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Bienvenidos a la generación 'slash'

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Sociedad

En el maremágnum laboral actual, asoma la cabeza una nueva generación de jóvenes: La generación slash [/], los multitarea. Miro a mi alrededor y veo que el fenómeno crece a un ritmo vertiginoso. Tanto, que la mayor parte de mis amigos y hasta yo misma formamos parte de ese grupo. Hoy analizamos un fenómeno con mucho sentido de la orientación.

Slash. Un término que apareció por primera vez en 2007, en la obra One person, Multiple careers de Marci Alboher. Especialista en cuestiones de empleo y salidas laborales, la escritora norteamericana define a sus seguidores como aquellas personas que tienen varias gorras y otros tantos trabajos.

¿Realmente es cierto eso de que "para elegir hay que renunciar"?

En una sociedad cada vez más informatizada, en la que las tecnologías avanzan rápido, como la ciencia, con la posibilidad de desarrollar nuevas competencias, un fenómeno como éste era inevitable. Cada día surgen en Internet cientos de aplicaciones nuevas, redes sociales, plataformas de comercio electrónico, páginas y portales que demandan perfiles laborales hasta hace bien poco desconocidos, como el de community manager o el de blogger.

De todas formas, no es sólo la evolución del universo profesional lo que da origen a esta nueva actitud frente al trabajo, ni la necesidad de ganar más dinero. En realidad, el fenómeno slash tiene mucho que ver con la propia diversidad del tipo de perfil que necesita esta época, teniendo en cuenta que alguna de las categorías existentes hasta hace poco se quedaba ya corta para abarcar todo lo que se pretende hoy en día. Además, en nuestra sociedad hay de todo, como en botica: Unos son insaciables, con ganas siempre de aprender más, otros tienen miedo de la rutina y el aburrimiento, y finalmente, están los que quieren ser polivantes, los chicos y chicas para todo, y los que huyen de cualquier etiqueta que les identifique "de por vida". Una bloguera, por ejemplo, para quien la moda es su máxima pasión, puede convertirse en una auténtica mujer de negocios si consigue rentabilizar su blog. 

Ahora bien, esta nueva categoría profesional tiene unos límites digamos "generacionales", y es que, según lo publicado al respecto, estaría integrada por jóvenes de entre 25 y 35 años, con buen nivel formativo y que ellos mismos se califican de hiperactivos y pasionales. Según los testimonios que yo misma he podido recoger, le dan más valor a su propio bienestar y desarrollo personal que a un sueldo tentador, son competentes en distintos campos y en definitiva, son de los que piensan que siempre hay que decir que sí, que pueden con ello, antes que negarse, porque decir que no a algo es desperdiciar una oportunidad. Me acuerdo que una de mis profesoras decía siempre: "Para elegir hay que renunciar". Odio esa frase, siempre la he odiado, sobre todo cuando me he visto ante una situación en la que tenía que elegir entre varias opciones importantes. Según algunos sociólogos, como Frank Furedi, este comportamiento obedecería al deseo de retrasar el paso a la edad adulta. ¿Significa ello que estamos ante toda una generación afectada por el síndrome de Peter Pan?

"Me encantaría ser becaria toda la vida"

Me encuentro en este momento vital en el que uno se cuestiona todo después de haber acabado la carrera y le gustan tantas cosas que le encantaría poder abarcalo todo. Acabo de terminar mis estudios de traducción y gestión de proyectos hace unos meses, lo que significa que teóricamente debería dedicarme a la traducción o a gestionar proyectos. Sí, pero no, porque también he descubierto que me encanta escribir y, por eso, mi primer trabajo fue el de redactora web en Amsterdam, con lo que también me va esto de la comunicación audiovisual. Además, y casi sin pensarlo, empecé con un blog y tuve que hacer varios cursos online de lenguaje HTML, así que a lo mejor en unos meses puedo incluir un nuevo slash en mi currículum para volver aun más loco a mi orientador laboral.

Como yo, Clémentine tiene un master en traducción y trabaja como redactora web en una compañía internacional. Ese es su empleo principal, porque también trabaja como traductora freelance y tiene otra pasión: La ilustración. Por eso su currículum es puro slash: Redactora web/Ilustradora/Traductora. Desbordada en ocasiones con tanta vida social y con sus tres trabajos, Clémentine no tiene ni dea de dónde acabará, pero lo que tiene claro es que nunca antes se había sentido tan satisfecha: "Me encantaría poder seguir haciendo prácticas todas mi vida. Imagínatelo: trabajar en distintas empresas, en varios países, aprendiendo tantísimas cosas con esa experiencia".

Diseñador de páginas web por el día y profesor de baile por la noche. Son las nueve de la mañana y Oppie se pone su primera gorra del día y llega a la empresa en la que trabaja. Es un tío creativo, con mucho arte e intelectual, y por eso tiene la suerte de trabajar en algo que le gusta de verdad y con muchas posibilidades de prosperar y aprender. A las seis de la tarde se cambia de gorra y va al estudio de baile, donde le esperan sus alumnos. Algunos de ellos están con él desde los diez años y ahora ya son jóvenes. Sobre las diez de la noche, o sea, a las once, Oppie llega agotado a su casa. Podría parar... "pero las satisfacciones que me da el baile, y la passión y las ganas de aprender de mis alumnos, me dan la vida. Además, todavía no estoy cansado. En resumen, que trabajo mucho, que me encanta lo que hago y que seguiré haciéndolo hasta que mis piernas me lo permitan".

Si tratar de retrasar el paso a la edad adulta significa vivir plenamente una vida llena de experiencias y pasión, estoy segura de que muchos de esos jóvenes slash estarán dispuestos a aceptarse como Peter Panes... Al menos mientras sus gorras les sigan valiendo.

Translated from Génération slasheurs : la mode à tout faire