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Cambio climático: el punto ciego de África

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A pesar de todas las dificultades que afronta actualmente el continente africano, el calentamiento global se puede considerar su mayor desafío. Sin embargo, siempre y cuando se actúe de inmediato, la lucha contra el cambio climático podría ser la solución a muchos problemas que a África siempre le ha costado resolver.

En los últimos años, África ha arrancado, por fin, su motor económico. Por todo el continente, gobiernos e inversores privados están creando nuevas industrias y, más importante aún, infraestructuras como puertos, puentes, escuelas y hospitales. Este crecimiento es tanto un resultado de la riqueza creciente del continente como un medio de garantizar que la prosperidad continúe.  

Aun así, los responsables de este crecimiento no tienen en cuenta un aspecto crítico a largo plazo: el cambio climático. Muchos gobernantes africanos proclaman que están construyendo en vistas al futuro del continente —infraestructuras para impulsar el comercio y el transporte, redes de telecomunicaciones y de banda ancha para aumentar la conectividad e instalaciones educativas y sanitarias para mejorar la calidad de la vida cotidiana de los africanos—, pero cualquier idea sobre el futuro del continente africano debe pasar a través de la ineludible lente del calentamiento global.

La vulnerabilidad de África

De todas las regiones terrestres, África es una de las más expuestas al cambio climático. En cualquier clasificación sobre este tema que incluya los 10 países más afectados, siempre encontramos países africanos ocupando varios lugares de la lista. Esto es así porque el continente, en su mayor parte, presenta la combinación imbatible de ser muy vulnerable a los efectos dañinos del cambio climático y además no contar con la capacidad o la flexibilidad de reaccionar ante un desastre climático.

Por supuesto, África tiene otras preocupaciones más urgentes. Se estima que entre un 30 % y un 40 % de la población africana vive en la pobreza, más de un 10 % no tiene trabajo y la educación y la sanidad siguen siendo preocupaciones graves. Sin embargo, es importante recordar que todos estos aspectos económicos y sociales son amenazados por el cambio climático. Una fuerte inundación no solamente destruiría las rutas comerciales y la infraestructura industrial, sino que también pondría en peligro las escuelas y los hospitales, y por lo tanto la calidad de vida y la estabilidad social. De forma similar, una sequía extrema amenaza no solamente a la seguridad alimentaria de un país, sino también a millones de granjeros por toda África, un continente que sigue dependiendo en exceso de la industria agraria. En general, el cambio climático es percibido como algo que destruye el medio ambiente, pero también puede hacer trizas el tejido social, político y económico que encuentre a su paso.

Oportunidades que no hay que desaprovechar

Mientras que la forma de exponer a los gobernantes africanos los peligros del cambio climático es ciertamente problemática —los climatólogos y otros científicos pueden caer en un purismo excesivo o ser demasiado técnicos—, hay otros problemas más urgentes por tratar. En su reunión en Kenia en febrero, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señaló que la situación climática en África es «alarmante» y que se debe actuar antes del 2020.

Una oportunidad perfecta para ello se producirá en diciembre, cuando se celebrará en París la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Antes de esta reunión, los africanos tendrán como mínimo una oportunidad más de unirse y plantear objetivos comunes de cara a esa convención mundial. La Iniciativa Climática del Sur (CSI, del inglés Climate South Initiative) tendrá lugar a finales de mayo en la ciudad de Libreville, en Gabón. La cumbre tendrá como prioridad un enfoque del cambio climático basado en resultados, y mostrará a los africanos los peligros del cambio climático para que el continente pueda afrontar la conferencia de París con un plan de acción que le permita tomar el control de su propio destino en la lucha contra el cambio climático.

El cambio climático está precisamente en el punto ciego de África. Mientras que a la larga es importante que el mensaje del peligro climático se explique correctamente y llegue a todos los sectores de la población, los gobernantes que se encuentran en el poder deben empezar ya mismo a promulgar leyes fundamentales que permitan el cambio. Para el planeta, el proceso empieza en París; para África, en Gabón.

Translated from Climate change : Africa’s blind spot