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A pie de Canterbury a Roma: El viaje medieval de Enrico Brizzi

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Carla Manzanas

Cultura

1.600 kilómetros, 33 ciudades, 72 días de camino... Siguiendo las huellas que dejó el arzobispo de Canterbury en el año 990, presentamos el extraordinario recorrido contado en I Diari della via Francigena (Ediciclo Editore) junto a uno de sus autores: Enrico Brizzi.

Conocido por su primera novela (Jack Frusciante ha dejado el grupo,que en 1994 lo llevó a la cabeza en las listas de ventas), y diez años y diversos proyectos después, Brizzi se define como un apasionado narrador de “caminos”. Ha documentado un viaje a pie desde Argentario a Conero, el camino de la vía Francígena y (en ocasión de los 150 años de la reunificación italiana) el reciente viaje a pie desde el Alto Adige hasta Sicilia para descubrir quiénes son los italianos que forman parte del proyecto “Italica 150”.

cafebabel.com: Tu viaje por la vía Francígena se lleva a cabo en el verano de 2006. ¿Qué te empujó a hacerlo y cuánto duró la preparación del recorrido?

Enrico Brizzi: El principal empujón fue la curiosidad por un recorrido milenario; la idea de completarlo etapa por etapa así como los pasos de los caminantes y peregrinos, y de poder hacerlo a su misma velocidad, me fascinó lo suficiente. Seis meses de documentación de libros, web y encuentros han sido el viático para salir desde Canterbury.

cafebabel.com: ¿Cuál fue la cosa más inesperada que te pasó? ¿Y el encuentro que recuerdas con más afecto?

Enrico Brizzi: Respondo a las dos preguntas y mato dos pájaros de un tiro: el encuentro, en la abadía suiza de San Mauricio, fue con el peregrino tatuado Bern, un señor suizo decidido a llegar a pie hasta la tumba de su santo protector. Estaba convencido de que mis compañeros de viaje y yo habíamos sido mandados desde el cielo para ayudarlo a atravesar los Alpes, y por lo tanto se comportó de manera consecuente, tal como se lee en la novela El peregrino de los brazos de tinta (Mondadori, 2007).

cafebabel.com: ¿Cuál es la moraleja de esta experiencia?

Enrico Brizzi: La convicción propia de los hombres medievales: quien llega hasta el final de un viaje semejante no será nunca más el mismo hombre.

cafebabel.com: El equipaje de un peregrino es variable: cambia día a día según las necesidades, según el clima o el dolor de espalda. ¿De qué cosa te deshiciste, por ser prescindible, y qué cosa no tenías y tuviste que conseguir por indispensable?

Enrico Brizzi: Fueron maravillosos los amigos que llegaron para recorrer alguna etapa conmigo: les pedí botas de montaña y equipo para la nieve antes de cruzar los Alpes, que reenvié más tarde a mi casa en Aosta. Pasados los Apeninos, otras cosas que pesaban también fueron mandadas a casa.

cafebabel.com: ¿Qué cambios has notado al terminar esta experiencia?

Enrico Brizzi: Una barba muy larga, una tez bronceada y la conciencia que a pie se puede llegar casi a todos lados. Añadiría también un mejor conocimiento de las reglas del mundo y de sus estaciones.

cafebabel.com: Has recorrido el eje viario de la Europa medieval, caminando sobre las hormas de caminantes y peregrinos: ¿Qué herencia nos ha dejado la Europa de hace mil años? ¿Has encontrado raíces comunes?

Enrico Brizzi: En la Franca Contea, por ejemplo, un agricultor me para y me dice: "Chicos, ¿a dónde vais?". "A Roma". "¡Júpiter!", exclama. "Entonces es verdad lo que se dice por aquí". "¿Qué se dice?". "Es un dicho de aquí", afirma encogiendo los hombros. Y entonces nos deja atónitos: "Todos los caminos, decimos, llevan a Roma".

¿Qué te llevas a casa? Barba larga, piel bronceada y el convencimiento de que, a pie, se puede llegar a casi cualquier partecafebabel.com: ¿Qué sentido tiene caminar en el siglo XXI, en un contexto en el que muchos cogen el coche solo para recorrer una manzana, en el que los vuelos low cost nos han acostumbrado a un turismo fugaz con la duración de un fin de semana?

Enrico Brizzi: La gente se lamenta siempre de no tener tiempo, pero en realidad es una cuestión de ignorancia; un fin de semana puede estar destinado a recorrer un tramo de la Via Alpina o del anillo del Monte Amiata. Y un día cualquiera de trabajo puedes caminar 10 kilómetros sin cansancio. No es un tema de ser atlético o saludable, basta con sentir la llamada de la tierra.

cafebabel.com: Las modalidades de tu recorrido por la Francígena han combinado tramos a pie y un tramo en bicicleta. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de uno y del otro?

Enrico Brizzi: En bicicleta estás siempre pegado a un vehículo. Puedes hacer más de cien kilómetros al día (aunque por muy fresco que estés, normalmente bastan la mitad para sentir las pantorrillas como el plomo) pero un pinchazo o algún imprevisto con la guantera pueden dejarte tirado, y con una bici inútil. A pie, en cambio, estás desnudo, no tienes literalmente nada que perder.

cafebabel.com: Además de tu libro, ¿qué otras guías aconsejas como documentación a quien quiera iniciar este camino?

Enrico Brizzi: Sin duda la detallada guía (editada sólo en Italia) de Monica d’Atti y Franco Cinti para Terredimezzo.

cafebabel.com: ¿Qué sugerencias darías a todos aquellos que quieran repetir tu hazaña, etapa por etapa?

Enrico Brizzi: Llevaros dos pares de buenas botas, unas de suela blanda para el asfalto y otras de trekking, para los senderos. Pero, sobre todo, id con alguien en quien tengáis confianza plena. Como en barco, también a pie, la convivencia es un aspecto crucial: como se comparten comidas, cansancios y habitaciones, es mejor que los maniáticos y los histéricos se queden en casa.

Fotos: ©Enrico Brizzi

Translated from A piedi da Canterbury a Roma: Enrico Brizzi si racconta