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¿A dónde han ido los doctores? Una autopista médica cruza Europa

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Carla Manzanas

La movilidad dentro de la Unión Europea también concierne a la esfera médica, cuya libertad trae tantos problemas como ventajas. Entre médicos que emigran por un buen salario y estudiantes que huyen de exámenes imposibles, Célia Laherre nos explica los puntos débiles de una medicina sin fronteras.

Durante el 17 y 18 de mayo de 2011 se celebrará una cumbre centro-europea de turismo médico (Central and Eastern Europe Medical Tourism and Healthcare Summit) en Zagreb, Croacia. Países como Rumanía, Serbia, Bulgaria, Hungría, República Checa y Polonia atraerán la atención de las agencias, asociaciones, hospitales y consultores de turismo médico de todo el mundo. Muchos se preguntan hasta qué punto se puede criticar a la UE por los fracasos en nuestro sistema médico; los flujos migratorios han crecido sustancialmente los últimos diez años y se han acelerado desde el 1 de enero de 2007, fecha de anexión de Rumanía y Bulgaria. La libertad de movimiento, la creación de compañías aéreas low cost y finalmente la unificación y reconocimiento de los estudios médicos entre los Estados miembros ha permitido una “autopista europea de médicos” entre el este y el oeste. Los profesionales se van a ejercer al extranjero y los estudiantes también continúan sus prácticas fuera; mientras, los pacientes se acostumbran a un turismo médico.

El Reino Unido, Irlanda, Dinamarca, Noruega, Suecia y Países Bajos, Austria, Francia y Alemania reclutan a doctores del este de Europa para cubrir las vacantes de medicina general en las poco atractivas zonas rurales. Estos países garantizan a estos doctores adoptados un salario alto y la posibilidad de mejores condiciones de trabajo. Mientras que los doctores se van al oeste, los estudiantes emigran al este. Y los pacientes del oeste siguen la tendencia migratoria. Cansados de esperar durante semanas para una visita e incapaces de pagar los altos precios de las operaciones médicas (sobre todo ortodoncias y honorarios de oculistas), no dudan en coger un avión hacia consultas privadas de Rumanía, Hungría, Polonia y la República Checa.

Francia y Rumanía, víctimas del éxodo

En Francia, aproximadamente el 12% de los doctores extranjeros son rumanos. Desde el 1 de enero de 2007, cuando Rumania entró en la Unión Europea, el número de doctores rumanos miembros de la Asociación de Médicos Franceses ha aumentado de 174 hasta casi 1.000. A través de ferias o agencias, los municipios rurales de Francia no tienen problema alguno en recibir especialistas y médicos generales seducidos por la promesa salarial: 10 o 15 veces más alta que los salarios en Rumanía, por no mencionar las ventajas de las cuales gozan (vivienda, plaza en la guardería, una consulta, ayuda con el traslado, etc.)

La sanidad pública de Rumanía está sufriendo profundamente por este éxodo. La falta de financiación deja las instituciones estatales con una insuficiencia de recursos técnicos y sin medicamentos; los hospitales se quedan sin doctores, y el Gobierno invierte en clínicas privadas para extranjeros, agravando así la actual situación de alarma. El pasado mes de octubre, el principal hospital de Brasov cerró temporalmente el área de emergencias y accidentes por la falta de medicinas; mientras, el hospital de la región de Mehedinti, en Drobeta Turnu Severin, anunció retrasos de 1,35 millones de lei (unos 300.000 euros) en el pago de salarios.

Pero, irónicamente, muchos estudiantes franceses se van de su país para continuar sus estudios prácticos en Rumanía por el implacable proceso de selección galo (el 85% de los estudiantes de medicina suspenden al finalizar el primer año); se pasan a instituciones como la Universidad de Cluj, que ya tiene un departamento francófono. Al contrario que las facultades francesas, en la Universidad de Cluj hay que pagar matrícula (5.000 euros por año). A día de hoy ya cuenta con más de 260 estudiantes franceses. Si estos deciden dejar París por Budapest, no es porque el programa médico sea más completo en Hungría, si no porque acabar los estudios de medicina en Francia conlleva mucho más esfuerzo.

Soluciones a largo plazo

La “autopista médica” prevé soluciones inmediatas en casos de emergencia, pero no resuelve el verdadero problema. Es como una venda que cubre pero no cura las heridas más profundas, las cuales, sin un tratamiento adecuado, continuarán empeorando. La responsabilidad de reformar el sistema sanitario recae en cada uno de los Estados miembros. Los países más occidentales, como Alemania, Inglaterra y Francia animan a sus estudiantes a permanecer. En Francia, la reforma para los estudios médicos de 2009 aspira a aumentar los numerus clausus en las regiones con déficit de doctores. Las iniciativas locales, como “Maisons de Santé” (centros de salud multidisciplinarios), pretenden atraer a los jóvenes doctores. Hasta el momento, la mayoría de las iniciativas tienen poco revuelo en el abrumado mundo médico. Los gobiernos del este también intentan mejorar sus sistemas de sanidad pública. A finales de 2009, el Gobierno rumano aprobó la asignación de 3.2 billiones de lei (7 millones de euros) para el presupuesto nacional de seguros de salud. También promete una “reforma radical de la salud y del sistema de impuestos”. Este es un proyecto ambicioso cuyos cambios serán a largo plazo. Mientras tanto, la “autopista médica” continua creciendo.

Célia Laherre  es una de las 27  finalistas de los premios europeos al periodismo de salud

(Foto: (cc) weno/ Flickr/ weno ilustracao and design)

Translated from Where did all the Romanian doctors and French med students go?