtuvo una beca en 2004, continúa su trabajo "El país de la tierra que quema", entre Israel y Palestina.

Los dos fotógrafos se despiden y se marchan ensimismados en su conversación. El capuchino, que marcaba la duración de la entrevista, se ha terminado.

Translated from Alain Keler et Didier Lefèvre, les yeux de la terre