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abstractos inspirados en el picante

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Hola que tal antes que nada decriles que yo de vez en cuando pinto, no soy un pintor  académico ni mucho menos dibujante profesional, muchas veces digo: "Ésta será la última  vez que pinto". Pero de vez en cuando solo voy, compro un lienzo de 60 x 70  y comienza todo de nuevo. 

vi­si­tas ines­pe­ra­das

En mi mundo de per­so­na­jes su­rrea­lis­tas, de poe­tas pi­ra­tas, pin­to­res no co­no­ci­dos, es­cri­to­res sin pu­bli­ca­cio­nes, o sim­ples char­la­ta­nes de barra de bar, (yo en entre uno de ellos). Re­ci­bí, la grata vi­si­ta de un amigo, el vive en Nueva York, y bueno de­ci­dió pa­sar­se por aquí, el es de vida mo­des­ta, so­bre­vi­vien­te, vende un cua­dro come  poco, toma mucho vino tinto y des­pués ahí te vez no se sabe, en ade­lan­te que es lo que va a pasar. Él me contó que vivir así es muy in­ten­so e in­tere­san­te, y yo le digo que eso es te­rro­rí­fi­co y an­gus­tian­te, luego ríe, me dice; que yo como siem­pre pi­can­te, (justo co­me­mos una caja de fi­deos chi­nos pi­can­to­sos 2,50 Eur. en el ba­rrio de Kotti)  veo la vida trá­gi­ca. Yo re­fu­to. Le digo que el pi­can­te es si­nó­ni­mo de ale­gría, de estar vivo, des­pier­to, sa­bro­si­to, sa­bro­són pues Dar­ling- conl­cu­yo. Pero él des­pués me hizo pen­sar que yo era tal­véz de­ma­sia­do si­ba­ri­ta que me gusta estar siem­pre pi­can­ti­to y por ende sa­bro­si­to. Des­pués de unos mi­nu­tos  le en­tra­mos a  una sal­va­je dis­cu­sión acer­ca de los paí­ses donde sabe el mejor el picante...​de  India, Ma­rrue­cos, Mé­xi­co, USA,Japón, Bo­li­via etc. o por úl­ti­mo en Ber­lín. Tanto el es­ti­lo de sal­sas pi­can­tes como sus fru­tos como el ají, el chili,  las guin­di­llas y mu­chas más que se­gu­ro des­cno­no­ce­mos.

En esa ter­tu­lia sin prin­ci­pio ni fin, no cae en ar­gu­men­to al­guno,  me dice que po­dría­mos efec­ti­vi­zar esa idea en un su­por­te ar­tís­ti­co, bueno en­ton­ces voy a pin­tar cuan­do sien­to pi­can­te en las ve­nas- le digo  a lo cual él me dijo que sí que eso era una buena idea. "Lo nues­tro es hacer que la vida sea una cons­tan­te obra de arte den­tro de lo que uno pueda hacer y toda la pa­sión que pueda dar", - me dice. Paul fuma una can­ti­dad exa­ge­ra­da de­men­cial de ci­ga­rri­llos, es más fumas mien­tras come, en­ton­ces le dije ¿Paul no sería mejor que fu­ma­ras des­pués? . y él con una son­ri­sa rota re­pli­ca; es que ya casi ter­mino la caja de fi­deos...

Es así que cuan­do veo a Paul des­en­ca­de­na una quí­mi­ca ar­tís­ti­ca en el ham­bien­te. Es­pe­cial­men­te cuan­do veo sus cua­dros con abs­trac­tos fluo­res­cen­tes, se no nota ese poder ka­mi­ka­ze letal que lleva den­tro, de una vida exal­ta­da en emo­cio­nes, con­tras­tes y pa­sio­nes cons­tan­tes.  

