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Calentamiento global: los ciudadanos mantienen la presión

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El 22 de abril más de 500 millones de persones celebran en todo el mundo el Día de la Tierra.

Esta “jornada verde” internacional moviliza a millones de personas desde hace más de 35 años. Nacido en Estados Unidos de un proyecto universitario que tenía por objetivo despertar la conciencia medioambiental de ciudadanos y políticos, este evento se celebró por primera vez el 22 de abril de 1970. En aquella época, las amenazas ligadas al calentamiento climático traspasaban ya los círculos ecologistas. Sin embargo, no será hasta 1992, en la Cumbre de la Tierra de Río que se reconoce a nivel gubernamental la necesidad de actuar a través de un “partenariado mundial”. Habría aún que esperar cinco años para ver nacer un plan de acción, el Protocolo de Kyoto. Mientras que los jefes de estado europeos se comprometen de nuevo, durante el Consejo Europeo de marzo de 2007, a reducir un 20% las emisiones de CO2 en Europa de aquí a 2020, “la actitud negativa de Estados Unidos ante el cambio climático” persiste, según las propias palabras del comisario europeo de Medio Ambiente, el griego Stavros Dimas.

El símbolo en España

En España, numerosas manifestaciones festivas tendrán lugar simultáneamente en las ciudades de Madrid, Bilbao, Córdoba, Asturias y Valencia. El símbolo elegido para este evento es un lazo verde, inspirado en el lazo rojo de la campaña de lucha contra el SIDA. Este lazo, de 25 metros de largo y dos metros de ancho recorrerá la ciudad de Madrid en manos de los manifestantes.

Las playas griegas

Sobre la pequeña isla griega de Santorini, dos asociaciones de defensa de los derechos de la mujer (IWOS) y de la protección del medio ambiente marino (HELPEMA) organizarán la campaña de limpieza anual de seis playas con la ayuda de 240 niños, 25 profesores y también “de otras asociaciones, comerciantes y autoridades de la isla”, precisa Anja Reuschenberg, responsable del departamento de Medio Ambiente de IWOS.

La pedagogía: la aportación francesa

El mismo día, a varios miles de kilómetros, en un pequeño pueblo del sur de Francia, Jacques Vaillant, profesor de física retirado, invitará a sus visitantes a descubrir complejos fenómenos como el efecto invernadero, el círculo de carbono, el efecto térmico y fotovoltaico, la biomasa así como la arquitectura bioclimática, a través de la realización de experimentos físicos. Él ha instalado en los alrededores de su casa un verdadero “centro pedagógico de energías renovables” equipado de un pequeño laboratorio bautizado Coricancha, en referencia al Templo del Sol de Cuzco en Perú. Esta iniciativa ha permitido también la creación de una “red de desarrollo sostenible” en la región: Vaillant aconseja durante todo el año a los agricultores, sobre el campo de las culturas energéticas, y a los actores públicos y privados sobre cuestiones de urbanismo y arquitectura.

Ideas para el futuro

El concepto de “transporte sostenible” ya es famoso hoy en día pero ¿y el de “cocina sostenible”? La asociación Passerelle Eco de Montpellier (Francia) organizará el 22 abril un taller de construcción de cocinas solares en el marco de la operación Cocineros Solares al Balcón. Los participantes descubrirán cómo cocinar de manera ecológica, con una simple placa de conglomerado de madera como medio, una chapa de acero inoxidable, una decena de clavos, y de una caja de cristal.

Translated from Réchauffement climatique : maintenir la pression