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Andrew Bird: Silbando desde Chicago

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BrunchSociedad

Andrew Bird vive en una granja de Illinois y, desde allí, imagina sus melodías con violines, guitarras, voz y silbidos que le convierten en uno de los mejores exponentes de la renovación del folk. Su último disco, Noble Beast (Fat Possum-Bella Union), ha logrado por fin un público más amplio en el mercado de su país y recoge los elogios en Europa, donde vuelve de gira hasta el 24 de noviembre

"En este lugar hay fortificaciones alrededor, pero se parece mucho a los parajes de mi granja. Yo también tengo cerca el agua. Estoy junto al río Misisipi", nos explicaba el pasado verano un distendido Andrew Bird en La Route du Rock de Saint Malo, festival en la costa bretona que se celebra en un antiguo fuerte. El multinstrumentista de 36 años ha conseguido, tras una carrera de más de diez años, una mezcla única de clasicismo y vanguardia que le catapulta más allá del indie-folk, en un terreno solo reservado a los alquimistas.

¿Es en este tipo de festivales que te sientes a gusto?

Me gusta Grizzly Bear y otros músicos como Dominique A y Bill Callahan. Y ayer fue muy agradable tocar en el Haldern Pop Festival, cerca de Düsseldorf, donde también estaban Grizzly Bear y Bon Iver. Son amigos míos. Pero es verdad que no escucho mucho indie-rock. Tengo la sensación de que no tengo mucho que aprender de ellos. Prefiero escuchar vieja música, anterior a la Segunda Guerra Mundial. Me identifico mejor con lo que está fuera de la industria discográfica. No todo está corrompido en la industria discográfica, pero ya me entiendes…

Pero, ahora, tampoco rehúyes la participación en programas de televisión populares...

No hay nada fijo en mi negocio. Hace demasiado tiempo que hago música por mí mismo para entrar en un molde. Si tuviese 22 años y un gran hit, entonces debería seguir en la misma línea para hacer feliz a la gente. La industria ya no prefabrica grupos de pop y en estos momentos se acerca a músicos capaces de responder y capaces de cantar.

¿Eres famoso en Chicago?

No siempre me reconocen en América. Depende. Es posible vivir en Chicago y pasearse todo el día sin que nadie se me acerque. Eso no quiere decir que no me reconozcan, pero no se me acercan.

Los artistas acostumbran a decir que su último álbum es el mejor. ¿Es así para Noble beast después de Armchair Apocrypha (2007)?

Mi próximo álbum será el mejor (y sonríe). Para mí, lo excitante es pensar que todavía no he hecho mi mejor álbum. Estaba muy contento con Wheather systems (2003) o Mysterious Production of Eggs (2005), pero no me gusta pensar en el mejor álbum, sino dejarlo abierto para el siguiente. Tengo la sensación de que no canto tan bien en los discos como en los festivales.

©Cameron Wittig/ andrewbird.net/

¿Estás renovando el folk como otros músicos de tu generación?

Puedo estar integrado en la música folk, pero realmente no pienso que lo que haga ahora sea folk. Para mí, todo es folk, incluido el hip hop. Se trata de los sonidos que hacen los humanos. Pero para que sea folk debe estar envuelto en la tradición oral, que pase de una persona a otra. Algo en evolución, una tradición viva. En realidad, la música folk pura no implicaría las grabaciones…

¿Cómo te sientes más cómodo, en solitario o en las colaboraciones?

"No es algo normal para mí colaborar con otros músicos. Lo considero como una conexión social y estoy volviendo a ello. En grupo, depende de cómo toque el guitarrista y que sea algo bueno para la canción. Pero mi música más interesante creo que la he hecho solo, aunque me gusta la camaradería".

¿Es muy diferente actuar en Europa que en América?

"El público en España y Portugal es genuinamente hospitalario. Pero, otras veces, es una hospitalidad falsa"

Hmmm... en Europa no se cumplen las expectativas. Perdemos mucho dinero. A veces, es fantástico. El público en España y Portugal es genuinamente hospitalario. Pero, otras veces, es una hospitalidad falsa. Estás continuamente moviéndote y especulando sobre lo que deberás pedir y los que recibirás. Tienes la sensación de que la gente se ocupa de ti como si fueras un turista. En América, te lo tienes que arreglar todo tú solo. Es muy transparente y es como quiero que sea. Pero, cuando vas de país en país, no sabes que es lo que te vas a encontrar. Hay muchos malentendidos.

¿Cuál es tu mejor recuerdo?

Creo que el mejor lugar donde he actuado ha sido en Alemania. En mayo, tocamos en un pequeño local de rock, humeante y sucio. Veníamos de salas tipo music-hall y nos encontramos en un sitio con una capacidad para cincuenta personas, en Colonia. Todo el mundo estaba apelotonado y sudando. Y nosotros pegados unos contra otros. Fue un momento grande. Durante años, he tocado en locales de rock en América. Y había perdido esa sensación de cercanía.

Ve a Andrew Bird en sus últimas fechas en Europa, en España: 21 de noviembre Joy Eslava Madrid, 23 de noviembre Palau de la Musica Valencia, 24 de noviembre Sala Apolo Barcelona