el día a día de un ar­tis­ta

Des­pués vamos a tomar un café al Ba­teau Ivre él pide una copa de vino,yo un café con leche. Mien­tras sien­to ese su tempo tenso,  ale­gre - afir­ma que las musas están ha­cien­do un buen tra­ba­jo con él y que la sal­va­je ciu­dad de Nueva York;  por­fín le está otor­gan­do cier­to es­pa­cio para su arte. Pero en fín, me dice que en ge­ne­ral todos los lu­ga­res que el pisó en la tie­rra son sal­va­jes. Des­pués ca­lla­mos un rato, en­ton­ces irrum­pe el si­len­cio, acla­ran­do­me que en Nueva York, se está vol­vien­do a la bohe­mia, pa­ri­si­na de los 20. "La cosa esta micro Da­niel, aun­que no me creas, se ven­den cua­dros más caros por voz, que por in­ter­net, el fa­ce­book, pasó a la prehis­to­ria". La vida está en la calle loco.​La calle la madre de lo bueno y lo malo de este mundo. Bueno eso es ver­dad, Paul no tiene Fa­ce­book, no tiene móvil, y mucho menos cuen­ta con una tar­je­ta sa­ni­ta­ria, solo tiene un co­rreo elec­tró­ni­co que rara vez sino de mi­la­gro lee y siem­pre para en la calle, de cual­quier ciu­dad del mundo en la que esté. 

Paul y¿ óomo es tu vida allá, cómo es tu día a día? -uuuu ya em­pe­za­mos me dice Paul con cara de que no quie­re res­pon­der-, pasa una leve pausa y luego con­ti­nua. No te mien­to yo al menos estoy todo el día en la calle, ha­blan­do con ami­gos, o gente que no co­noz­co y luego voy a mi casa, ta­ller, donde re­cién pinto todo lo que viví ese día. En reali­dad tra­ba­jo mu­chas horas se­gui­das pero de ma­ne­ra in­ten­sa, mu­chas veces sólo a veces con al­guien de­pen­de como se da la si­tua­ción. 

el arte cap­tu­ra a veces mo­men­tos del pa­sa­do pero que vuel­ven de ma­ne­ra dis­tin­ta al ser evo­ca­dos...

¿ Y con quié­nes char­las, los eli­ges o sim­ple­men­te pasa al azar? - Pre­gun­to Eso es tra­ba­jo ex­clu­si­vo de las musas, que vue­lan a mi al­re­de­dor -con­tes­ta. Luego Paul sigue - "Pero char­lo mucho con­mi­go mismo, somos un poco como ese libro de Bo­la­ño; los de­tec­ti­ves sal­va­jes, ya lo di­ji­mos hace rato, vivir en obra de arte cien al cien, como buen ejem­plo de per­for­man­ce cons­tan­te. Sin lle­gar a lo úl­ti­mo como Dash snow, que no es mi es­ti­lo, pero por lo menos crear vidas ar­tís­ti­cas al­ter­na­ti­vas. La fuen­te de ins­pi­ra­ción, como todos, son los mo­men­tos que vivo, el arte para mí es como una con­se­cuen­cia de lo que uno vive, evoca ese pa­sa­do, que mu­chas veces vol­ve­rá pero de dis­tin­ta ma­ne­ra, en es­pes­cial des­pués de ter­mi­nar una obra y ahí están la magia y el éx­ta­sis ".       

¿ Qué pien­sas de la tec­no­lo­gía? - "Que mata to­tal­men­te la ins­pi­ra­ción,- me res­pon­de Paul enoja­do- cues­ta crear am­bien­tes, para que con el so­ni­do ri­dícu­lo del men­sa­je o lla­ma­da de un IPod o lo que fuese, cague el mejor mo­men­to de tu vida".    

Des­pués de ésta ter­tu­lia ins­pi­ra­do­ra con Paul, em­pe­cé a pin­tar una serie de cua­dros abs­trac­tos ins­pi­ra­dos en el pi­can­te, en el wa­sa­bi ese pi­can­ti­to asiá­ti­co, que sube como mar de la boca a la ca­be­za,  un poco en agra­de­ci­mien­to, a esas musas, que de en cuan­do en cuan­do no estan tan ta­ca­ñas con uno, y de cuan­do en cuan­do re­ga­lan una po­qui­ta de su mag­ná­ni­ma ins­pi­ra­ción.