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Agnès Limbos:  teatro de objetos 

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Raquel Sevilla

Agnès Limbos, figura emblemática del teatro de objetos, ha concedido una entrevista a Cafébabel con motivo de la representación de su obra «Conversation avec un jeune homme» en el Théâtre des Martyrs, en Bruselas.

Desde los primeros instantes, «Conversation avec un jeune homme» nos envuelve en una atmósfera romántica, casi amenazante y que roza lo fantástico. Escrita e interpretada por Agnès Limbos, la obra pone en escena a dos personajes: Agnès Limbos y un «joven» interpretado alternativamente por Taylor Lecocq y Samy Caffonette. 

Entrevista

Cafébabel: Agnès Limbos, usted, que es actriz, directora teatral y una figura esencial del teatro de objetos, ¿cómo definiría este para los no iniciados?

Agnès Limbos: El teatro de objetos trabaja con objetos, pero no a la manera del teatro de marionetas. El objeto se convierte en fuente de inspiración, el objeto se desplaza más que es manipulado. Tras él no hay un marionetista, sino un actor que le insufla energía.

Cafébabel: ¿Cuál es la función principal del objeto en este tipo de teatro?  

Agnès Limbos: El objeto puede tener un valor metafórico, simbólico o incluso evocador. El objetivo es exponer el objeto y que trabaje el imaginario del espectador. Son objetos simples, fácilmente reconocibles y sin equívoco.   

Cafébabel: Usted ha escrito asimismo la obra. El objeto, ¿precede a la historia o se le añade después de escrita?

Agnès Limbos: Es primero el objeto. Son encuentros con el objeto.

CafébabelLeí en una de sus entrevistas que es el objeto el que la elige a usted y no al revés.

Agnès Limbos: Así es (sonríe). Tengo muchos objetos en casa, soy una gran «recolectora». Coloco en una estantería los objetos un poco obsesivos, y cuando son completamente obsesivos me pongo a trabajar.

Cafébabel: «Conversation avec un jeune homme» se presenta en forma de cuento. Oímos a un lobo al que incluso creemos llegar a ver algunas veces. ¿Qué representa? ¿El tiempo que pasa? ¿Lo trágico de la vida?

Agnès Limbos: Todo ello a la vez. Durante una representación en Francia, me dijo una madre acompañada por su hijo: «Al final, el lobo son todos nuestros miedos.» Pero también la angustia de la vejez, del peligro que ronda. Ese lobo cuya presencia se nos recuerda constantemente, «que viene el lobo, que viene el lobo», desde nuestra niñez.

Cafébabel: Su obra cuenta también el encuentro entre la juventud despreocupada del joven bailarín y la gravedad de la vida.

 Agnès Limbos: Sí, lo que he buscado ha sido el contraste, pero también quería construir un puente entre los dos. Al principio quería trabajar sobre la vejez, sobre las ideas que se vuelven rígidas con la edad; también con el lado barroco de la vejez. Mi hijo (Samy Caffonette, N. de la R.), que estudiaba en la École Royale de Ballet de Anvers, me dijo: «necesitas un cuerpo joven para expresar todo eso.» Y así comenzó la creación de esta obra. Es también un llamamiento de la juventud. Y además, para mostrar la vejez, el contraste entre los dos actores tenía que ser evidente.

Cafébabel: Una última pregunta, Agnès Limbos: en nuestras sociedades expuestas a una realidad a menudo inquietante, ¿cuál es, para usted, el papel del artista? ¿Debe reconfortarnos o recordarnos la fragilidad de nuestra existencia?

Agnès Limbos: El papel del artista es fundamental, ya que puede ser revelador de algunos aspectos de nuestras sociedades. Nuestro papel, como artistas, es hablar de cosas graves, pero con cierta ligereza. Una sociedad sin arte es una sociedad que muere. Es más, el arte puede desempeñar un papel central en una vida. Suelo citar como ejemplo a una señora que, en el campo de concentración, hacía pequeñas marionetas con miga de pan. Todos los días, cuando las demás mujeres del barracón volvían del trabajo, les contaba pequeñas historias. Por la noche, se reunían todas para escuchar sus historias. En medio del horror, aquello las ayudó a mantenerse vivas.

Translated from Agnès Limbos:  " Parler de choses graves avec légereté "