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Chipre-Turquía-Europa: ¿nos hacemos un trío?

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¿Qué diría Afrodita, la diosa del amor, surgiendo de las olas en la orilla de las costas chipriotas, ante la visión de su tierra natal dividida en dos por una línea que separa a sus habitantes?

La pequeña isla de Chipre, patria mítica de Afrodita, goza de una situación crucial en los confines del Mediterráneo. Es un islote estratégico y de ello da fe la larga lista de invasores desde Alejandro Magno a Ricardo Corazón de León pasando por los templarios, los venecianos, los otomanos o incluso los británicos. Cuando en 1959 le concedió la independencia, Gran Bretaña, consciente de la proximidad de las costas turcas, sirias y libanesas, no dudó en conservar dos bases militares.

En cuanto a la población chipriota, compuesta en esencia por griegos y turcos, se halla lejos de vivir en paz. El sangriento golpe de Estado nacionalista del 15 de julio de 1974, fomentado par la moribunda junta de coroneles en el poder en Atenas, le puso en bandeja a Ankara la oportunidad de intervenir militarmente tomando el control del norte de la isla. En 1983, el Estado turco-chipriota constituido se autoproclamó República Turca del Norte de Chipre (RTNC). Desde entonces sólo ha sido reconocida como Estado soberano por Turquía, que sigue negándose a reconocer a la República de Chipre en su conjunto.

Chipre se integra en Europa

Bajo la égida de la ONU y durante más de 20 años, ha habido muchas tentativas infructuosas para reunificar la isla. La última la propuso el Secretario general de la ONU, Kofi Annan, en la víspera de la adhesión en la UE de la parte griega de Chipre. Este proyecto, bautizado como “plan Annan”, preveía la creación, en base al modelo suizo, de una federación chipriota formada por dos entidades ampliamente autónomas, reunidas en el seno de una república greco-turca. El 24 de abril de 2004, tras un interminable cruce de acusaciones y exigencias previas provenientes de las dos partes, se sometió el plan a un referendo popular. Mientras el 65% de los turco-chipriotas lo aprobaron, al otro lado de la “línea verde”, el 75% de los vecinos griegos lo rechazaron. Con el fracaso de este referendo se esfuma la esperanza de acabar con los vestigios -sacos terreros y alambradas- del “Muro de Nicosia” erigido en la capital de la isla, el último muro que desgarra Europa.

Desde 2003 habían aparecido signos de distensión del lado turco cuando, por vez primera en 3 años, el gobierno de Lefkosa abrió la frontera autorizando a más de 1.000 turco-chipriotas y a cerca de 600 greco-chipriotas a franquear la línea verde que divide la isla desde 1974. El primero de mayo de 2005, Chipre entró en la UE. Aunque de forma oficial el conjunto de la isla forme parte de los 25, la zona norte conserva el estatuto de “territorio ocupado”, beneficiándose de ciertas propuestas de ayuda y de disposiciones arbitradas por la Comisión europea con el objetivo de facilitar su comercio y su desarrollo económico. También se reanudó el intercambio de mercancías entre Norte y Sur en agosto de 2004, en aplicación de las normas comunitarias. Desde entonces, las mercancías turco-chipriotas pueden ser vendidas legalmente en el Sur y, desde ahí, exportadas al resto de Europa.

¿Y ahora adónde caminan?

En 2005 ha habido novedades en este proceso de reunificación. En enero, el Presidente de Chipre, Tassos Papadopoulos, se declaró dispuesto a retomar las conversaciones que conduzcan a una paz duradera con la RTNC. Las elecciones anticipadas de febrero en el Norte sirvieron de buen augurio al llevarse la victoria el Partido Republicano Turco (CTP), formación de centro-izquierda favorable a la reunificación apoyada por el primer ministro saliente, Mehmet Alí Talat. “El resultado de esta votación demuestra la voluntad de la comunidad turco-chipriota de seguir preparándose para su plena incorporación a la UE”, declaró este último en un comunicado, añadiendo que los resultados electorales eran “la prueba de que los turco-chipriotas hacen llamamiento a la reunificación de Chipre”.

En abril, Talat abandonó su puesto de primer ministro para auparse a la presidencia de la República Turca del Norte de Chipre, sucediendo así al histórico e intratable nacionalista Rauf Denkatsh, e el poder desde 1976. Talat goza de toda la confianza de Recep Tayyip Erdogan, quien ve en él a un líder capaz de ayudar a Ankara a resolver el puzzle chipriota llegando a acuerdos con la Unión. El objetivo es el reconocimiento de hecho de la República de Chipre, condición sine qua non para la buena finalización de las negociaciones de adhesión de Turquía.

La danza del reconocimiento

El baile diplomático turco-europeo se reanudó en marzo con la petición por parte de Ankara de aplicar el protocolo aduanero a todos los Estados miembro de la UE; una cuestión que implica de hecho el reconocimiento de la República de Chipre por parte de Turquía.

El gobierno turco afirmó entonces que aun así no reconocería a Chipre sino cuando estuviera reunificado. Una provocación ante la que Javier Solana, Alto Representante de la UE para la política exterior y de seguridad común (PESC), class="external-link">responde inmediatamente dejando claro que Turquía no entrará en la “gran familia” europea hasta que no reconozca a todos sus miembros. Para Ankara, reconocer la República de Chipre equivale a deslegitimar al gobierno de Lefkosa. Pero negociar la entrada de Turquía ¿acaso no significa para los 25 apoyar a un Estado ocupante legalizando la RTNC? La problemática permanece viva y merecería más atención. Tras el paso dado el pasado 3 de octubre, ya sólo queda esperar que Afrodita vea pronto a su pueblo reunificado.

Translated from Cipro-Turchia-Europa: il triangolo no?